martes, 21 de marzo de 2017

PARTE DE DI-S



PARTE DE DI-S 

Debemos comprender que el lazo de amor entre el ser humano y su Creador se realiza, de hecho, mediante cuatro espíritus. La conexión entre el cielo y la tierra ocurre por medio del alma, que forma parte de Di-s. 

En primer lugar has de preparar tu cuerpo, abriendo la conexión entre las partes físicas de tu cuerpo y sus equivalentes espirituales [mediante el cumplimiento de los preceptos relacionados con cada parte del cuerpo] de modo que las partes espirituales puedan unirse y formar una sola entidad. Asimismo, tienes que estimular tu corazón para que sienta dicha, porque la Shejiná no mora donde hay tristeza. Cuando también trates de despertar en tu corazón el amor al Creador, el rúaj celestial dentro de ti se despertará, y entonces te vendrá la santa shéfa.  

El rúaj celestial que te ha impregnado y se ha mezclado con tu propio rúaj produce dos espíritus unidos. Esto es lo que sucede en el "Béseme Él" del Cantar de los Cantares, en que el rúaj de las Fuerzas Divinas de la Providencia desciende a producir el beso. En este momento has de tener la intención consciente de proyectar tu neshamá al cielo para que se una a la Luz Infinita, y entonces ambos rúaj [el tuyo más el celestial que descenderá a unírsele] estarán juntos en el cielo.

Así como el agua refleja una mirada de amor, esta cristalización de la relación de amor con el Creador produce cuatro espíritus mezclados en uno. Como lo dice Rashbí en el Zóhar Pikudé 256b:

El sexto palacio celestial [llamado el "palacio del deseo", en el mundo de Briá] es el de los besos. En este palacio, un espíritu se une al otro [mediante el yijud]: el rúaj de [maljút, las Fuerzas Femeninas de la Providencia,] unido al espíritu celestial [de las Fuerzas Masculinas de la Providencia]. Como está escrito, "¡Béseme Él con los besos de Su boca!" Todo beso es una unión de espíritus celestial y terrenal. [...] Y ésta es la explicación mística: cuando el espíritu [de las Fuerzas Masculinas de la Providencia] se une al espíritu [de maljút], entonces sucede el yijud para sellar la unión. En este momento se llena [de maljút] de añoranza y se vincula con el Altísimo.

Y si preguntas, "¿el proceso del yijud se inicia aquí abajo, producto de la intensidad del deseo de unión, o arriba en el cielo? La respuesta es que el proceso siempre comienza abajo; la estimulación de abajo [actúa como un imán en busca de las fuerzas celestiales,] así como quien mora en la oscuridad, busca instintivamente la luz. [Del mismo modo, maljút, que carece de luz propia, siempre aspira a ascender al cielo para vincularse con el Amado, quien posee la luz a la que Ella aspira.] 

La llama negra de abajo [de maljút] enciende la llama blanca de arriba [de las Fuerzas Masculinas de la Providencia] deseando ardientemente vincularse eternamente con su esplendor, [en el concepto místico del yijud]. Este es el significado oculto del versículo de Tehilim 83:2, “Di-s [Elokím] ¡no guardes más silencio!” [Así llaman los hijos de Israel a la Shejiná: Elokim. "No guardes más silencio", es decir, no ceses Tus canciones y alabanzas al Altísimo, ya que éstas le despertarán al yijud que ha de producir shéfa para Israel.]

A simple vista parecería que la enseñanza de este Zóhar contradice lo explicado acerca del Cantar de los Cantares, que mediante el beso el espíritu celestial se une al terrenal. En realidad no hay conflicto, porque aquí el rúaj terrenal parece tomar la iniciativa, y es descrito en su deseo de ser absorbido por el rúaj celestial. En consecuencia, "Béseme Él" es una expresión de deseo de fundirse al rúaj celestial.  

Sin embargo, al rúaj terrenal le es imposible vincularse con el celestial a menos que éste último descienda e ilumine a su equivalente en la Tierra. Este contacto permite al rúaj terrenal fusionarse con el celestial. Para que esto suceda, la iluminación de abajo ha de ser antecedida por el estímulo espiritual de las almas colectivas del Pueblo de Israel en la Tierra. 

Lo mismo sucede con respecto a los seres humanos: al principio deben ansiar vincularse con la luz celestial. En cuanto Di-s percibe su anhelo, dirige Su luz Divina sobre esta persona. De este modo, el néfesh del hombre también puede vincularse arriba, y los cuatro espíritus celestiales se entrelazan arriba en un doble vínculo. Asimismo, cuando el individuo despierta en su corazón el amor a su amigo, no cabe duda de que su amigo a su vez, despertará su propio amor hacia él. Y esto es lo que Rabí Yosei afirma en el Zóhar: que el rúaj terrenal puede atraer a sí el rúaj celestial.   


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