HALBASHÁ

 

Por Kabbalah y Torah en Expansión

 

Una cosa está oculta dentro de otra. Esto se refiere al concepto de הלבשה ‘HALBASHÁ’ (“vestimenta”). Este fenómeno es perfectamente evidente cuando se manifiesta en el alma del hombre. Por ejemplo:

 

Cuando un padre “castiga” a su hijo, el amor es el poder activo, porque el padre hace lo que hace solo porque ama a su hijo. Sin embargo, mientras que el amor es el poder activo en el plano oculto, nuestros ojos ven sólo la ira o el odio superficiales del padre, porque él se pone una cara externa de ira.

 

Hay muchos ejemplos similares. Pero a veces lo que está dentro y lo que aparece en la superficie no son opuestos. Es sólo que lo que está oculto puede ser un pensamiento profundo que el dueño no quiere revelar, y en consecuencia actúa exteriormente de una manera diferente, y esto es todo lo que se revela a quienes lo ven.

 

... en el sentido de que un poder puede estar actuando de manera oculta mientras que exteriormente parece que un poder diferente está actuando, sin embargo, la verdad es que el poder manifiesto actúa solo de acuerdo con el poder oculto dentro de él. El significado de esto debe quedar claro a la luz de lo que hemos dicho anteriormente.

 

Por lo tanto, las Sefirot se ven tomando todas estas formas y semejanzas... En otras palabras, las formas y semejanzas en las que el ‘Naví’ (profeta) ve a las Sefirot - interdependientes, revestidas unas de otras, etc. - aparecen en el plano espiritual en una forma similar a la forma en que los fenómenos correspondientes aparecen en el reino físico.

 

Esto se debe a que estos mismos fenómenos en los reinos Superiores son la raíz de los fenómenos correspondientes en los mundos inferiores y, por lo tanto, están automáticamente relacionados con ellos.

 

Todas estas formas y semejanzas son las que ve el alma al mirar las Sefirot. Al verlas, el alma obtiene una comprensión de estos fenómenos en el plano espiritual, tal como obtenemos conocimiento de los fenómenos físicos a través de la visión del ojo físico.

 

En consecuencia, hablamos en términos de que el alma “ve” tal como el ojo ve. El alma y el ojo físico poseen cada uno su propia facultad de visión característica. Por ejemplo, está el círculo que ve el ojo físico, y está el círculo “visto”, “concebido” o entendido por la mente.

 

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