SHEM 58 - DEJANDO IR
- ייל
Vocalización: Yiyál
(Moshé Cordovéro); Yo/yo/la (A. Abulafia)
Valor numérico: 50
Ángel portador del
Nombre: Yeyalel. Valor numérico: 81
“Sea el Nombre de HaShem
bendito desde ahora y para siempre”.
(Tehilim/Salmos 113:2)
“Y mi alma está muy
turbada; y tú HaShem, ¿hasta cuándo?”
(Tehilim/Salmos 6:4)
Significado: Este Nombre
canaliza Biná de Hod: la mente aplicada a la forma, el dominio de las
estructuras mentales. Favorece todo lo que sea construcción y reparación; en
particular, promueve la curación de las enfermedades. Pone los recursos
disponibles a disposición de la lógica para la solución de problemas. Confiere
fortaleza mental y una mente lógica, combatiendo las características negativas
del planeta Saturno, tales como la tendencia a la tristeza y la melancolía. La
combinación de Mercurio con Saturno confiere una mente analítica y reflexiva en
profundidad. Da agudeza mental y claridad interior. Ayuda a la investigación
científica y a cualquier actividad que requiera profundidad. Yud-Yud-Lamed = 50
= letra Nun, letra de Biná, representando tradicionalmente a las 50 puertas del
Entendimiento.
Su energía nos protege
contra los que buscan nuestro mal. La tradición relaciona este Nombre con el
paso del Yam Suf (Mar rojo/Mar de los Juncos). El Nombre Yud-Yud-Lamed es
notarikón de Y´HVH Ylajem Lajem (Y´HVH luchará por vosotros). Sigue el
versículo: Veatém tajarishún (y vosotros estad quietos). Shemot/Éxodo: 14: 14.
Así, esta energía libera de las estructuras mentales rígidas que nos oprimen:
Ayuda a liberarnos de nuestro pasado, de nuestros traumas, de nuestras
programaciones inconscientes. Nos enseña a fluir, a dejar ir y a dejarnos ir.
Di-s nos protege y lucha por nosotros.
Nos salva cuando nos
encontramos frente a una situación terrible y no sabemos qué hacer. Nuevamente,
Di-s lucha por nosotros. Nos ayuda a dar el paso trascendental hacia nuestra
verdadera identidad (paso del Mar Rojo, cambio de marcha…). Pero, según la
Tradición, el mar no se abrió hasta que Nashón, hijo de Aminabad, de la tribu
de Yehudá, no se sumergió hasta las narices. Significa que el primer paso, con
fe total, lo tenemos que dar nosotros. Entonces se abre el mar. También Di-s le
dice a Moshé: “¿Por qué clamas a Mí? Habla los hijos de Israel y que anden. Y
tú, alza tu vara y extiende tu mano sobre el mar y divídelo.” [Es decir: ¿Por
qué me pides que lo haga yo? Hazlo tú mismo.]
La expresión anterior
puede utilizarse como mantra: Y´HVH ylajem li (lanu); Ado-nay lucha por mí
(nosotros). Yud-Yud-Lamed = 50 (letra Nun que también significa el principio de
individuación. Mem-Yud (50) (quién) La pregunta constante a tener presente en
la mente es: ¿Mi? (¿Quién es el que realiza la acción?).
Yud-Yud es un Nombre
Divino (primera letra de Y´HVH y última letra de Ado-nay, expresando la
conjunción de ambos: YaHdVnHy, la unión de Tiferet y Maljut). Lamed, representa
la aspiración del corazón/Tiferet de unirse con los tres supremos a través de
Biná.
Según el Zohar, Mi/quién,
es Biná (el verdadero sujeto), Mah/qué, es Maljut (el mundo del objeto), ambas
mediadas por Tiferet. Miremos hacia donde miremos siempre encontramos un Mah,
un qué. ¿Dónde está el Mi? “El Baal Shem Tov enseñaba que el hombre debe creer
con fe perfecta que sus hechos, palabras y hasta el menor de sus movimientos,
todo ello es Di-s mismo. Pues Di-s gobierna al hombre y limita sus Divina
Presencia dentro de él. Al comprender esto, el hombre no buscará ninguna clase
de retribución por sus actos, ya que Di-s mismo, y no el hombre, es el que
actúa.” “El Baal Shem Tov enseñaba que el hombre debe contemplar que nada hay
en la totalidad del Universo sino el propio Di-s, el cual llena todo el mundo
con su Gloria. La parte esencial de esta contemplación es que el hombre se
piense absolutamente como nada, pues él es realmente sólo el alma dentro de sí,
la cual es una parte de lo divino mismo. Así, toda la realidad es sólo Di-s, el
Único” (Ambas citas son de ‘La sabiduría de los místicos judíos’. Alan
Unterman)
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