GRUPO DE ESTUDIO POR WHATSAPP

Por Kabbalah y Torah en Expansión
Algunas veces nos sentimos
decepcionados por personas a las que hemos brindado nuestra amistad; con
frecuencia nos desilusionamos por circunstancias en las cuales damos mucho de
nosotros mismos. Esto ocurre cuando nuestras acciones positivas estuvieron
condicionadas a recibir algún beneficio más adelante.
Frecuentemente damos nuestra amistad
a otros o les hacemos favores teniendo en mente alguna intención oculta. La
amistad que ofrecemos usualmente es condicional, y a veces ni siquiera nos
damos cuenta de ello. Queremos algo a cambio. Puede ser reconocimiento social,
un préstamo, o algún favor que tal vez en el futuro quisiéramos pedir.
Usualmente nuestras acciones de
compartir llevan consigo ciertos cabos atados. Por ejemplo, el nombre de un
benefactor es grabado en una placa y se fija en la pared de una recepción. Se
ofrece una cena en honor a un benefactor. Se nombra el ala de un hospital con
el nombre de un contribuyente caritativo. Esto no es considerado como compartir
incondicionalmente. El compartir verdaderamente no conlleva nombres, de manera
tal que ni el donador ni donatario tienen idea de quién es el otro. El donante
da y punto. Las personas que dan derivan placer a partir del acto anónimo e
incondicional del puro compartir, sin esperar nada a cambio, y es entonces
cuando reciben todo.
Cuando damos amor incondicional y
realizamos acciones genuinas de compartir, el gozo viene del hecho de que
damos, no de lo que deseamos obtener a cambio.
MEDITACIÓN:
Las motivaciones de interés
personal, los motivos ulteriores y las intenciones ocultas se substituyen por
actos puros de amistad, amor incondicional y de dar. A cambio, se verán
atraídos a nuestra vida amigos verdaderos y amorosos, la alegría y la
satisfacción.
Comentarios
Publicar un comentario