EL PODER TRANSFORMADOR DEL LIBRO DE DEVARÍM
(Deuteronomio)
A menudo escuchamos a la gente
decir: “¡Si tan sólo hubiera sabido antes lo que se ahora!”. En el libro de
Devarím (Deuteronomio), la Torá nos ofrece una segunda oportunidad de entender
y saber, dado que todo lo que ocurrió anteriormente es presentado de nuevo
aquí. Devarím (Deuteronomio) repite el relato del Éxodo de Egipto que, como veremos,
es la historia fundamental de nuestra propia vida. Sin embargo, Devarím (Deuteronomio)
es más que sólo repetición en el sentido convencional de la palabra; nos da una
oportunidad de vivir nuevamente eventos pasados con una nueva conciencia.
Podemos hacer esto al aprender a vivir de forma diferente porque, si somos
sinceros con nosotros mismos, sabemos que hoy estamos cometiendo los mismos
errores que cometimos en el pasado.
¿Qué significa realmente para nosotros
esta “segunda oportunidad” de Devarím (Deuteronomio)? De acuerdo con la Kabbaláh,
si no cambiamos nuestra conciencia o el modo en que vemos la vida, entonces
nuestra vida no puede cambiar para mejor. Devarím (Deuteronomio) nos da la energía
para cambiar nuestra experiencia de vida al cambiar nuestra conciencia. A
través de la conexión con este libro de la Torá, podemos recibir tres formas diferentes
y específicas de energía que nos ayudan a hacer ese cambio tan difícil: la
energía para hacer nuestro trabajo espiritual, la energía del entusiasmo
espiritual y la energía de la perseverancia espiritual. El propósito y el poder
de Devarím es infundir estas tres aparentemente diferentes formas de energía de
la Luz del Creador en nuestras vidas y darnos la sabiduría y el poder de
reescribir la película de nuestra propia vida.
La Kabbaláh enseña que el trabajo
espiritual no es llamado “trabajo” en vano. No es fácil porque no está
destinado a ser fácil. El trabajo espiritual es un proceso de crecimiento, de
salir más allá de nuestras zonas de confort. Significa ir contra nuestras
tendencias reactivas innatas y conscientemente escoger la alternativa
proactiva. Es negarse a sucumbir a las tentaciones del papel de víctima y
asumir toda la responsabilidad de lo que ocurre en nuestra vida.
El poder del entusiasmo que
recibimos del libro de Devarím es un poco diferente de lo que podemos encontrar
en películas o eventos deportivos. Esta clase de entusiasmo no es como la luz
de la bombilla de un flash, que ilumina todo por una fracción de segundo y
luego nos deja en la oscuridad nuevamente. No es como un programa de televisión
cuyo final genera la pregunta inevitable: “¿Qué sigue?”. El entusiasmo
espiritual es similar a una experiencia en la cual el tiempo parece acelerarse
o desaparecer por completo, el cansancio ni siquiera se siente y el proceso
vale la pena no sólo por aquello a lo que conlleva, sino por el proceso mismo.
Es un entusiasmo generado desde adentro, no desde afuera; de tener una
sensación de propósito; de ver un panorama mucho más amplio del que veíamos
antes; de asumir la responsabilidad de cambiar y actuar en consecuencia con ímpetu,
sabiendo que nos llevará a una vida mejor y más enriquecida.
De la misma manera, la energía de
perseverancia que obtenemos de Devarím (Deuteronomio) no es como la
perseverancia necesaria para limpiar toda la casa o cambiarle el aceite al
carro. En realidad es una forma de energía caracterizada por su calidad
inexhaustible; inexhaustible porque nos energiza en pos de la Luz. Si un
individuo que está en estado de pobreza de pronto se entera de que un millón de
dólares le espera en un banco al otro lado de la ciudad, buscaría la manera de
llegar hasta allá; aun durante un terremoto. Si una persona tiene hambre,
perseverará durante cualquier dificultad para obtener una comida. Incluso esos
ejemplos de perseverancia representan una pequeña fracción de la energía que
obtenemos cuando nuestro objetivo es una conexión personal e íntima con la Luz.
Muchos de los eventos de Devarím (Deuteronomio)
ocurren en las mismas ubicaciones desérticas que los cuatro libros anteriores
de la Torá, así como mucho de los eventos de nuestra vida involucran el mismo
tipo de acciones y responsabilidades año tras año. Pero recuerda lo siguiente:
con la nueva conciencia que Devarím (Deuteronomio) nos da -y con la infusión de
Luz que acompaña dicha conciencia-podemos cambiarlo todo. Podemos revolucionar
nuestra vida, no sólo cambiando nuestro empleo, aumentando nuestros ingresos o
mejorando cualquier otra cosa en el ámbito físico, sino al reedificarnos a
nosotros mismos desde el nivel más profundo de nuestro ser, el nivel de la
semilla. Ese es el verdadero significado de la transformación, y el poder para
hacer que ocurra nos espera en estas páginas. El Zóhar dice lo siguiente acerca
de la Torá:
Rabbí Shimön abrió la discusión hablando
acerca del versículo: “Entonces Jizkiiáhu volvió su rostro hacia la pared y oró
al Eterno” (Ieshaäiáhu/Isaías 38:2). ¡Vengan y vean cuán poderosa es la fuerza
de la Torá, y cuán alto se eleva por encima de todo! Porque quien conduce su
vida de acuerdo a la Torá no le teme a aquellos de arriba o de abajo, y los
contratiempos o enfermedades de este mundo no le afectan. A través de la Torá,
se conecta con el Árbol de la Vida y aprende de éste cada día.
La Torá enseña a cada persona como
seguir un camino recto. Aconseja cómo arrepentirse y regresar con su Señor para
cancelar el decreto contra él. Porque aunque se haya emitido un decreto de no
cancelar el decreto en su contra, no obstante debe ser cancelado y no serle
aplicado más en este mundo. Entonces, con este propósito, el hombre debe
ocuparse en el estudio de la Torá día y noche, sin desviarse de ésta. Como está
escrito: “sino que meditarás en él día y noche” (Iehoshúä/Josué 1:8). Así, si
se desvía de la Torá si la abandona- es como si abandonara el Árbol de la Vida.
(El Zóhar, Prólogo 180-181)
Que el libro de Devarím (Deuteronomio)
te traiga toda la Luz que es tu deseo más auténtico y tu verdadero destino.
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