MES DE ÁV SEGÚN EL SÉFER IETZIRÁ
De acuerdo con el Séfer Ietzirá,
cada mes del año judío tiene una letra del alfabeto hebreo, un signo del
zodíaco, una de las doce tribus de Israel, un sentido, y un órgano controlador
del cuerpo que le corresponde.
El mes hebreo de Áv (o Menajém Áv,
el consuelo de Áv), es el quinto de los doce meses del calendario judío.
Su nombre significa literalmente
“padre” y deriva de la raíz hebrea que significa “querer” o “desear”.
Es el mes del “momento más bajo” del
calendario judío, ya que el 9 de Áv fue el día del pecado de los espías y la
destrucción de ambos Templos en Jerusalén, como así también el “momento más
alto”, porque se dice del 15 del mes que “No hay día más feliz para Israel que
el 15 de Áv y Ióm Hakkippurím” (Mishná Taänít 26), Tu Be´Áv - Tet Vav (15) de Áv
es el día propicio para encontrar la otra mitad del alma que se nos tiene
predestinada.
Esto concuerda con lo que nos enseñan
nuestros sabios: “el Mashíaj nace en el 9 de Av”. En relación con todas las otras
almas de Israel, el alma del Mashíaj, que viene a redimir a Israel de su estado
de exilio (espiritual y material), es como el novio para su novia. Luego de su
nacimiento en Tishá (9) Be´Áv se revela a su ahuváh/amada y la desposa en Tu
(15) Be´Av.
Letra: Tet ט
La letra tet, que se asemeja a un
vientre o útero, equivale a 9, correspondiente a los 9 meses del embarazo. En
el mes de Áv están condensados y concentrados los 9 meses en 9 días, desde Rósh
Jódesh Áv (la Hil´lulá -aniversario del fallecimiento- de Aharón HaKohén Gadól
(Aarón el sumo sacerdote), cuyo nombre proviene de la palabra “embarazada”)
hasta el 9 de Áv, el día del nacimiento del Mashíaj.
Mazzál: Ariéh (Leo).
El León simboliza el poder supra-racional
de la voluntad Divina (El significado de la palabra Áv como se mencionó
arriba). La manifestación inicial de la voluntad de Di-s de destruir (el
Templo) fue en verdad con el puro objetivo de reconstruir (el Templo con todos
sus significados y connotaciones espirituales, para Israel y el mundo entero)
para la eternidad.
En las palabras de nuestros sabios
(Ialkút Shimöní, Irmiáhu, 259): El León (Nevujadnetztzár/Nabucodonosor, el que
es conocido en el Tanáj como un león - Irmiáhu/Jeremías 4:7) viene en el mes
del león (Áv) y destruye el león (el Templo, en especial el antiguo, nombrado
en el Tanáj como un león), para que el león (Di-s, de Quien se dice “el león
ruge, quién no temerá” - Amós 3:8) venga en el mes del león y reconstruya el
león.
Este secreto se refleja también en
el valor numérico de ariéh, cuya guematria es = 216 = guevurá (“poder”).
Guevurá es el poder Divino responsable del tzimtzúm (contracción y disminución
de la luz y energía Divina, como está dicho en relación al comienzo de Áv:
“Cuando entra Áv disminuye la alegría” [Mishná Taänit, 26]) y destrucción. Pero
216 = 3 x 72, 72 = (“Jésed/bondad”), el poder Divino que “construye” la
realidad, como está dicho en Tehil´lím/Salmos 89:3: “el mundo es construido con
[por el poder de] jésed”. Tres veces jésed corresponde a la construcción de los
tres Templos, que contiene y halla su consumación eterna en el tercer Templo,
que será construido pronto en nuestros días por Mashíaj. Por esta razón el ariéh/león
aparece a la derecha, en el lugar de jésed, en la Merkavá/Carroza Divina (Iejezkél/Ezequiel
1:10).
Tribu: Shimön
El nombre Shimön proviene de la
palabra “escuchar”. El pecado de los espías en el 9 de Áv implica el hablar mal
de la tierra de Israel y la aceptación (“oir”) de esa mala lengua por parte del
pueblo. Entonces la rectificación general del mes de Áv es la rectificación de
la audición.
Shimön es la única tribu que Moshé
no bendijo explícitamente en el final de la Torá. Esto fue por su “frustración”
con esa tribu por haberse implicado (más que el resto de las tribus) en el
pecado de Peör (la prostitución con mujeres extranjeras, que derivó en
idolatría). El nombre Shimön forman dos palabras: shám ävón, “allí hay
iniquidad”.
En cierto sentido, Moisés (de la
tribu de Leví) estaba más estrechamente relacionado (espiritualmente) con Shimön
que con cualquier otra tribu. “Shimön y Leví son hermanos” (Bereshít/Génesis
49:5) dijo nuestro patriarca Iaäkóv cuando bendijo a sus hijos. Juntos (Shimön
conduciendo a su hermano menor Leví) tomaron revancha por el rapto de su
hermana Dináh, y destruyeron toda la ciudad de Shejém.
La Cábala nos enseña que la primera
reencarnación de Moshé/Moisés es en Rabbí Shimön bar Iojái, quien fue el que en
mayor medida que los demás jajamím/sabios revelaron la dimensión interna de la
Torá de Moisés, en el santo Zóhar.
La “degeneración” del poder de Shimön
condujo a la destrucción del Templo; la rectificación y elevación de ese mismo
poder trae su reconstrucción.
La rectificación de Shimön (la de
los pecados e iniquidades de Israel que trajo la destrucción del Templo en el
mes de Áv, el mes de Shimön) es a través de su apego al atributo más esencial
de Moisés. La humildad. Al permutar las letra hebreas de la palabra ävón עון (“pecado”) se obtiene änáv ענו (“humilde”), el único término con que la Torá
califica a Moisés (Bemidbár/Números 12:3): “Y el hombre Moisés fue el más
humilde [änáv], más que cualquier otro en la superficie de la tierra”. Shimön
se transforma (en el mes de Áv) de “allí hay iniquidad" (shám ävón) a
“allí está el humilde” (shám änáv).
La habilidad de Shimön de
“metamorfosis” depende de su sentido interno de oír. Moshé dirigió a Israel con
la declaración más abarcadora de toda la Torá (Devarím/Deuteronomio 6:4): “Oye
[Shemá] Oh Israel...". Moshé le habla a Israel a través del alma-raíz de
Shimön. La audición interna (derher en idish) proviene del profundo sentido de
la humildad en el alma.
Aun cuando Moshé/Moisés no bendijo
explícitamente a Shimön, nuestros sabios nos enseñan que alude a él en la
primera palabra de su bendición a Iehudá/Judá (Devarím/Deuteronomio 33:7): “Oye
[Shemá] Di-s la voz de Judá...” (Esta frase completa el versículo “Oye Oh
Israel...”); en guematria, “Oye Di-s la voz de Judá” = 602 = 7 · 86 [Elo-hím, Di-s], “Oye Oh
Israel...” = 1118 = 13 · 86).
En la división de la tierra de Israel
para las doce tribus, Shimön heredó su parte dentro de la de Judá (esta es la
única instancia en que una tribu hereda su porción dentro de la de otra).
Cuando los dos nombres Shimön y Iehudá se suman: 466 más 30 = 496 = Maljút
(“reinado”). De aquí aprendemos que el maljút de Judá depende de la “presencia”
y “asociación” de Shimön.
Iehudáh/Judá corresponde al mes de
Nisán y el sentido del habla. Shimön corresponde al mes de Áv (las primeras dos
letras y la “sub-raíz” en hebreo de la palabra Avív, el nombre en la Torá para
el mes de Nisán) y el sentido de la audición. Áv es el Quinto mes desde Nisán,
cuya letra es Hé = 5.
Estos dos sentidos del habla y la
audición van obviamente en pareja, tal como en el pecado de escuchar (aceptar)
la “lengua malvada” que hablaron los espías, el pecado del 9 de Áv.
La conclusión que sacamos es que el
poder del mes de Áv (el mes de la [aparente] destrucción) es “escuchar” el mensaje
“dicho” por el mes de Nisán (el mes de la redención), e integrar el primer y
más avanzado poder del líder de Israel en la conciencia del pueblo judío.
Este es el secreto de la “preñez” y
el “nacimiento” de Mashíaj (el líder de Israel por excelencia) desde el 1 de Áv
(el principio de sus 9 días de embarazo) hasta el 9 de Áv (su nacimiento).
Entonces es cuando se une totalmente con la conciencia del pueblo “en
matrimonio”, en el 15 de Áv.
Sentido: Audición
“Escuchar” significa en hebreo
“entender”, integrar totalmente dentro de la propia conciencia (dentro del
corazón, no sólo entender intelectualmente con la mente). Escuchar a otro es
entender completamente su dilema y solidarizarse con él. Escuchar es recibir =
kabbaláh, revelada por Rabbí Shimön bar Iojái).
En el comienzo de Ieshaäiáhu/Isaías
1:19 (que se lee en el Shabbát anterior a 9 de Áv), está dicho: “si tu deseas
[tovú, de la palabra Áv] y escuchas [el sentido de Áv], tu participarás de lo
bueno de la tierra”.
El sentido de la audición es el del
balance interior, la base de la existencia rectificada. (El desbalance es la
fuente de toda caída y destrucción). Un oído bien balanceado, un sentido de la
audición bien orientado, posee la habilidad de discernir y distinguir la verdad
y la falsedad entre todo lo que uno escucha, como está dicho (Ióv/Job 12:11 y
34:3): “el oído discierne las palabras”, ózen mil´lín tivján (cuyas iniciales
forman la palabra EMéT - “verdad”).
Miembro dominante: Riñón Izquierdo
El “consejo” dado por el riñón
izquierdo es cómo escuchar correctamente e integrar la verdad en la conciencia.
De acuerdo con el principio general
que “derecho” es siempre más espiritual que “izquierdo”, el sentido de pensar
(del mes de Iár), controlado por el riñón derecho, es relativamente más
espiritual que el sentido de escuchar, controlado por el izquierdo.
Los dos riñones son los consejeros
“masculino” y “femenino” del alma. El derecho aconseja cómo rectificar nuestros
rasgos de carácter a través del proceso de la cuidadosa introspección (el
sentido de pensar del mes de Iár). El izquierdo aconseja cómo absorber la
verdad en la conciencia (el sentido de la audición del mes de Áv).
La palabra para riñón, kiliá,
proviene de kol - “todo”. kol = 50. Nuestros sabios nos enseñan que “a la edad
de 50 se es capaz de dar consejo. Los dos riñones son dos conjuntos
complementarios de 50 (como los 50 ganchos paralelos a otros 50 de los dos
conjuntos de cortinas del Tabernáculo). 50 más 50 = 100 = 10 al cuadrado, el
estado consumado de rectificación, 10 (poderes del alma) “interincluidos” en
10.
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