lunes, 20 de marzo de 2017

ESPEJO DEL CORAZÓN



ESPEJO DEL CORAZÓN 

Aprendemos acerca del amor en el Zóhar Ki Tisá 190b:

Hay amor, unidad y verdad en la Torá. Abraham amaba a Isaac e Isaac amaba a Abraham, y ambos sentían este apego. Ambos patriarcas estaban apegados a Jacob con amor y armonía, y cada uno de ellos dio de su rúaj al otro.

Con esto, Rashbí nos enseña el concepto místico de la esencia del amor. Durante su vida, todos sus discípulos, llamados "los compañeros," se amaban entre sí con un amor que provenía de su alma (néfesh) y su espíritu (rúaj). Así pues, se ama a un amigo mediante la parte de alma llamada néfesh, ya que el néfesh desea amar.

Aunque la sustancia material de tu cuerpo te separa de tu amigo, el néfesh de ambos es una entidad espiritual, y la tendencia del espíritu es apegarte a tu amigo con una unión ininterrumpida.

Cuando se despierta en tu néfesh el deseo de amar a un amigo, el néfesh de tu amigo también deseará amarte, de modo que vuestras almas se unirán hasta formar una sola entidad, como está descrito sobre la eterna amistad entre David y Yonatán. El alma de David estaba unida a la de Yonatán y éste amaba a David. El amor de David a Yonatán reflejaba el amor de su amigo hacia él.

El poder del amor entre dos personas, causa que sus almas se unifiquen. Como dice Shlomóh HaMélej/El rey Salomón en Mishlé/Proverbios 27:19: "Como en el agua un rostro refleja al otro, así el corazón del hombre, al hombre."

“¿Acaso el agua tiene rostro?" pregunta Rabí Janina para explicar el versículo en Midrásh Mishlé 27. ¿Qué es este agua? Si pones agua en un recipiente y lo miras, verás tu reflejo. El corazón del hombre tiene una función similar: refleja sus sentimientos para el ser amado. El agua en el recipiente te permite ver el reflejo de tu rostro cuando la miras. Así pues, resultan dos rostros: uno es el tuyo propio que se proyecta desde arriba, tal como lo haría la luz directa, y el segundo es el rostro que devuelve tu imagen, tal como lo haría la luz reflejada.

En realidad, ambos rostros son uno, aunados como una sola entidad. Pero si no miras directamente hacia el agua, no verás nada en ella. Si no hay luz directa no puede haber luz reflejada. Así es un corazón con respecto al otro: cuando enciendas el deseo de tu corazón de amar a tu amigo, tu mismo deseo encenderá el corazón de tu amigo. 

Lo mismo sucede en el dominio del espíritu, y se llama "la iniciativa de abajo": es decir, quien desea una relación íntima con el Creador inicia el proceso por medio de sus actos, y su cumplimiento de los preceptos por amor a la Shejiná. En el idioma del Zohar, éste es el concepto místico de las Mei Nukvin, MaN (aguas femeninas): si no hay iniciativa inferior, tampoco hay iniciativa superior. Si el ser humano no inicia la relación desde abajo mediante sus actos, Di-s no responde con un lazo personal de amor. Este es el significado místico del versículo en Bereshít 2:6, "subía un vapor del suelo," y en consecuencia, "regaba toda la faz de la tierra."

Tratemos de comprender el significado latente en esta parábola. Para poder mirar tu reflejo en una superficie de agua necesitas dos cosas: agua y un recipiente. Si te falta uno de éstos no podrás ver el reflejo de tu rostro. Así también, necesitas tanto el corazón como el alma. El rúaj mora en el corazón. El corazón es tu recipiente, mientras que tu rúaj es el agua en el recipiente.    

Un corazón sin rúaj es como un recipiente sin agua. Y a la inversa, cuando miras una masa de agua que no está contenida en un recipiente, no puedes ver nada, ya que la naturaleza intrínseca del recipiente es la causa de que se refleje la forma. Como el agua es una sustancia simple, la forma que se refleja en ella va a través de ella y la traspasa si no hay barreras para cristalizarla. Lo mismo sucede en el mar, por ejemplo, en que no puedes ver tu reflejo porque el agua se expande sin recipiente que la contenga. Lo mismo sucede con un espejo pulido: si no hay una lámina por detrás que retenga la forma en la faz del espejo, no tiene capacidad de reflejar.

Así también, no amarás a otro a menos que lo puedas ver, de modo que al encenderse tu propio amor, encenderá el de tu amigo hacia ti. El mero hecho de mirar tu reflejo en el agua basta para encender el amor. El deseo de tu néfesh en tu corazón enciende el rúaj en el corazón de tu amigo. Las dos almas se enlazarán una con otra con amor, incluso si una está apartada de la otra, porque el agua (el rúaj) es una sustancia etérea y espiritual, parte de Di-s. Así pues, no hay separación entre almas, aún si residan en recipientes diferentes. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario