Por Kabbalah y Torah
Rabbi Eliáhu de Vidas en su Libro
Reshít Jojmá - El Portal del Amor nos permite vislumbrar el dolor de la
Shejiná ante Su separación, y recomienda encarecidamente al lector que alivie
Su aflicción levantándose para la plegaria de medianoche.
Llamada en hebreo Tikkún Jatzót (la
rectificación de medianoche), consta esencialmente de dos secciones. La primera
es Tikkún Rajél, que se compone de versículos que lamentan la destrucción del
Templo y la amargura del exilio. Esta parte del servicio no se lee en días
festivos, como Rosh Jódesh (luna nueva), en Shabbát o en Pésaj. La segunda
sección es Tikkún Leá, que consiste en versículos de añoranza por la Presencia
Divina.
El concepto judío de medianoche no
indica “la hora 0”, sino la mitad exacta de la noche. Para conocer dicha mitad
exacta se calcula el período de tiempo que media entre la puesta del sol y el
amanecer y se lo divide en dos. Por ejemplo, si el sol se pone a las 17:00
horas y sale a las 6:00, tenemos trece horas. La mitad son seis horas y media.
Por lo tanto, medianoche será a las 23:30; es decir, seis horas y media
contadas a partir de la puesta del sol a las 17:00 horas.
Es imposible pensar en la oración de
medianoche careciendo de la clara imagen de Rabbí Iehudá Guetz, un importante
cabalista que fue el último rabino del kotel (Muro de los Lamentos) y demás
lugares santos de Israel del S. XX. Una ojeada en su oración de medianoche
ayudará al lector a comprender la naturaleza de este aspecto del servicio
Divino.
Aunque Rabbí Guetz no apreciaba la
gran carga que constituía el trabajo administrativo y el protocolo que formaba
parte de su puesto oficial, nunca pensó en dejarlo porque le permitía preservar
la santidad de los lugares sagrados de Israel. Como resultado, a menudo no se
acostaba antes de las 22:30 o las 23:00 horas. Sin embargo, siempre se
levantaba antes de medianoche, deseoso de comenzar su servicio nocturno.
Por tanto, todas las noches del año
poco antes de medianoche, Rabbí Guetz dejaba su hogar en la ciudad vieja de
Jerusalén y se dirigía al Muro. Iba a un
espacio en la parte más recóndita de la sección interior del Muro, que según la
tradición está emplazado frente al Kódesh HakKodashím (el “sancta sanctorum”), y
se sumía en las lamentaciones de su plegaria.
Rabbí Guetz enseñaba que aunque es
más fácil permanecer despierto, es muy importante acostarse y luego levantarse
antes de medianoche. Tiene que crearse lo que los cabalistas llaman Dormitá, un
sueño espiritual en que el mojín (la conciencia) está en estado inactivo y
luego se despierta. Es imposible sentir la renovación del alma sin haber
dormido. Cuando un judío está dormido y luego despierta, como su alma está
vinculada a las almas colectivas del pueblo de Israel, su despertar físico para
la oración de medianoche causa el estímulo espiritual de Israel. Es sólo cuando
está en el estado de dormitá que el alma colectiva de Israel puede despertarse,
e instintivamente buscar el vínculo perdido con el Templo.
Rabbí Guetz sabía que todo su
servicio Divino del día siguiente (tanto el suyo propio como el del pueblo de
Israel en su conjunto) dependía de su despertar antes de medianoche. Sentía
profunda empatía con el pueblo de Israel, y sabía hasta qué punto su oración de
medianoche les infundiría fortaleza espiritual. Por lo tanto, era por su gran
sentido de responsabilidad hacia Israel que con tanta puntualidad saltaba de la
cama a la hora apropiada, por cansado que estuviese.
Cuando se acostaba por la noche,
solía tener la mente llena de las historia del día acerca del sufrimiento de la
gente debido a las matanzas de los terroristas que sucedieron durante gran
parte de los años de su vida. Cada tragedia individual le motivaba dirigirse al
Muro y volcar su alma angustiosamente. En el servicio adicional de Rosh Jódesh,
a menudo le caían lágrimas al leer, “Di-s Nuestro… que este mes sea final y
término de todas nuestras tribulaciones...”
Un día, un importante sabio de la
Torá en Jerusalén se complicó en una crisis de tal magnitud, que buscó la ayuda
de rabí Guetz. Para ponerse en contacto con el rabino acudió a uno de sus
amigos, un médico que a medianoche estudiaba en la ieshivá de Rabbí Guetz, Bét É´l. Respondió el médico: “En esta época del año, medianoche es a las 23:30.
Esté usted a la entrada de las cámaras recónditas del Muro quince minutos
antes. Cuando llegue el rabino, pídale unos minutos.”
Esa noche, al ver al sabio de Torá a
quién conocía, respondió Rabbí Guetz que con gusto hablaría con él, pero sólo
después de la oración. El sabio entonces se permitió agregar: “¿Me permite
acompañarlo mientras reza?” Aunque sorprendido, Rabbí Guetz asintió. El sabio
comentó después: “El rabino sollozó como un niño. Sus oraciones le tomaron una
hora y media. La imagen afligida de este anciano, cuyo rostro brillaba por su
cercanía al Creador, permanecerá grabada en mi mente para siempre”.
El propósito esencial de esta
plegaria es que la persona se vea a sí misma como una morada para la Shejiná, y
por ello lamente profundamente el dolor Divino, llegando hasta el punto de
derramar lágrimas si le es posible. De hecho, el tercer capítulo del Portal del
Amor comienza con el versículo de Ieshaäiáhu/Isaías,20 ”Mi alma (nafshí) Te
anhela en la noche; así es, mi espíritu (rují) en mi interior Te ansía”.
Explica Rabbí De Vidas que Isaías llama a la Shejiná “nafshí”, y anhela Su
Presencia por la noche, porque Ella es un espíritu de santidad que viene a
morar en él.
“No podemos concebir la intensidad
de un dolor hasta enfrentarnos con el de la Shejiná”, observó un cabalista
contemporáneo de Jerusalén, Rabbí Moshé Schatz. El ser humano a menudo deja el
ámbito de su dolor distraído por su monólogo interior, explica Rabbí Schatz. En
cambio, la Shejiná fija Su atención en Su angustia con la intensidad que sólo
una entidad íntegra como la de un partzúf, puede tener. El dolor se centra en
toda la conciencia.
Rabbí Guetz decía a sus discípulos
que si no podían llorar por el exilio de la Shejiná, deberían procurar derramar
lágrimas por sus propios pecados. Como hemos visto, el alma tiene distintos
niveles, y el más alto se vincula a Di-s mismo. Sin embargo, el Zóhar explica
que todos estos niveles están estructurados uno dentro de otro, como las capas
de una cebolla. Por lo tanto, el que viola los preceptos está cerrando dentro
de sí los conductos por los cuales la energía Divina podía transmitirse al
mundo de alrededor.
De por sí, el servicio de medianoche
no es largo. Al terminar, Rabbí Guetz leía otras oraciones cabalísticas, y entre
éstas, una escrita por el cabalista del siglo 17, Rabbí Shalóm Sharabi
(Rashásh). El propósito de la plegaria es esencialmente que el shéfa (energía
luminosa Divina) descienda desde la Luz Infinita de Én-Sof a todos los
partzufím sucesivos, y se manifieste en los niveles internos del alma humana.
Rabbí Guetz incluía cuidadosamente
todas las formas de estudio de Torá en su orden de la noche. Primero estudiaba
la Torá, luego la Mishná, una página de Talmúd, una muestra de la halajá, y
para terminar, el Zóhar. Sólo entonces se sumía en la esencia de su estudio
nocturno, las enseñanzas del Arí y del Rashásh.
Colaborar con Kabbalah y Torah
PayPal:
kabbalahytorah.blogspot@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario