lunes, 11 de diciembre de 2017

JANUKA: CONECTANDO CON LA ENERGÍA DE LOS MILAGROS

JANUKKÁ: CONECTANDO CON LA ENERGÍA DE LOS MILAGROS

Un milagro se define como cualquier evento que no sigue el curso de la naturaleza. Sólo un milagro puede convertir el caos en Luz, y así restablecer el orden y la armonía. En Janukká no celebramos ni el milagro del frasco de aceite, ni la victoria sobre el Imperio Griego, sino más bien, la conexión a las Sefirót de Hod y Biná, y la conciencia de Zeër Anpín, el Deseo de Compartir. Es aquí, donde nos unimos a la causa de todos los milagros en nuestro mundo.

La conexión con las Sefirót de Biná y Hód fortalece nuestro ADN físico y espiritual, así como al mundo que nos rodea: nuestra relación con los demás, las fuerzas de la naturaleza, y así sucesivamente.

El Rav Berg nos recuerda que la festividad de Sukkót, al igual que la de Janukká, también dura 8 días. La conciencia de una festividad de ocho días, nos ofrece la oportunidad para elevarnos del marco de las siete esferas menores de las Sefirót, a la conexión de la energía cósmica reservada para los Mundos Superiores. Al igual que en Sukkót, no tenemos que aplicar ninguna restricción física para beneficiarnos de la festividad de Janukká, y la comunicación requerida para conectarnos con ésta Luz, puede llevarse a cabo en nuestro propios hogares.

Antes de encender las velas de Janukká, debemos estar en un estado de dar y compartir, de la misma manera en que una llama enciende otra llama, sin disminuir. Cuando cada vela es encendida, recordamos la manera de dar y compartir con abundancia. Esta es la razón por la que el frasco de aceite fue descubierto y la menorá encendida, nos enseñan a tener similitud con la Luz. Las velas también proporcionan un canal para la transferencia de energía, en virtud de una estructura interna que forma una conexión entre nuestro mundo y los Mundos Superiores.

El Arí escribe, “El secreto de los ocho días de Janukká: Maljút recibe la Luz de la Sefirá de Hód, no a través de Zeër Anpín”. Sin el marco y los circuitos de velas y las meditaciones, sería imposible conectarse directamente con la energía cruda de Biná. Las velas, o mechas de aceite, son un medio para atraer hacia nosotros la Luz de Biná de Nétzaj, Biná de Hód y Biná de Iesód.

El milagro de Janukká es el resultado de esta conexión con Hód, haciéndolo posible durante los ochos días de Janukká, para conseguir alcanzar el estado de mente sobre materia, a través del poder del pensamiento. Debemos integrar la meditación al acto del encendido de las velas, ya que crea canales para que la Luz fluya hacia nosotros, alimenta cada parte de nuestro mundo, y nos vacuna contra la negatividad para el próximo año. Este conocimiento en sí, forma parte de nuestra conexión.

Los Kabbalístas también revelan que Janukká puede ser considerada como un mini Rósh HaShaná, que nos permite redimir cualquier deuda espiritual que hubiéramos pasado por alto, a sabiendas o sin saberlo, durante Rósh HaShaná. En Janukká podemos aumentar nuestra fuerza vital y completar aquello de lo que carecemos.

Los canales precisos para la conexión con los milagros de Janukká, no fueron conocidos sino hasta la revelación de los escritos del Arí, Rav Isaac Luria, “Puertas de la Meditación”. Si bien estas enseñanzas habían estado disponibles durante los últimos 400 años, no fue hasta que los escritos fueron interpretados por Rav Brandwein y posteriormente, difundidos en todo el mundo por el Rav y Karen Berg a través de El Centro de Kabbaláh, que nuestra generación comenzó a reconocer lo que Janukká significa realmente, no como una celebración tradicional  religiosa, sino más bien un momento increíble para manifestar el poder de los milagros en nuestras vidas.

Cada uno de nosotros puede utilizar este tiempo para lograr una revolución cósmica y revelar esta Luz para el mundo.

Janukká Saméaj Lekkul´lám !!!


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