VESTIDURAS SAGRADAS
El Arí escribió: El Sumo Sacerdote
es en semejanza al Hombre Celestial, por lo que solía llevar ropas de Hombre
Celestial. (Kitvé HaArí - Escrituras del Arí - Parashá Tetzavé)
El alma no asciende para aparecer ante
el santo Rey hasta que no es merecedora de vestirse con una vestidura de
arriba, para estar presente allí. De igual forma, ella no desciende hasta que
se viste con una vestidura de este mundo.
De igual forma, los sagrados ángeles
de arriba, de quienes está escrito, “Él toma como mensajeros a los vientos, a
las llamas del fuego por ministros”. Cuando realizan una misión en este mundo,
no descienden hasta no vestir un ropaje de este mundo. Todo se hace conforme al
lugar a donde se dirigen. Y el alma no se eleva, a menos que no tenga un ropaje
que ilumine.
Cuando Adám HaRishón estaba en el
Jardín del Edén, estaba vestido con una vestidura de arriba, un ropaje de luz
superior. Cuando fue expulsado del jardín del Edén y requirió los colores de
este mundo, está escrito, “El Señor Di-s hizo para Adám y su esposa túnicas de
piel y los vistió”. Primero, eran vestiduras de luz, la luz superior, que usaba
en el Jardín del Edén.
Debido a que la luz superior que
ilumina era lo que se usaba en el Jardín del Edén, cuando Adám HaRishón entró
al Jardín del Edén, el Creador le vistió con una vestidura de esa luz y le
admitió allí. De no haber primero usado esa luz no habría podido entrar. Cuando
fue expulsado de allí necesitó ropajes distintos. Y entonces, “El Señor Di-s
hizo para Adám y su esposa túnicas de piel”. Es lo mismo aquí: hicieron
vestidos de ceremonia para servir en el lugar sagrado, para que les llevasen al
lugar sagrado.
Las buenas obras que la persona hace
en este mundo atraen luz del resplandor superior para confeccionarle una
vestidura para ese mundo, para que se presente ante el Creador. Con este ropaje
que se pone, disfruta y contempla el espejo que ilumina, como está escrito,
“Para contemplar la bondad del Señor y visitar Su morada”.
Por lo tanto, el alma se viste con
vestiduras especiales en los dos mundos, para que tenga integridad en todo – en
este mundo de abajo y en el mundo de arriba. Es debido a esto que está escrito
“Sí, los justos darán gracias a Tu Nombre; los rectos morarán en Tu presencia”.
“Los justos darán gracias a Tu Nombre”, se refiere a este mundo (HaÖlám Hazzéh).
“Los rectos morarán en Tu presencia”, se refiere a ese mundo (HaÖlám Habbaá).
(Zóhar - Pekudé)
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