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Vocalización: NiNA (Moshé Kordovero);
Nu/Nu/A (A. Abbulaäfia, vocal natural de cada letra).
Valor numérico: 101
Ángel portador del Nombre: Nana´el.
Valor numérico: 132
“He aquí el ojo de HaShem sobre los
que le temen, sobre los que esperan en su misericordia” (Tehil´lim/Salmos
33:18)
“Conozco HaShém que tus juicios son
justos, y que conforme a tu fidelidad me afligiste” (Tehil´lim 119:75)
Significado: Tiféret de Nétzaj.
Expresión de las verdaderas emociones. También en la escuela de Berg se
interpreta este Nombre bajo el prisma de la claridad emocional. Se afirma que
bajo la Luz de este Nombre las motivaciones ocultas – el autointerés encubierto
– ceden paso al dar, a la verdadera amistad
y al amor. El Nombre conecta con la energía de la individuación. Sacar a
relucir el self, el yo auténtico.
Queda corroborado por la doble Nun
(como el propio nombre de la letra NuN). Si He = 5, significa alma, vida y
esencia, Nun = 50, representa vida individualizada. Esa vida individualizada supone
un descenso (desde el pleroma divino) y un ascenso (retorno). Hay 50 puertas de
Biná. 50 de descenso y 50 de ascenso (Nun, Nun, siendo Álef el Espíritu Uno,
punto de partida y de retorno y de todas las fases del proceso). Por eso Nun
significa también caída y redención. Así, el nombre del Mesías en hebreo es Innón,
INVN, en el que las dos Hehín del Tetragrama, IHV´H, se sustituyen por N. Innón
significa el Libertador, pero más bien el que está en el lugar del Sol (Tehil´lim
72:17: “Sea su nombre por siempre; delante del sol Innón es su nombre y se
bendigan en él todas las naciones”). También Jonás, Ioná, IVNH (nuevamente las
letras del Tetragrama, con una He sustituida por Nun), cuando se aleja de la
Presencia Divina (no quiere ir a predicar a Nínive), es arrojado al mar de la
materialidad (descenso) y tragado por el pez (Dag Gadol, cuyo valor numérico es
50, es decir Nun, que también significa Pez) y en esa muerte simbólica es
redimido: representa el circuito del alma que desciende a este mundo para la
realización del tikkún y asciende de nuevo a su estatus espiritual, individual
y sin ego (el pez). Siempre se ha interpretado la historia de Jonás como una
prefiguración mesiánica. También Iehoshúä/Josué es hijo de Nun. Moshé (Nétzaj)
lleva hasta las puertas de la Tierra Prometida (Biná, la quincuagésima puerta).
La puerta quincuagésima, que es la propia Biná en conjunto – la hebra invisible
que pega, el cordón umbilical que une a cada ser con la madre, es decir, la
totalidad de lo existente – permanece en poder de Di-s mismo. Se dice que Moshé
fue capaz de abrir las cuarenta y nueve primeras puertas, pero no pudo penetrar
la quincuagésima. Fue Iehoshúä (Josué) Bin-Nun (Hijo de la Nun) el encargado de
hacer entrar al Pueblo de Israel en la Tierra que mana leche y miel, la Tierra
superior de Biná.
Y es la Torá en su conjunto – en
todas sus dimensiones que sólo se revelarán en la época mesiánica – la llave de
la puerta quincuagésima: la Torá que fue entregada el día 50º de la salida de
Egipto, tras los cuarenta y nueve días de purificación de la cuenta del Ömer,
el tiempo necesario para liberarse de toda la impureza del periodo de
esclavitud en Mitzráim/Egipto (de esclavitud en el plano físico, las 49 puertas
de la negatividad). La letra Nun (cuyo significado es pez) es entonces un
símbolo ambivalente, como corresponde a la fuerza del cinco/cincuenta que
proyecta las energías de Guevurá, el deseo de recibir de la creación (y Hamá, HMH
= 50, significa desear, apetecer). El pez nadando en el agua es una criatura
que simboliza la ausencia de autoconciencia, lo contrario de los animales de
tierra. La Caída, Nefilá, canalizada por la Nun, se produce con el nacimiento
de la conciencia egoica, cuando el pez es forzado a manifestarse fuera de su
medio natural, en la tierra seca de la conciencia exterior, colectiva. El
estado natural del hombre es el experimentar paradójicamente una autoconciencia
no egoica. Tal es el nivel inicial, de inocencia edénica y tal deberá ser el
estado final del proceso de individuación, lo personal y lo colectivo fundidos
en el mar de la existencia cósmica – la puerta 49ª - en el séptimo cielo de
Aravót, el punto en el que se encontraban los israelitas al final de su travesía
de cuarenta años por el desierto, tal como está escrito (Bemidbar/Números 36:13):
“Estos son los preceptos y los juicios que el Señor mandó por mano de Moshé a
los hijos de Israel en las llanuras (Ärvot) de Moav, junto al Jordán frontero
con Jericó”. Precisamente ‘Moav’, que etimológicamente significa ‘del padre’,
suma 49. Recordamos que, como en el Mar Rojo, las aguas del Jordán (la frontera
del otro mundo) se abren y los israelitas pasan en seco, completándose el
proceso. Además de todo lo dicho, el número 50 es un significador de perfección
y completitud, como indican las palabras Kol, Todo, y Iam, Mar. Ambos términos
tienen connotaciones de Biná, así como Adamá, la Tierra que constituye el
elemento adámico.
En todas estas reflexiones hay que tener en cuenta que la letra Nun corresponde a la Muerte y el elemento astrológico Escorpio. Doble Nun significa Muerte a la Muerte, es decir, Vida, la vida plena de la Álef, de la Unidad, más allá de todas las dualidades. Por otro lado, la Guimmatriiiá del Nombre Nun-Nun-Álef es 101, que es un emblema de la totalidad: 100 Sefirot (un árbol completo dentro de cada sefirá) más ‘En Sof’, el Infinito. También Mijael, el arcángel, suma 101.
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