martes, 14 de marzo de 2017

TIKUN JATZOT - LA PLEGARIA DE MEDIANOCHE

TIKKÚN JATZÓT - LA PLEGARIA DE MEDIANOCHE 

Por Kabbalah y Torah 





Rabbi Eliáhu de Vidas en su Libro Reshít Jojmá - El Portal del Amor nos permite vislumbrar el dolor de la Shejiná ante Su separación, y recomienda encarecidamente al lector que alivie Su aflicción levantándose para la plegaria de medianoche.



Llamada en hebreo Tikkún Jatzót (la rectificación de medianoche), consta esencialmente de dos secciones. La primera es Tikkún Rajél, que se compone de versículos que lamentan la destrucción del Templo y la amargura del exilio. Esta parte del servicio no se lee en días festivos, como Rosh Jódesh (luna nueva), en Shabbát o en Pésaj. La segunda sección es Tikkún Leá, que consiste en versículos de añoranza por la Presencia Divina. 



El concepto judío de medianoche no indica “la hora 0”, sino la mitad exacta de la noche. Para conocer dicha mitad exacta se calcula el período de tiempo que media entre la puesta del sol y el amanecer y se lo divide en dos. Por ejemplo, si el sol se pone a las 17:00 horas y sale a las 6:00, tenemos trece horas. La mitad son seis horas y media. Por lo tanto, medianoche será a las 23:30; es decir, seis horas y media contadas a partir de la puesta del sol a las 17:00 horas. 



Es imposible pensar en la oración de medianoche careciendo de la clara imagen de Rabbí Iehudá Guetz, un importante cabalista que fue el último rabino del kotel (Muro de los Lamentos) y demás lugares santos de Israel del S. XX. Una ojeada en su oración de medianoche ayudará al lector a comprender la naturaleza de este aspecto del servicio Divino.



Aunque Rabbí Guetz no apreciaba la gran carga que constituía el trabajo administrativo y el protocolo que formaba parte de su puesto oficial, nunca pensó en dejarlo porque le permitía preservar la santidad de los lugares sagrados de Israel. Como resultado, a menudo no se acostaba antes de las 22:30 o las 23:00 horas. Sin embargo, siempre se levantaba antes de medianoche, deseoso de comenzar su servicio nocturno.



Por tanto, todas las noches del año poco antes de medianoche, Rabbí Guetz dejaba su hogar en la ciudad vieja de Jerusalén y se dirigía al Muro. Iba a un espacio en la parte más recóndita de la sección interior del Muro, que según la tradición está emplazado frente al Kódesh HakKodashím (el “sancta sanctorum”), y se sumía en las lamentaciones de su plegaria.



Rabbí Guetz enseñaba que aunque es más fácil permanecer despierto, es muy importante acostarse y luego levantarse antes de medianoche. Tiene que crearse lo que los cabalistas llaman Dormitá, un sueño espiritual en que el mojín (la conciencia) está en estado inactivo y luego se despierta. Es imposible sentir la renovación del alma sin haber dormido. Cuando un judío está dormido y luego despierta, como su alma está vinculada a las almas colectivas del pueblo de Israel, su despertar físico para la oración de medianoche causa el estímulo espiritual de Israel. Es sólo cuando está en el estado de dormitá que el alma colectiva de Israel puede despertarse, e instintivamente buscar el vínculo perdido con el Templo.



Rabbí Guetz sabía que todo su servicio Divino del día siguiente (tanto el suyo propio como el del pueblo de Israel en su conjunto) dependía de su despertar antes de medianoche. Sentía profunda empatía con el pueblo de Israel, y sabía hasta qué punto su oración de medianoche les infundiría fortaleza espiritual. Por lo tanto, era por su gran sentido de responsabilidad hacia Israel que con tanta puntualidad saltaba de la cama a la hora apropiada, por cansado que estuviese.



Cuando se acostaba por la noche, solía tener la mente llena de las historia del día acerca del sufrimiento de la gente debido a las matanzas de los terroristas que sucedieron durante gran parte de los años de su vida. Cada tragedia individual le motivaba dirigirse al Muro y volcar su alma angustiosamente. En el servicio adicional de Rosh Jódesh, a menudo le caían lágrimas al leer, “Di-s Nuestro… que este mes sea final y término de todas nuestras tribulaciones...”



Un día, un importante sabio de la Torá en Jerusalén se complicó en una crisis de tal magnitud, que buscó la ayuda de rabí Guetz. Para ponerse en contacto con el rabino acudió a uno de sus amigos, un médico que a medianoche estudiaba en la ieshivá de Rabbí Guetz, Bét É´l. Respondió el médico: “En esta época del año, medianoche es a las 23:30. Esté usted a la entrada de las cámaras recónditas del Muro quince minutos antes. Cuando llegue el rabino, pídale unos minutos.”



Esa noche, al ver al sabio de Torá a quién conocía, respondió Rabbí Guetz que con gusto hablaría con él, pero sólo después de la oración. El sabio entonces se permitió agregar: “¿Me permite acompañarlo mientras reza?” Aunque sorprendido, Rabbí Guetz asintió. El sabio comentó después: “El rabino sollozó como un niño. Sus oraciones le tomaron una hora y media. La imagen afligida de este anciano, cuyo rostro brillaba por su cercanía al Creador, permanecerá grabada en mi mente para siempre”.



El propósito esencial de esta plegaria es que la persona se vea a sí misma como una morada para la Shejiná, y por ello lamente profundamente el dolor Divino, llegando hasta el punto de derramar lágrimas si le es posible. De hecho, el tercer capítulo del Portal del Amor comienza con el versículo de Ieshaäiáhu/Isaías,20 ”Mi alma (nafshí) Te anhela en la noche; así es, mi espíritu (rují) en mi interior Te ansía”. Explica Rabbí De Vidas que Isaías llama a la Shejiná “nafshí”, y anhela Su Presencia por la noche, porque Ella es un espíritu de santidad que viene a morar en él.



“No podemos concebir la intensidad de un dolor hasta enfrentarnos con el de la Shejiná”, observó un cabalista contemporáneo de Jerusalén, Rabbí Moshé Schatz. El ser humano a menudo deja el ámbito de su dolor distraído por su monólogo interior, explica Rabbí Schatz. En cambio, la Shejiná fija Su atención en Su angustia con la intensidad que sólo una entidad íntegra como la de un partzúf, puede tener. El dolor se centra en toda la conciencia.



Rabbí Guetz decía a sus discípulos que si no podían llorar por el exilio de la Shejiná, deberían procurar derramar lágrimas por sus propios pecados. Como hemos visto, el alma tiene distintos niveles, y el más alto se vincula a Di-s mismo. Sin embargo, el Zóhar explica que todos estos niveles están estructurados uno dentro de otro, como las capas de una cebolla. Por lo tanto, el que viola los preceptos está cerrando dentro de sí los conductos por los cuales la energía Divina podía transmitirse al mundo de alrededor.



De por sí, el servicio de medianoche no es largo. Al terminar, Rabbí Guetz leía otras oraciones cabalísticas, y entre éstas, una escrita por el cabalista del siglo 17, Rabbí Shalóm Sharabi (Rashásh). El propósito de la plegaria es esencialmente que el shéfa (energía luminosa Divina) descienda desde la Luz Infinita de Én-Sof a todos los partzufím sucesivos, y se manifieste en los niveles internos del alma humana.



Rabbí Guetz incluía cuidadosamente todas las formas de estudio de Torá en su orden de la noche. Primero estudiaba la Torá, luego la Mishná, una página de Talmúd, una muestra de la halajá, y para terminar, el Zóhar. Sólo entonces se sumía en la esencia de su estudio nocturno, las enseñanzas del Arí y del Rashásh.


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