PURÍM: EL MILAGRO INTERNO
Al final de El Libro de Ester, el
villano es sentenciado y colgado; pero ¿CUÁL ES EL VERDADERO SIGNIFICADO DE
ESTA NARRACIÓN?
El Libro de Ester destaca cuatro
personajes principales, que son en realidad dos: Uno es el Rey, Ajashverósh, la
Reina, Ester, y los dos individuos que muestran aspavientos, Mordejái (el
bueno) y Hamán (el malo).
En hebreo, El Libro de Ester se
llama Meguil´lát Ester. Meguil´lát viene de la palabra Gil´lui
(descubrimiento), y Ester viene de la palabra Hester (encubrimiento). En otras
palabras, El Libro de Ester es sobre descubrir lo que está oculto.
Primeramente, debemos recordar que
la sabiduría de la Cábala explica que en la realidad absoluta hay únicamente el
Creador y la Creación que le percibe. El Tanáj y otros textos hebreos antiguos,
son en realidad escritos en diferentes “lenguajes” que explican los mismos
conceptos espirituales que la sabiduría de la Cábala.
En El Libro de Ester, el Rey es el
Creador, evidentemente, pero ninguno de los otros protagonistas es una entidad
separada; de hecho, cada personaje es un aspecto de la única creación del
Creador.
Este es un concepto clave a recordar
porque cambia totalmente de un cuento moralista acerca de cómo lo bueno eventualmente
derrota a lo malo, a una alegoría acerca de nuestra relación personal con el
Creador. De acuerdo a la Cábala, Ester, Hamán, y Mordejái están dentro de
nosotros, y el Creador es el atributo de benevolencia que necesitamos adquirir
si queremos unirnos con Él y ser felices.
La historia comienza con el
establecimiento del personaje del hombre bueno, Mordejái. Éste descubre que dos
de los sirvientes del rey están planeando asesinarle, y le alerta del peligro.
Pero la reacción del rey es muy diferente de lo que esperaba, ya que lo que
hace es ¡promover a Hamán en lugar de Mordejái! En nuestra historia, Ester
representa el alma colectiva, el total de la Creación. Los dos rivales, Hamán y
Mordejái, representan las dos inclinaciones del alma: El Yétzer hará, La mala,
el egoísmo (Hamán), y el Yétzer hatóv, la buena, el altruismo (Mordejái).
Estos roles son la razón por la que
el rey asciende a Hamán, en lugar de Mordejái: Para escoger el altruismo y
entonces unirnos con el Creador, uno debe primero darse cuenta de la trampa que
significa para nosotros el egoísmo. Estamos hechos del deseo de recibir placer.
Para hacer un cambio hacia el altruismo es imprescindible percatarnos de que el
egoísmo es malo para nosotros, y consecuentemente, querer cambiarlo.
¿Cómo ocurre esto? Poniendo a Hamán
(egoísmo) una trampa que no pueda resistir, exponiendo su verdadera naturaleza.
Por esta razón, y hasta sus últimas
consecuencias, le es dado a Hamán más y más poder hasta que no puede resistir
la tentación, cuando se le pregunta, “¿Qué debe ser otorgado a un hombre a
quien el rey quiere honrar?” y pica el anzuelo.
“Si hay alguien a quien el rey
quiera honrar, que traigan una vestidura real usada por el rey y un caballo que
él ha montado, y que pongan en la cabeza de la cabalgadura una corona real.
“Luego entregarán la vestidura y el
caballo a un alto dignatario de la nobleza real, vestirán al hombre a quien el
rey quiere honrar y lo pasearán a caballo por la calle principal de la ciudad,
proclamando delante de él: ‘Así es tratado el hombre a quien el rey quiere
honrar‘”.
En el corazón de El Libro de Ester
yace el principio más profundo de cómo adquirir espiritualidad: Para descubrir
al Creador, prepárate para descubrirte primero a ti mismo, ya que la Creación,
de la que todos somos parte, está hecha de una sola cosa: El deseo de recibir
placer, y el Creador está hecho de una sola cosa: El deseo de dar; exactamente
lo opuesto a la Creación.
Si piensas que el Creador y la
Creación son como dos personas, es como si una odiase lo que la otra ama. No
pueden comunicarse. Si queremos comunicarnos, tenemos que ser como el Creador,
al menos hasta cierto punto. Cuanto más somos como Él, mayor y mejor será
nuestra comunicación.
La historia de El Libro de Ester
comprende completamente el camino del progreso espiritual que todos debemos
recorrer. La belleza de la historia es que no tenemos que entenderla a la
primera, sino que se va inculcando en la medida que vamos reconociendo su
profundo significado.
Esas pocas páginas del Tanáj pueden
ser leídas una y otra vez, revelando nuevos secretos cada vez. Todo lo que
necesitamos asimilar es este simple principio: Para descubrir al Creador,
prepárate para descubrirte a ti mismo, primero. Cada vez que queramos conocer
más al Creador, Nos mostrará en su lugar quiénes somos. Pero no porque se
esconda, sino porque tenemos que descubrir el Hamán en nuestro interior antes
de descubrir la grandeza de Mordejái, quien es el que realmente ama al Creador.
Trabajando de esta manera, mediante
este método, garantizamos no solamente que descubriremos al Creador, sino la
recompensa que Mordejái recibió también a cuenta de sus servicios: “Tomó Hamán
la vestidura y el caballo, vistió a Mordejái y lo paseó por la calle principal
de la ciudad, proclamando delante de él: ‘Así es tratado el hombre a quien el
rey quiere honrar‘”.
Y además, la recompensa final de
Mordejái es el gran deseo de Hamán: “Y el rey cogió su anillo, que había tomado
de Hamán, y se lo otorgó a Mordejái”.
Así el bueno, el malo y la bella (la
reina) están dentro de nosotros. Para descubrirlos, tan solo tenemos que pedir
al Creador, y recibiremos.
Por mucho el mejor comentario y análisis q he leído en años. Excelente, Dios te multiplique en sabiduría y Luz!
ResponderEliminar