sábado, 25 de marzo de 2017

LA ENERGÍA DEL MES DE NISAN/ARIES



LA ENERGÍA DEL MES DE NISÁN/ARIES

Nos encontramos en el mes que representa la cabeza del año, y aunque también denominamos a Rósh Hashaná durante el mes de Tishré/Libra como cabeza del año, esto se explica superficialmente aclarando que cada uno de estos tiempos indica un comienzo y un rósh/cabeza en su contexto propio.

Mientras que se arriba a Rósh HaShaná desde Elúl, el mes de la Teshuvá, el retorno y acercamiento en nuestra relación con HaKadosh Barúj Hú es esencialmente racional, y motivado desde el temor al acercarse el día en que todo ser humano es juzgado. En cambio la naturaleza del retorno que es propicio desde Adár a Nisán, de Purim a Pésaj es básicamente emocional y está basado en el amor.

Según el Ari Hakadosh, el mes de Nisán, considerando la estructura del cuerpo, se corresponde con la cabeza, donde se encuentra el cerebro que controla al cuerpo, tal como un rey controla su reino, mientras que Tishré representa el corazón.

En la Torá, el mes de Nisán es llamado "jódesh avív", el mes de la primavera, y aunque puede resultar extraño para aquellos que viven allí donde el otoño despuntó en el horizonte, en Israel y en el lenguaje de los sabios Nisán representa el florecimiento de la primavera.

El texto bíblico se ocupa de remarcar la relación de la salida de Egipto con la estación de la primavera. En realidad, uno de los nombres de la festividad es "La fiesta de la primavera".

¿A qué se debe este énfasis en un hecho aparentemente casual?

Muy sencillo: en invierno la naturaleza se recluye, se encierra, se oculta. La realidad parece vacía y chata. Sin embargo el tiempo de primavera revela todo lo que el invierno ocultó. Todo brota, todo florece, los colores pálidos se transforman en un torrente de energía positiva.

Durante el invierno lo esencial se marcha al exilio. La primavera genera y provoca el desexilio; tarea principal del mes que estamos viviendo.

Una de las formas de captar la energía del mes es a partir de los acontecimientos históricos. En el corazón de este mes se encuentra Pésaj, la salida de Egipto (luna llena /15 de nisán), y la Hagadá, el texto tradicional que relatamos durante el séder de Pésaj nos enseña que " en cada generación, todo hombre debe considerarse a sí mismo como si él mismo estuviera saliendo de Egipto".

El mensaje es simple y profundo: la liberación de Egipto no se refiere a un hecho histórico y pasado sucedido a gente que en mayor o menor medida tiene relación con nosotros. Muy por el contrario, los vientos energéticos que soplan durante este mes-y en esta noche en particular-posibilitan el desexilio espiritual individual del hombre contemporáneo: la recuperación de la memoria del origen, la concentración y la claridad en el objetivo y en la misión (personal) y el espacio y el tiempo indispensable para ejercerlos.

El objetivo de esta noche no se reduce a recordar el exilio. El precepto es experimentar la vivencia del desexilio.

El exilio, la lejanía física, muchas veces nos acerca de un modo esencial a la "tierra" abandonada. El destierro incrementa nuestro apego al sitio esencial.

La dispersión de ideas nos confunde, nos marea, y muchas veces nos asusta. Hay quienes prefieren no exponerse, no arriesgar sus verdades por temor a una posible confusión.

Sin embargo sólo aquel que es capaz de aceptar la confusión y el torbellino de ideas será capaz de desechar lo casual y transitorio y detectar lo importante, lo fundamental y lo duradero. La confusión provocada y consciente, calma y pacífica-sin culpas, ni exigencias de resultados inmediatos, es la tierra fértil en la que crecen las ideas más brillantes. Esta confusión nos clarifica.

El sometimiento nos asfixia, nos debilita, nos afecta y nos deteriora. Las exigencias sociales nos esclavizan, y el moderno faraón se ríe a carcajadas al quitarnos todo nuestro tiempo a cambio de "un guiso de lentejas". Pero llega un día en que la copa se llena y sin saber cómo y por qué experimentamos la nostalgia más feroz por recuperar nuestro tiempo y nuestra libertad. El sometimiento nos libera.

Es interesante señalar tal como lo hacen nuestros sabios, que este mes está relacionado con la corrección de la palabra. El mismo nombre de la Festividad que ocupa el corazón del mes-Pésaj-está relacionada con la palabra.

Pésaj se compone de dos partículas: "pe"/boca y "saj"/habla. Es la fiesta del habla, o mejor dicho del correcto hablar.

No sorprende entonces que la actividad más importante de la noche del Séder de Pésaj sea narrar el relato de la salida de Egipto.

Y en ese relato, el responsable principal de los largos años de exilio fue el faraón/Paröh en el lenguaje de la Torá. Si analizamos el nombre del faraón Paröh, descubriremos para nuestro asombro que la esencia de este término vuelve a estar relacionado con la palabra. Más en este caso con la palabra desviada, equivocada, corrupta.

Paröh: "pe"/boca, "ra"/malvada.

Tal como lo expresa el Zóhar, el libro principal de la Kabalá, el faraón había logrado someter y cautivar la palabra esencial del Pueblo de Israel transformándola en mera expresión del entendimiento más superficial de la realidad.

Los sabios místicos indican que la fuente de energética de la noche de Pésaj, posibilita el correcto hablar, el logro de la expresión esencial.

En este mes quien realmente lo quiera puede generar el desexilio individual y salvarse de las garras del maldito faraón.


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