jueves, 9 de marzo de 2017

PURIM: EL LIBRO DE ESTER - EL MILAGRO INTERNO



PURIM: EL LIBRO DE ESTER - EL MILAGRO INTERNO

Al final de El Libro de Ester, el villano es sentenciado y colgado; pero ¿CUÁL ES EL VERDADERO SIGNIFICADO DE ESTA NARRACIÓN?

El Libro de Ester destaca cuatro personajes principales, que son en realidad dos: Uno es el Rey, Ajashverosh, la Reina, Ester, y los dos individuos que muestran aspavientos, Mordejái (el bueno) y Amán (el malo).

En hebreo, El Libro de Ester se llama Meguilat Ester. Meguilat viene de la palabra Gilui (descubrimiento), y Ester viene de la palabra Hester (encubrimiento). En otras palabras, El Libro de Ester es sobre descubrir lo que está oculto.

Primeramente, debemos recordar que la sabiduría de la Cabalá explica que en la realidad absoluta hay únicamente el Creador y la Creación que le percibe. El Tanaj y otros textos hebreos antiguos, son en realidad escritos en diferentes “lenguajes” que explican los mismos conceptos espirituales que la sabiduría de la Cabalá.

En El Libro de Ester, el Rey es el Creador, evidentemente, pero ninguno de los otros protagonistas es una entidad separada; de hecho, cada personaje es un aspecto de la única creación del Creador.

Este es un concepto clave a recordar porque cambia totalmente de un cuento moralista acerca de cómo lo bueno eventualmente derrota a lo malo, a una alegoría acerca de nuestra relación personal con el Creador. De acuerdo a la Cabalá, Ester, Amán, y Mordejai están dentro de nosotros, y el Creador es el atributo de benevolencia que necesitamos adquirir si queremos unirnos con Él y ser felices.

La historia comienza con el establecimiento del personaje del hombre bueno, Mordejái. Éste descubre que dos de los sirvientes del rey están planeando asesinarle, y le alerta del peligro. Pero la reacción del rey es muy diferente de lo que esperaba, ya que lo que hace es ¡promover a Amán en lugar de Mordejái! En nuestra historia, Ester representa el alma colectiva, el total de la Creación. Los dos rivales, Amán y Mordejái, representan las dos inclinaciones del alma: El Yetzer hará, La mala, el egoísmo (Amán), y el Yetzer hatóv, la buena, el altruismo (Mordejái).

Estos roles son la razón por la que el rey asciende a Amán, en lugar de Mordejái: Para escoger el altruismo y entonces unirnos con el Creador, uno debe primero darse cuenta de la trampa que significa para nosotros el egoísmo. Estamos hechos del deseo de recibir placer. Para hacer un cambio hacia el altruismo es imprescindible percatarnos de que el egoísmo es malo para nosotros, y consecuentemente, querer cambiarlo.

¿Cómo ocurre esto? Poniendo a Amán (egoísmo) una trampa que no pueda resistir, exponiendo su verdadera naturaleza.

Por esta razón, y hasta sus últimas consecuencias, le es dado a Amán más y más poder hasta que no puede resistir la tentación, cuando se le pregunta, “¿Qué debe ser otorgado a un hombre a quien el rey quiere honrar?” y pica el anzuelo.

“Si hay alguien a quien el rey quiera honrar, que traigan una vestidura real usada por el rey y un caballo que él ha montado, y que pongan en la cabeza de la cabalgadura una corona real.

“Luego entregarán la vestidura y el caballo a un alto dignatario de la nobleza real, vestirán al hombre a quien el rey quiere honrar y lo pasearán a caballo por la calle principal de la ciudad, proclamando delante de él: ‘Así es tratado el hombre a quien el rey quiere honrar‘”.

En el corazón de El Libro de Ester yace el principio más profundo de cómo adquirir espiritualidad: Para descubrir al Creador, prepárate para descubrirte primero a ti mismo, ya que la Creación, de la que todos somos parte, está hecha de una sola cosa: El deseo de recibir placer, y el Creador está hecho de una sola cosa: El deseo de dar; exactamente lo opuesto a la Creación.

Si piensas que el Creador y la Creación son como dos personas, es como si una odiase lo que la otra ama. No pueden comunicarse. Si queremos comunicarnos, tenemos que ser como el Creador, al menos hasta cierto punto. Cuanto más somos como Él, mayor y mejor será nuestra comunicación.

La historia de El Libro de Ester comprende completamente el camino del progreso espiritual que todos debemos recorrer. La belleza de la historia es que no tenemos que entenderla a la primera, sino que se va inculcando en la medida que vamos reconociendo su profundo significado.

Esas pocas páginas del Tanaj pueden ser leídas una y otra vez, revelando nuevos secretos cada vez. Todo lo que necesitamos asimilar es este simple principio: Para descubrir al Creador, prepárate para descubrirte a ti mismo, primero. Cada vez que queramos conocer más al Creador, Nos mostrará en su lugar quiénes somos. Pero no porque se esconda, sino porque tenemos que descubrir el Amán en nuestro interior antes de descubrir la grandeza de Mordejái, quien es el que realmente ama al Creador.

Trabajando de esta manera, mediante este método, garantizamos no solamente que descubriremos al Creador, sino la recompensa que Mordejái recibió también a cuenta de sus servicios: “Tomó Amán la vestidura y el caballo, vistió a Mordejái y lo paseó por la calle principal de la ciudad, proclamando delante de él: ‘Así es tratado el hombre a quien el rey quiere honrar‘”.

Y además, la recompensa final de Mordejái es el gran deseo de Amán: “Y el rey cogió su anillo, que había tomado de Amán, y se lo otorgó a Mordejái”.

Así el bueno, el malo y la bella (la reina) están dentro de nosotros. Para descubrirlos, tan solo tenemos que pedir al Creador, y recibiremos.


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