ESPEJO DEL CORAZÓN
Aprendemos acerca del amor en el
Zóhar Ki Tisá 190b:
Hay amor, unidad y verdad en la
Torá. Abraham amaba a Isaac e Isaac amaba a Abraham, y ambos sentían este
apego. Ambos patriarcas estaban apegados a Jacob con amor y armonía, y cada uno
de ellos dio de su rúaj al otro.
Con esto, Rashbí nos enseña el
concepto místico de la esencia del amor. Durante su vida, todos sus discípulos,
llamados "los compañeros," se amaban entre sí con un amor que
provenía de su alma (néfesh) y su espíritu (rúaj). Así pues, se ama a un amigo
mediante la parte de alma llamada néfesh, ya que el néfesh desea amar.
Aunque la sustancia material de tu
cuerpo te separa de tu amigo, el néfesh de ambos es una entidad espiritual, y
la tendencia del espíritu es apegarte a tu amigo con una unión ininterrumpida.
Cuando se despierta en tu néfesh el
deseo de amar a un amigo, el néfesh de tu amigo también deseará amarte, de modo
que vuestras almas se unirán hasta formar una sola entidad, como está descrito
sobre la eterna amistad entre David y Yonatán. El alma de David estaba unida a
la de Yonatán y éste amaba a David. El amor de David a Yonatán reflejaba el
amor de su amigo hacia él.
El poder del amor entre dos
personas, causa que sus almas se unifiquen. Como dice Shlomóh HaMélej/El rey
Salomón en Mishlé/Proverbios 27:19: "Como en el agua un rostro refleja al
otro, así el corazón del hombre, al hombre."
“¿Acaso el agua tiene rostro?"
pregunta Rabí Janina para explicar el versículo en Midrásh Mishlé 27. ¿Qué es
este agua? Si pones agua en un recipiente y lo miras, verás tu reflejo. El
corazón del hombre tiene una función similar: refleja sus sentimientos para el
ser amado. El agua en el recipiente te permite ver el reflejo de tu rostro
cuando la miras. Así pues, resultan dos rostros: uno es el tuyo propio que se
proyecta desde arriba, tal como lo haría la luz directa, y el segundo es el
rostro que devuelve tu imagen, tal como lo haría la luz reflejada.
En realidad, ambos rostros son uno,
aunados como una sola entidad. Pero si no miras directamente hacia el agua, no
verás nada en ella. Si no hay luz directa no puede haber luz reflejada. Así es
un corazón con respecto al otro: cuando enciendas el deseo de tu corazón de
amar a tu amigo, tu mismo deseo encenderá el corazón de tu amigo.
Lo mismo sucede en el dominio del
espíritu, y se llama "la iniciativa de abajo": es decir, quien desea
una relación íntima con el Creador inicia el proceso por medio de sus actos, y
su cumplimiento de los preceptos por amor a la Shejiná. En el idioma del Zohar,
éste es el concepto místico de las Mei Nukvin, MaN (aguas femeninas): si no hay
iniciativa inferior, tampoco hay iniciativa superior. Si el ser humano no
inicia la relación desde abajo mediante sus actos, Di-s no responde con un lazo
personal de amor. Este es el significado místico del versículo en Bereshít 2:6,
"subía un vapor del suelo," y en consecuencia, "regaba toda la
faz de la tierra."
Tratemos de comprender el
significado latente en esta parábola. Para poder mirar tu reflejo en una
superficie de agua necesitas dos cosas: agua y un recipiente. Si te falta uno
de éstos no podrás ver el reflejo de tu rostro. Así también, necesitas tanto el
corazón como el alma. El rúaj mora en el corazón. El corazón es tu recipiente,
mientras que tu rúaj es el agua en el recipiente.
Un corazón sin rúaj es como un
recipiente sin agua. Y a la inversa, cuando miras una masa de agua que no está
contenida en un recipiente, no puedes ver nada, ya que la naturaleza intrínseca
del recipiente es la causa de que se refleje la forma. Como el agua es una
sustancia simple, la forma que se refleja en ella va a través de ella y la
traspasa si no hay barreras para cristalizarla. Lo mismo sucede en el mar, por
ejemplo, en que no puedes ver tu reflejo porque el agua se expande sin
recipiente que la contenga. Lo mismo sucede con un espejo pulido: si no hay una
lámina por detrás que retenga la forma en la faz del espejo, no tiene capacidad
de reflejar.
Así también, no amarás a otro a
menos que lo puedas ver, de modo que al encenderse tu propio amor, encenderá el
de tu amigo hacia ti. El mero hecho de mirar tu reflejo en el agua basta para
encender el amor. El deseo de tu néfesh en tu corazón enciende el rúaj en el
corazón de tu amigo. Las dos almas se enlazarán una con otra con amor, incluso
si una está apartada de la otra, porque el agua (el rúaj) es una sustancia
etérea y espiritual, parte de Di-s. Así pues, no hay separación entre almas,
aún si residan en recipientes diferentes.
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