LA LUZ DE LAS SEFIROT

 

Por Kabbalah y Torah en Expansión

 

La diferencia entre Las Sefirot y ‘En Sof’ (Infinito), es que se hizo posible que Las Sefirot fueran “vistas” (en el sentido de ser aprehendidas espiritualmente). Esto significa 2 cosas:

 

En primer lugar, significa que Las Sefirot se pueden ver, aunque esto no implica que Las Sefirot necesariamente deban ser visibles, porque de hecho hay Sefirot exaltadas que no son visibles ni siquiera en los reinos Superiores. Lo que está implícito es que están en forma y pueden ser vistas. En caso de que se impida al espectador verlas, ello no resta valor a su carácter de potencialmente visibles.

 

Sin embargo, la ‘Or En Sof’ (“Luz Infinita”), no puede verse en absoluto debido a su esencia intrínseca, que es invisible.

 

En segundo lugar, al decir que se permitía ver Las Sefirot, no estamos diciendo que fueran intrínsecamente visibles.

 

La Luz de las Sefirot no es un tipo particular de luz que sea visible en su naturaleza intrínseca, a diferencia de la ‘Or En Sof’, que no lo es.

 

Lo que cambió en el acto de la Creación fue que Las Sefirot se convirtieron visible. Fue posible que se les viera porque ‘En Sof’, Bendito Sea, así lo quería.

 

Si La Luz de las Sefirot fuera un tipo particular de luz visible en su naturaleza intrínseca, tendríamos que decir que Las Sefirot no fueron una innovación. Pues lo que existe en algo como parte de su naturaleza intrínseca se encuentra en él a lo largo de su existencia.

 

Si la capacidad de Las Sefirot para ser vistas fuera parte de su naturaleza intrínseca, mientras existiera La Luz de las Sefirot, tendría que ser visible.

 

Lo que debemos decir es que La Luz de las Sefirot no puede haber sido nueva, sino que la revelación de esta luz, la capacidad de Las Sefirot para ser vistas, es lo nuevo.

 

De esto podemos entender por qué es tan apropiado referirnos a Las Sefirot como אור נאצל ‘Or Ne´etzal’ (“luz emanada”). Porque en el nivel de lo que el ojo (espiritual) puede ver, la luz emanó a nuestros ojos, una luz que podía verse. Este no fue el caso al principio. Y si se le concediera permiso al ojo para ver, llegaríamos a reconocer que todo tiene una raíz: ‘En Sof’, Quien no puede ser visto.

 

Hay una luz que existe a través de Él en un nivel tal que se puede ver, y esta es La Luz de las Sefirot. Si es así, llamémoslo una luz que emanó de אין ‘Ain’ (“La Nada”), es decir, de aquello que no se puede concebir.

 

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