53. SIN AGENDA - ננא
Algunas veces nos sentimos decepcionados por personas a las
que hemos brindado nuestra amistad; con frecuencia nos desilusionamos por
circunstancias en las cuales damos mucho de nosotros mismos. Esto ocurre cuando
nuestras acciones positivas estuvieron condicionadas a recibir algún beneficio
más adelante.
Frecuentemente damos nuestra amistad a otros o les hacemos
favores teniendo en mente alguna intención oculta. La amistad que ofrecemos
usualmente es condicional, y a veces ni siquiera nos damos cuenta de ello.
Queremos algo a cambio. Puede ser reconocimiento social, un préstamo, o algún
favor que tal vez en el futuro quisiéramos pedir.
Usualmente nuestras acciones de compartir llevan consigo
ciertos cabos atados. Por ejemplo, el nombre de un benefactor es grabado en una
placa y se fija en la pared de una recepción. Se ofrece una cena en honor a un
benefactor. Se nombra el ala de un hospital con el nombre de un contribuyente
caritativo. Esto no es considerado como compartir incondicionalmente. El
compartir verdaderamente no conlleva nombres, de manera tal que ni el donador
ni donatario tienen idea de quién es el otro. El donante da y punto. Las
personas que dan derivan placer a partir del acto anónimo e incondicional del
puro compartir, sin esperar nada a cambio, y es entonces cuando reciben todo.
Cuando damos amor incondicional y realizamos acciones
genuinas de compartir, el gozo viene del hecho de que damos, no de lo que
deseamos obtener a cambio.
Meditación
Las motivaciones de interés personal, los motivos ulteriores
y las intenciones ocultas se substituyen por actos puros de amistad, amor
incondicional y de dar. A cambio, se verán atraídos a nuestra vida amigos
verdaderos y amorosos, la alegría y la satisfacción.
“He aquí el ojo de HaShem sobre los que le temen, sobre los
que esperan en su misericordia”.
(Tehilim/Salmos 33:18)
No hay comentarios:
Publicar un comentario