60. LIBERTAD - מצר
A medida que empezamos a transformar nuestras vidas y
experimentamos satisfacción verdadera, somos puestos a prueba una y otra vez.
En cada prueba nuestro ego nos inyecta duda. El optimismo y entusiasmo que
sentimos al inicio de nuestro recorrido se esfuma, empezamos a quejarnos, el
ego regresa.
Como esclavos e hijos de esclavos, la gente de Israel estuvo
en cautiverio en Egipto por 400 años. Entonces vino Moshé/Moisés. Enviado por
el Creador, ganó la libertad para su gente. Entonces los guió por un viaje
largo y arduo, incluyendo el famoso pasaje a través del Mar Rojo. Finalmente
llegaron al Monte Sinaí, donde tenían una cita con el destino.
Extrañamente, los israelitas empezaron a quejarse tan pronto
como escaparon de la esclavitud, al punto de rogarle a Moshé que los llevara de
vuelta a Egipto. La Kabbalah nos dice que toda esta historia es un código, es
una historia encubierta de transformación espiritual individual. Egipto se
refiere al ego humano, el más antiguo esclavizador en la historia. Cualquier
aspecto de nuestra naturaleza que nos controle es Egipto, que denota las
trampas seductoras del mundo material.
En el momento en que nuestro camino espiritual se torna
desafiante o incómodo para el ego, anhelamos regresar a nuestro propio Egipto
personal: al nivel inferior de ser al que nos hemos acostumbrado.
El camino a la transformación requiere auto conocimiento y
responsabilidad personal. Esto no es fácil, constantemente somos tentados para
volver atrás. Escapar de la esclavitud espiritual significa liberarnos de la
esclavitud de nuestro yo anterior.
Meditación
Percibimos el equilibrio y la armonía que llenan toda la
Creación, especialmente en los momentos difíciles, retos y pruebas que debemos
enfrentar durante nuestra vida.
Con el poder de este Nombre despertamos la fuerza para pasar
todas las pruebas, para elevarnos a un nivel superior de ser, y para ganar la
dicha y la realización que acompaña la verdadera transformación espiritual.
Soltamos las cadenas del ego y logramos la libertad.
“El rostro de HaShem está contra los que obran mal, para
cortar de la tierra su memoria”.
(Tehilim/Salmos 34:17)
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