SHEM 52 - PASIÓN
- עמם
Vocalización: Amam (Moshé Cordovéro); A/Me/Me (A. Abulafia,
vocal natural de cada letra).
Valor numérico: 150
Ángel portador del Nombre: Imamiah. Valor numérico: 165
“Acuérdate, oh HaShem, de tus piedades y de tus
misericordias, que son perpetúas”.
(Tehilim/Salmos 25:6)
“Daré gracias a HaShem conforme a Su justicia, Y cantaré
alabanzas al nombre de HaShem, el Altísimo”.
(Tehilim/Salmos 7:18)
Significado: E´l-E´lión (Dios Altísimo – última palabra del
versículo 18 del salmo 7) es un Nombre Divino que aparece en la Torá en
relación con Malkitzedek tras la victoria de Abram sobre los cuatro reyes. Alegóricamente
es la victoria (Netzaj) sobre las propias fuerzas negativas. “Bendito sea Abram
de E´l E´lión dueño del cielo y la tierra. Y bendito sea E´l E´lión que ha
entregado a tus adversarios en tu mano” (Bereshit/Génesis 14:19).
Tradicionalmente un Nombre de Keter (o de Daat), indica
separación de todo y una perspectiva completa. Psicológicamente, separación
implica desidentificación y desimplicación. La Torá dice que Abram contaba con
318 hombres, utilizó la noche y batió a sus enemigos hasta Jobá. 318 = Shiaj,
que significa meditación. Jobá = 21 = E´hieh. Es decir, Abram venció a sus energías
negativas retornando mediante la meditación a la unidad.
Guevurá de Netzaj. Ain-Mem-Mem es igual a 150 = kayam (existente,
real, efectivo, válido). El Nombre de Di-s, Shem Y´HVH (ver pasuk/versículo del
salmo 7), Shem Y´HVH = 366 = kayam BeRuaj (Existente en Espíritu) = Hejal Esh (Palacio
de Fuego). El fuego divino de la pasión y del
amor, que concuerda con el significado sefirótico
del Nombre. Guevurá de Netzaj
indica energía emocional, pasión. La luz de este Nombre enciende el fuego de la pasión en el
corazón y en el alma (también para la oración, meditación, conexión espiritual,
para alcanzar ese estado preconizado por la última palabra: E´lión). En
general, transforma las energías marcianas en la fuerza del amor. Sin pasión no
se llega a nada en lo espiritual.
También se tienen las siguientes guematriot: Ain-Mem-Mem =
150 = Kaas, ira, cólera, enfado. Igualmente la palabra derivada Ke’isah (enojo,
cólera, ira) = 165 = Imamiah. La luz del Nombre y de su ángel nos ayuda a
relizar el tikún de la ira, su rectificación, a trasmutar su energía en Tzedaká
– justicia, Ometz – coraje, Shalvá –
calma, y en última instancia a alimentar ese fuego del amor – Ahavá y de
la pasión - Jéshek que nos puede llevar a las alturas. Hay que tener en cuenta
que Alef-Lamed-Pei Hei-Hei Yud-Vav-Dalet Hei-Hei (E´hieh extendido con Hei)
tiene un valor numérico de 151, que podemos considerar de Ain-Mem-Mem añadiendo
una unidad por el Kolel (palabra completa considerada como una unidad). También
Elión, suma 166, valor que podemos considerar de Imamiah, añadiendo una unidad
por el Kolel.
Por otra parte, Amám, es una raíz verbal que significa
oscurecer. 165 = eifáh (oscuridad, penumbra) = Ayefáh (cansancio, fatiga,
agotamiento) = kelaláh (maldición, anatema). Todos estos significados
aparentemente negativos se refieren a la ley del karma en acción; o, como dice
la tradición, a la expiación de los errores cometidos. En estricta justicia,
para neutralizar karma tendremos que resarcir a otros en aquello en lo que
perjudicamos. El ángel Imamiah se encargará de poner delante en esta vida a
esos perjudicados – o situaciones similares – para darnos la oportunidad de
reparar y de cambiarnos. También nos da los recursos para afrontar las
situaciones: fortaleza, coraje, paciencia, etc. Nos da todo su apoyo en las
dificultades, y en última instancia, cuando el trabajo se ha completado, nos
concede liberación de nuestras ataduras, la Victoria-Netzaj sobre nuestra
naturaleza emocional en lo que ésta tiene de opresivo. También 165 = ne’ilah
(cierre, clausura), siendo éste el nombre de la última oración del día de Yom
Kipur o día de la expiación (del perdón) en el que los decretos negativos son
definitivamente abolidos.
Ayin = ojo, fuente. Mem = Agua. El agua que fluye es símbolo
del tiempo. Corrobora el significado tradicional de karma, expiación de
errores, al estar sumido en la matriz espacio temporal (Mem) y aprisionado por
nuestros hábitos, proyecciones, programaciones.
¿Qué es lo que nos ata? Ayin = Sendero Hod-Tiferet. Mem = Sendero
Hod-Guevurá. Cierra el triángulo Guevurá-Tiferet-Hod la letra Lamed. Este
triángulo construye las estructuras emocionales pasivas, en particular
cristaliza los traumas, identificaciones emocionales, etc. Trabajar este
triángulo supone reprocesar sus energías mediante:
a) el ascenso a Biná (entendimiento de la raíz, en nuestra
biografía o en vidas anteriores). Luego programa Teshuvá que es retorno (una
técnica de Biná). Consiste en reprocesar la propia película existencial, hacer
Rewind tantas veces como sea necesario y hacer entonces el cambio oportuno. Una
forma de hacerlo es perdonar (Jesed). Para ello hay que entender (Biná), que es
un proceso de ponerse vivencialmente en el lugar del otro. Entonces puedo elegir.
El karma cristalizado en mis emociones queda neutralizado;
b) trasmutando la energía mediante el paso a Jesed para lo
cual primero es necesario un distanciamiento des-identificación y
des-implicación, y luego con suavidad cerrar las fauces del león, transformando
el deseo de recibir en deseo de dar – mediante el perdón, la compasión, etc – y
redirigiendo la energía a su polar opuesto: por ejemplo de odio a amor. Una
forma de hacerlo es usando yejudim en meditación. Hay yejudim específicos para
cada emoción, pero este Nombre en particular, además de para la ira, es válido
para cualquier tipo de energía negativa.
En cualquier caso es necesario aprender a hacer la transferencia antes
de que la emoción se dispare. Para ello, poniendo toda la voluntad, meditar
sobre el triplete Ain-Mem-Mem que es igual a kayam, como hemos visto antes
(existente, real, efectivo, válido), cuya raíz verbal tiene el significado de
realizar, cumplir, ejecutar, confirmar, validar, ratificar, fijar, imponer.
No se entienda lo anterior como un alegato en contra de las
emociones. Al contrario. Guevurá de Netzaj expresa todo el poder de motivación
para la acción de las verdaderas e-mociones. Las emociones es preciso
conocerlas, integrarlas (asumirlas, expresarlas y/o transmutarlas) y
trascenderlas. Esto último quiere decir que yo no soy mis emociones y, por
tanto, puedo desidentificarme de ellas. Posiblemente, mi sentido de identidad
está construido sobre una determinada programación emocional. Salirse de ella equivale
a una muerte (sendero Netzaj – Tiferet). La toma de conciencia es un paso
fundamental. Sin embargo, aunque la conciencia es un bálsamo que suaviza, es
necesario algo más. La conciencia desde el ego per se no me libera
necesariamente de ellas. Suprimirlas no sirve. Todo retorna y la rueda puede
extenderse por varias reencarnaciones. Es necesario, asumirlas y trabajarlas,
liberar las chispas divinas encapsuladas en las emociones negativas, redimirlas
y transmutarlas, si cabe. La meta es Tiferet, el self. Eso no me convierte en
un ser sin emociones, por el contrario, puedo permitirme expresar mis
verdaderas emociones de una forma no compulsiva. Ya no me poseen. Ahora son la
fuente de mi poder.
Trabajos: Encender el fuego del amor (hacia Di-s y hacia
todo y todos). Superación de negatividades, transformación de energías, de
impulsos y deseos negativos. Expresar emociones. Al recitar el versículo
(cualquiera de los dos, pero en particular, en este contexto, el 18 del Salmo
7), repitiéndolo como mantra, inflamarse con el Nombre de Di-s para trascender
y llegar a E´lión, el Altísimo, la Unidad.
Protégeme de mis enemigos y deja nulo su poder contra mí.
Enséñame el camino de retorno de mis errores del pasado e inspírame la forma de
rectificarlos, restituyendo en bien el mal que pude haber hecho a mis hermanos
(en mi afán por enseñarles una verdad que creía absoluta). Dame paciencia para
soportar las adversidades y líbrame de los hábitos erróneos para poder volver a
E´lión (al Altísimo) libre de peso y ser un obrero de tu divina empresa, para
que pueda decir en verdad: Alabaré a Y´HVH conforme a su justicia, y cantaré al
Nombre de Y´HVH el Altísimo.
El poder de tu enemigo quedará nulo si tú no luchas contra
él, si eres capaz de ver en su ataque los errores que cometiste en el pasado,
si eres capaz de amarle y darle la razón rectificando así lo que pudiste
perjudicarle en otro tiempo. Si los enemigos aparecen en ti en forma de
tendencias o hábitos internos, compréndelos, entiende que han sido creados por
ti en esta u otra vida. Crea nuevos hábitos y poco a poco éstos que ahora son
tus enemigos desaparecerán de tu horizonte y sólo tendrán fuerza los nuevos que
hayas creado. Yo te daré paciencia y te ayudaré a pasar por esa puerta donde ya
siempre estarás a salvo y libre de los errores de tu pasado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario