SHEM 53 - SIN AGENDA - NUN NUN ALEF

SHEM 53 - SIN AGENDA - ננא

 

Vocalización: NiNA (Moshé Kordovero); Nu/Nu/A (A. Abbulaäfia, vocal natural de cada letra).

 

Valor numérico: 101

 

Ángel portador del Nombre: Nana´el. Valor numérico: 132

 

“He aquí el ojo de HaShem sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia” (Tehil´lim/Salmos 33:18)

 

“Conozco HaShém que tus juicios son justos, y que conforme a tu fidelidad me afligiste” (Tehil´lim 119:75)

 

Significado: Tiféret de Nétzaj. Expresión de las verdaderas emociones. También en la escuela de Berg se interpreta este Nombre bajo el prisma de la claridad emocional. Se afirma que bajo la Luz de este Nombre las motivaciones ocultas – el autointerés encubierto –  ceden paso al dar, a la verdadera amistad y al amor. El Nombre conecta con la energía de la individuación. Sacar a relucir el self, el yo auténtico.

 

Queda corroborado por la doble Nun (como el propio nombre de la letra NuN). Si He = 5, significa alma, vida y esencia, Nun = 50, representa vida individualizada. Esa vida individualizada supone un descenso (desde el pleroma divino) y un ascenso (retorno). Hay 50 puertas de Biná. 50 de descenso y 50 de ascenso (Nun, Nun, siendo Álef el Espíritu Uno, punto de partida y de retorno y de todas las fases del proceso). Por eso Nun significa también caída y redención. Así, el nombre del Mesías en hebreo es Innón, INVN, en el que las dos Hehín del Tetragrama, IHV´H, se sustituyen por N. Innón significa el Libertador, pero más bien el que está en el lugar del Sol (Tehil´lim 72:17: “Sea su nombre por siempre; delante del sol Innón es su nombre y se bendigan en él todas las naciones”). También Jonás, Ioná, IVNH (nuevamente las letras del Tetragrama, con una He sustituida por Nun), cuando se aleja de la Presencia Divina (no quiere ir a predicar a Nínive), es arrojado al mar de la materialidad (descenso) y tragado por el pez (Dag Gadol, cuyo valor numérico es 50, es decir Nun, que también significa Pez) y en esa muerte simbólica es redimido: representa el circuito del alma que desciende a este mundo para la realización del tikkún y asciende de nuevo a su estatus espiritual, individual y sin ego (el pez). Siempre se ha interpretado la historia de Jonás como una prefiguración mesiánica. También Iehoshúä/Josué es hijo de Nun. Moshé (Nétzaj) lleva hasta las puertas de la Tierra Prometida (Biná, la quincuagésima puerta). La puerta quincuagésima, que es la propia Biná en conjunto – la hebra invisible que pega, el cordón umbilical que une a cada ser con la madre, es decir, la totalidad de lo existente – permanece en poder de Di-s mismo. Se dice que Moshé fue capaz de abrir las cuarenta y nueve primeras puertas, pero no pudo penetrar la quincuagésima. Fue Iehoshúä (Josué) Bin-Nun (Hijo de la Nun) el encargado de hacer entrar al Pueblo de Israel en la Tierra que mana leche y miel, la Tierra superior de Biná.

 

Y es la Torá en su conjunto – en todas sus dimensiones que sólo se revelarán en la época mesiánica – la llave de la puerta quincuagésima: la Torá que fue entregada el día 50º de la salida de Egipto, tras los cuarenta y nueve días de purificación de la cuenta del Ömer, el tiempo necesario para liberarse de toda la impureza del periodo de esclavitud en Mitzráim/Egipto (de esclavitud en el plano físico, las 49 puertas de la negatividad). La letra Nun (cuyo significado es pez) es entonces un símbolo ambivalente, como corresponde a la fuerza del cinco/cincuenta que proyecta las energías de Guevurá, el deseo de recibir de la creación (y Hamá, HMH = 50, significa desear, apetecer). El pez nadando en el agua es una criatura que simboliza la ausencia de autoconciencia, lo contrario de los animales de tierra. La Caída, Nefilá, canalizada por la Nun, se produce con el nacimiento de la conciencia egoica, cuando el pez es forzado a manifestarse fuera de su medio natural, en la tierra seca de la conciencia exterior, colectiva. El estado natural del hombre es el experimentar paradójicamente una autoconciencia no egoica. Tal es el nivel inicial, de inocencia edénica y tal deberá ser el estado final del proceso de individuación, lo personal y lo colectivo fundidos en el mar de la existencia cósmica – la puerta 49ª - en el séptimo cielo de Aravót, el punto en el que se encontraban los israelitas al final de su travesía de cuarenta años por el desierto, tal como está escrito (Bemidbar/Números 36:13): “Estos son los preceptos y los juicios que el Señor mandó por mano de Moshé a los hijos de Israel en las llanuras (Ärvot) de Moav, junto al Jordán frontero con Jericó”. Precisamente ‘Moav’, que etimológicamente significa ‘del padre’, suma 49. Recordamos que, como en el Mar Rojo, las aguas del Jordán (la frontera del otro mundo) se abren y los israelitas pasan en seco, completándose el proceso. Además de todo lo dicho, el número 50 es un significador de perfección y completitud, como indican las palabras Kol, Todo, y Iam, Mar. Ambos términos tienen connotaciones de Biná, así como Adamá, la Tierra que constituye el elemento adámico.

 

En todas estas reflexiones hay que tener en cuenta que la letra Nun corresponde a la Muerte y el elemento astrológico Escorpio. Doble Nun significa Muerte a la Muerte, es decir, Vida, la vida plena de la Álef, de la Unidad, más allá de todas las dualidades. Por otro lado, la Guimmatriiiá del Nombre Nun-Nun-Álef es 101, que es un emblema de la totalidad: 100 Sefirot (un árbol completo dentro de cada sefirá) más ‘En Sof’, el Infinito. También Mijael, el arcángel, suma 101.


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