LA META DE LA CREACIÓN: LA UNIFICACIÓN
TOTAL
El propósito Divino del proceso
paulatino de redención es la revelación de la luz mesiánica. Di-s va a
revelarse en el mundo físico para mostrar Su Unicidad; como está escrito en
Devarim/Deuteronomio 4:35, “no hay nada fuera de Él”. Este versículo sugiere la
unificación (yijud) de todas las fuerzas Divinas. El hecho de que el Zóhar
conecte las ciencias seculares con la dimensión interna de la Torá implica que
llegará un tiempo en que el mensaje de la ciencia secular y el de la Cabalá
serán uno. El Creador entregará al mundo la unicidad del mundo, sin
diferenciación. Como predijo el profeta Yeshayáhu/Isaías 11:9, “porque la
tierra estará llena del conocimiento del Eterno, así como las aguas cubren el
mar”.
Sin embargo, incluso el agua en el
lecho marino tiene distintos niveles: en algunos lugares tiene poca profundidad
mientras que en otros tiene más. Asimismo, el nivel de entendimiento de cada
persona será relativo a su propio grado de preparación. En este sentido, el
pueblo judío alcanzará mayor percepción de la unicidad Divina debido a su mayor
preparación. Sin embargo, todos serán incluidos, tanto judíos como gentiles,
pues de otro modo no habría unificación.
La evolución de la información
producida en las últimas décadas, proporcionó los recipientes para captar las
dimensiones internas de pensamiento que se encuentran en la Torá. Como hemos
dicho, esto es una preparación para que el mundo perciba la unicidad de Di-s y
de toda la Creación. El temor de las generaciones anteriores que los no
iniciados usarían o interpretarían mal la información ya no es fundado, porque
en nuestra época existen nuevos recipientes de percepción. Por lo tanto, vemos
la necesidad de difundir la Cabalá especialmente en esta era, como parte del
proceso de la redención, siempre que se revele con los recipientes y conceptos
apropiados para su correcta comprensión.
Fundamentalmente, el misterio de la
unicidad Divina se encuentra en el amor. Es el amor de Di-s que unifica los
mundos superiores e inferiores, elevando el conjunto de lo existente hasta el
nivel en que todas las fuerzas Divinas se reúnen en una. Solo quien se entrega
a HaShém con un amor unido al temor por la separación, puede lograr la unificación
ansiada en el cielo. (Zohar, Vayajel, p. 216a)
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