EL HOMBRE INSENSATO
Una vez, un gran sabio escribió una
hermosa alegoría: Un hombre se preparaba para viajar a Estados Unidos desde el
Medio Oriente. En aquellos días, el viaje tomaba varios meses por vía marítima,
y el viaje tenía destinado hacer escala en Francia por dos semanas para cargar
la comida necesaria para el resto del viaje.
Dado que el hombre sabía que estaría
en Francia, decidió aprender un poco de francés antes de partir. Para el
momento que el barco zarpó, en efecto había aprendido francés, pero no tenía el
tiempo de aprender inglés, el idioma de su destino final. Cuando el barco llegó
a Francia, el hombre desembarcó y disfrutó cada minuto de su estadía; haber
aprendido francés le ayudó muchísimo. Luego, después de dos semanas, regresó al
barco para continuar su viaje a Estados Unidos. Cuando llegó a Estados Unidos,
intentó de nuevo hablar francés, pero nadie podía entenderle. Algunos
estadounidenses le dijeron: “¡Qué tonto eres! Estuviste en Francia por sólo dos
semanas, pero vas a vivir en Estados Unidos el resto de tu vida. Fuiste a
aprender francés en vez de inglés, que es el idioma que necesitarás por el
resto de tu vida”.
Nuestra existencia en este mundo
físico es análoga a la visita del hombre a Francia. Estamos aquí sólo por un
rato y, no obstante, nos esforzamos mucho en aprender el idioma; las reglas
sobre cómo vivir en el mundo material. Pero el “idioma” que realmente
necesitamos aprender es el Deseo de Recibir para Dar y Compartir. Al aprender
este idioma, tenemos una oportunidad de alcanzar la transformación espiritual
y, con esto, podemos obtener el mérito de ver el rostro del Mashíaj y ver la
construcción del Templo en nuestros días.
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