sábado, 24 de febrero de 2018

VESTIDURAS SAGRADAS



VESTIDURAS SAGRADAS

El Arí escribió: El Sumo Sacerdote es en semejanza al Hombre Celestial, por lo que solía llevar ropas de Hombre Celestial. (Kitvé HaArí - Escrituras del Arí - Parashá Tetzavé)

El alma no asciende para aparecer ante el santo Rey hasta que no es merecedora de vestirse con una vestidura de arriba, para estar presente allí. De igual forma, ella no desciende hasta que se viste con una vestidura de este mundo.

De igual forma, los sagrados ángeles de arriba, de quienes está escrito, “Él toma como mensajeros a los vientos, a las llamas del fuego por ministros”. Cuando realizan una misión en este mundo, no descienden hasta no vestir un ropaje de este mundo. Todo se hace conforme al lugar a donde se dirigen. Y el alma no se eleva, a menos que no tenga un ropaje que ilumine.

Cuando Adám HaRishón estaba en el Jardín del Edén, estaba vestido con una vestidura de arriba, un ropaje de luz superior. Cuando fue expulsado del jardín del Edén y requirió los colores de este mundo, está escrito, “El Señor Di-s hizo para Adám y su esposa túnicas de piel y los vistió”. Primero, eran vestiduras de luz, la luz superior, que usaba en el Jardín del Edén.

Debido a que la luz superior que ilumina era lo que se usaba en el Jardín del Edén, cuando Adám HaRishón entró al Jardín del Edén, el Creador le vistió con una vestidura de esa luz y le admitió allí. De no haber primero usado esa luz no habría podido entrar. Cuando fue expulsado de allí necesitó ropajes distintos. Y entonces, “El Señor Di-s hizo para Adám y su esposa túnicas de piel”. Es lo mismo aquí: hicieron vestidos de ceremonia para servir en el lugar sagrado, para que les llevasen al lugar sagrado.

Las buenas obras que la persona hace en este mundo atraen luz del resplandor superior para confeccionarle una vestidura para ese mundo, para que se presente ante el Creador. Con este ropaje que se pone, disfruta y contempla el espejo que ilumina, como está escrito, “Para contemplar la bondad del Señor y visitar Su morada”.

Por lo tanto, el alma se viste con vestiduras especiales en los dos mundos, para que tenga integridad en todo – en este mundo de abajo y en el mundo de arriba. Es debido a esto que está escrito “Sí, los justos darán gracias a Tu Nombre; los rectos morarán en Tu presencia”. “Los justos darán gracias a Tu Nombre”, se refiere a este mundo (HaÖlám Hazzéh). “Los rectos morarán en Tu presencia”, se refiere a ese mundo (HaÖlám Habbaá).

(Zóhar - Pekudé)





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