LA MEGUILAT ESTER DESDE UNA ÓPTICA
KABALÍSTICA
En el Libro de Ester se destacan
cuatro personajes principales:
El Rey Ajashverosh, la Reina Ester,
Mordejái (el bueno) y Amán (el malo).
En hebreo, el Libro de Ester se le
llama Meguilat Ester. Curiosamente, estas dos palabras implican una intrigante
contradicción Meguilat viene de la palabra Gilui (descubrimiento), y Ester
viene de la palabra Hester es cercana a la palabra que significa
"ocultar". En otras palabras, El Libro de Ester es sobre descubrir lo
que está oculto.
Debemos recordar que la sabiduría de
la Kabaláh explica que en la realidad absoluta hay únicamente el Creador y su
creación. La Torá y otros textos hebreos antiguos (Séfer Yetziráh, Bahir y
Zohar por ejemplo) son en realidad escritos en diferentes “lenguajes” que
explican los mismos conceptos espirituales de la sabiduría de la Kabaláh.
En el Libro de Ester, el Rey es el
Creador, evidentemente, pero ninguno de los otros protagonistas es una entidad
separada; de hecho, cada personaje es un aspecto de lo único de la creación.
Desde este punto de vista, la Meguilá, cambia de ser una historia meramente
moralista acerca de cómo lo bueno derrota a lo malo, a una alegoría acerca de
nuestra relación personal con el Creador, siendo que de acuerdo con la Kabaláh,
Ester, Ajashverosh, Mordejái y el malvado Amán están dentro de nosotros, y el
Creador es el atributo de benevolencia que necesitamos adquirir si queremos
unirnos con Él y ser verdaderamente felices.
Dentro del texto de la Meguilat,
podamos encontrar numerosas alusiones a conceptos y términos de la Kabaláh,
incluso de la raíz hebrea misma de la palabra Kabaláh (קבל kuf-bet-lamed):
Ester 4:4: Ella le envió ropa a
Mordejái para que se cambiara la ropa de saco, pero él no las aceptó (Kibel).
Ester 9:23: Los judíos prometieron
(kiblu) celebrar cada año de la misma manera que ya habían empezado hacer, como
les había escrito Mordejái.
Ester 9:27: Los judíos acordaron (וקבל) y prometieron que
ellos, sus hijos y cualquiera que se uniera a ellos guardarían estos días sin
falta.
Encontramos asimismo muchas otras
palabras-raíces significativas allí, como por ejemplo los nombres de diez de
las once sefirot, aparecen claramente:
Kéter: 1:11 y 2:17
Jojmá: 1:13 y 6:13
Bináh: 3:8
Daät: 1:3
Jésed: 2:17
Guevurá: 10:2
Tiféret: 1:4
Hod: 2:5 y 3:4
Yesod: 1:8
Maljút: 1:7 1:11 y 1:19
El único término relativo a las
sefirot que no se encuentra en el libro es nétzaj, como vamos a explicar más
adelante.
Ningún otro texto del Tanaj exhibe
tal densidad de idioma Cabalístico. El hecho de que esta abundancia de
expresiones místicas coexista junto con una total falta de referencia a Di-s
Mismo, puede acaso ser entendido a través de la analogía con un panorama de
estrellas, que sólo se vuelven visibles cuando desaparece el resplandor del
sol.
El término sefirá mismo, quizás el
más básico dentro del léxico de la Kabaláh, se expresa repetidamente en este
libro por intermedio de otro término relacionado: séfer, "libro"
(Ester 2:23, 6:1, 10:2, 9:25, 32, y otros), construido a partir de la misma
raíz hebrea, ספר s-f-r.
Esta raíz alberga tres distintas
connotaciones, y todas ellas están reflejadas en el significado de la palabra
sefirá. Como una "emanación" de luz Divina, el termino sefirá es
derivado del bíblico sapir, "zafiro", cuyo brillante resplandor es
asociado con el trono celestial y el escabel en las visiones de los profetas.
Sefirá también alude a un atributo
específico o rasgo con el cual Di-s se expresa en el mundo. Como tal, refleja
una connotación adicional de la raíz s-f-r, la de "expresión", como
en las palabras sipur ("historia") y séfer ("libro"). A
diferencia de la asociación con la trascendente luz Divina, este aspecto de la
raíz s-f-r implica un contexto más cercano y familiar con el cual identificar a
Di-s.
Finalmente, el término sefirá alude
frecuentemente a la abstracta estructura matemática de la Creación (como esta
evocada por la palabra mispar ("número"); en este sentido, el
concepto de sefirá está conectado sólo en forma indirecta a la Divinidad),
reflejando una dimensión, que aunque exquisitamente abstracta, se conecta con
la esfera de lo creado.
La asociación entre el término
sefirá y la palabra séfer, que como hemos visto está basada en la idea de
articulación o expresividad, es acentuada por el hecho de que el libro de Ester
mismo es llamado meguilá ("rollo de pergamino"), proveniente de la
raíz gila, "revelar".
La forma del rollo refuerza esta
sensación de revelación, al contribuir a que el lector experimente el texto
como un mensaje o idea que se va desplegando gradualmente. Este efecto
intensificado aún más con el uso del sipur ("medio narrativo") como
la forma literaria para comunicar el mensaje del rollo. En el sipur hay una
constante tensión que deriva de la revelación selectiva de ciertos elementos de
la trama y no de otros. La clarificación gradual de todos los aspectos de una
historia, trae con ella una resolución purificadora de esa tensión y una más
profunda conexión con los temas literarios evocados en el proceso. Ningún otro
relato en todas las Escrituras, toma tan absoluta ventaja del medio narrativo
como la historia de Ester.
La tradición Kabalística también
recurre a la narrativa alegórica cuando intenta comunicar sus profundas
verdades (a menudo tal forma de exposición prueba ser más esclarecedora que el
abstracto discurso teosófico. La historia de la Creación y de las primeras
horas del hombre en el jardín del Edén, brindan a la Kabaláh una estructura
narrativa clave para plantear el entorno cósmico de la existencia humana. Dada
la conexión que hemos visto entre el libro de Ester y la tradición cabalística,
no nos sorprenderá entonces, que la historia de Ester es de hecho interpretada
en Kabaláh, como simbólica del drama primigenio transcurrido en el Edén, en los
albores de la Creación, donde el primer hombre y su mujer fueron tentados a
comer del árbol del conocimiento. Las figuras claves en el libro de Ester son
vistas como representando las almas reencarnadas (guilgulim) de los personajes
del gran drama original, que vienen a rectificar su "caída" previa.
Ester, al conquistar a la serpiente Hamán, brinda la necesaria reparación por
la trágica falla en la Creación engendrada por su primordial ancestro, Eva.
Maljút es la sefirá más nombrada en
el libro de Ester. Ningún otro texto bíblico contiene una cantidad semejante de
referencias a este término. Sobre un total de 167 versículos que conforman el
libro, hay más de 240 apariciones de la raíz mélej (rey). En uno de ellos
(Ester 4:11), la palabra hamélej aparece cinco veces; en otro (Ester 5:1),
aparece de formas variadas en seis oportunidades. Este es el mayor indicio del
fuerte carácter cabalístico del Libro de Ester, teniendo en consideración que
maljút es la clave para comprender el drama completo de la Creación de acuerdo
con la Kabaláh.
La raíz m-l-j aparece, en la mayoría
de los casos, en la palabra hamélej ("el rey"), refiriéndose al rey
persa Ajashverosh. Se explica generalmente, que estas repetidas alusiones al
monarca persa en la meguilá de Ester, pueden ser interpretadas como una velada
alusión al Rey de Reyes, el Amo del Universo, y el hecho de que siempre se
refiere a él como hamélej (el rey), parecería corroborar esta tradición. La
letra hei, que funciona como artículo en la palabra hamelej, es la letra
asociada en Kabaláh con la sefirá de maljút, correspondiente a la hei final del
esencial Nombre de cuatro letras de Di-s יהוה
Otra indicación del espíritu
cabalístico que permea el texto, es el hecho de que la palabra kéter (que alude
a la primera emanación Divina), aparece siempre en conjunción con la palabra
maljút (la última emanación). La expresión kéter maljút ("la corona
real"), apunta a un fenómeno básico en Kabaláh, descripto por el Séfer
Yetzirá (Libro de la Formación) en el siguiente lenguaje: "su final (la
sefirá de maljút) está incluido en su principio (en el de kéter), como su
principio está incluido en su final" (en la introducción del libro Tikuné
Zohar [Pataj Eliyáhu] se afirma también que: "el kéter supremo es el kéter
de maljút").
Es interesante señalar también, que
la segunda sefirá más frecuentemente mencionada es hod. La relación entre hod y
maljút es muy significante, de momento que hemos estudiado en Kabaláh, que
"hi b'hod", "ella (la sefirá de maljút) está en hod". Ya
encontramos una alusión a la fuerte asociación de estos dos términos, en el
mismo primer versículo del libro de Ester, como se afirma allí "hu
Ajashverosh hamolej Mehodu veäd-Kush" (él, Ajashverosh, que reina desde la
India hasta el Africa). En otro lugar de las Escrituras (Daniel 11:21 y en
Divré HaYamim Alef/1 Crónicas 29:25), los dos términos se combinan en la
expresión hod maljút ("el aura de la majestad"), usado a menudo para
dirigirse a la realeza.
Como dijeramos anteriormente, no
encontramos a nétzaj, la séptima sefirá, en el relato de Purim, siendo que
tiene una relevancia única en esta festividad, en cuyo tiempo se conmemoran los
eventos relatados en el libro de Ester. (El Arizal afirma que es en Purim
cuando la sefirá de nétzaj logra su tikún, es decir, su rectificación). Surge
entonces que la ausencia de nétzaj en el texto, así como la del Nombre de Di-s,
señala en realidad de una manera paradójica, la penetrante y a la vez
irreconocible presencia de esos términos a través de todo el libro. Una
indicación adicional de la equivalencia entre nétzaj y el Nombre de Di-s, es el
hecho de que de todos los nombres de las sefirot, nétzaj es el único que
aparece en las Escrituras refiriéndose a Di-s (Shmuel Alef/1 Samuel 15:29), a
manera de una descripción poética de Di-s Mismo: Nétzaj Israel ("la
Eternidad de Israel").
La relevancia esencial de nétzaj en
el libro de Ester, deriva de su doble significado: "victoria" y
"eternidad". Como "victoria", representa la capacidad de
sobreponerse a la adversidad en general; como "eternidad", implica la
capacidad de superar la adversidad de la muerte misma. La "Eternidad de
Israel", y su lucha contra la nación de Amalek (su archi-enemigo bíblico,
que representan las fuerzas de la duda y la indiferencia, especialmente hacia
la fe y la Providencia Divina), son los temas centrales del libro de Ester y la
festividad de Purim, y están asociados íntimamente con ella. Enseñan nuestros
sabios, que en los tiempos del Mashíaj serán anuladas todas las festividades
que observamos actualmente, excepto la de Purim, significando que la intensidad
de la revelación Divina que habrá en ese tiempo, anulará la significancia de
las otras festividades pero no la de Purim. Lo mismo está dicho en cuanto al
status del libro de Ester con respecto a los otros libros de los Profetas y las
Escrituras, a lo que se alude en el propio libro de Ester (9:28): "Y estos
días de Purim nunca serán abandonados por los judíos y nunca cesará su
conmemoración entre sus descendientes".
La expresión hebrea "lo
yasuf" ("nunca cesará"), evoca el término "Én sof"
("infinito" o "El Infinito"), que es la expresión
idiomática utilizada en Kabaláh para referirse a la existencia esencial de Di-s
más allá del espacio y el tiempo. (Las letras iniciales de Én sof, alef y
samej, son también las dos primeras letras del nombre Ester). Es interesante
notar, que encontramos una forma idiomática de eternidad, en cada uno de los
tres lugares donde la Torá cuenta explícitamente la campaña contra Amalek: En
el Pentateuco, donde Moisés y Yehoshua lideran la batalla contra ese pueblo, se
nos dice "Di-s peleará contra Amalek de generación en generación"
(Shemot/Éxodo 17:16); en Profetas, donde Shmuel/Samuel contiende con el rey
amalequita Agag, encontramos la apelación a la Divinidad antes mencionada
"Nétzaj Israel", la Eternidad de Israel; y en Ketuvim, donde Mordejái
y Ester vencen al amalequita Hamán, tenemos como ya dijimos la expresión
"lo yasuf".
De esta manera vemos que el concepto
de netzaj está implícito a lo largo de la Meguilá de Ester a manera de makif,
"rodeando" el libro; y de hecho se encuentran dos referencias
explícitas a este término, uno previo y otro posterior a la lectura de la
meguilá en la festividad de Purim. La referencia previa aparece en el contexto
de la haftará ("la porción anexa a la lectura de la Torá perteneciente a
los Profetas o las Escrituras"), que se lee en el Shabat anterior a Purim,
en cuyo versículo central (Shmuel Alef/1 Samuel 15:29) leemos: "Nétzaj
Israel lo yeshaker", "la Eternidad de Israel no prevaricará". La
posterior está en la breve elegía "Shoshanat Yaakóv", que se recita
al concluir la lectura pública del libro de Ester. Allí, la palabra nétzaj
aparece dos veces, en la frase "teshuatam haita lanétzaj" ("Tú
fuiste su eterna salvación"), y en la que dice "lo yekalmu lanétzaj
kol hajosim baj" ("no serán humillados en toda la eternidad, aquellos
que hallan refugio en Ti").
Por lo tanto, de una forma u otra se
alude en la meguilá a todas las sefirot, estableciendo una conexión única entre
los más esotéricos textos bíblicos y la tradición cabalística, como una
totalidad.
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