LOS CÍRCULOS Y LA FORMA LINEAL VERTICAL

 

Por Kabbalah y Torah en Expansión

 

La Voluntad Suprema quiso mostrar los diferentes aspectos por medio de las formas vistas en la Visión Profética, instituyó estas 2 formas: los círculos y la forma lineal vertical.

 

Los ‘Ïggulim’ (“círculos”) indican ‘La Cadena de Desarrollo’ a través de la cual las Sefirot emergen unas de otras, mientras que la representación lineal vertical indica ‘El Orden Gubernamental’, en el que las Sefirot están dispuestas a lo largo de ‘Las Tres Columnas’ de ‘Jésed’ (Bondad), ‘Din’ (Juicio) y ‘Rajamim’ (Misericordia): Derecha-Izquierda-Centro.

 

Los asuntos relacionados con la interrelación causal y de desarrollo entre las Sefirot deben entenderse desde los círculos, mientras que los asuntos relacionados con el gobierno deben entenderse a través de la representación ‘Iosher’ (“lineal vertical”).

 

Desde el punto de vista del desarrollo, no hay ninguna diferencia entre ‘Jésed’ (Bondad), Columna Derecha y ‘Din’ (Juicio), Columna Izquierda, porque Guevurá (inclinación hacia la izquierda) emerge de Jésed (inclinación hacia la derecha) y está debajo de ella, al igual que Nétzaj (inclinación hacia la derecha) emerge de Tiféret (centro) y está debajo de ella.

 

Lo que esto significa es que cuando examinamos el aspecto del desarrollo, no tomamos en cuenta la acción de una Sefirá en particular en términos de su propia cualidad distintiva. Más bien, consideramos el nivel de esta Sefirá en términos de qué tan cerca o lejos está de la Fuente.

 

Desde este punto de vista, las cualidades distintivas de este nivel particular no son evidentes en detalle sino solo de manera general como parte de la Providencia Total.

 

Así, la forma subyacente del círculo es como una esfera que es completamente redonda y no se divide en partes, porque no se puede decir que tiene una cabeza.

 

Cuando se ve un círculo en la visión de la ‘Merkavá’, la inferencia inmediata es que se trata de una radiación de Luz que brilla de manera general e indiferenciada. Abarca todos los reinos y seres creados y, en consecuencia, toma la forma de una esfera o círculo envolvente, en la medida en que abarca y brilla a toda la existencia contenida en él sin ninguna diferenciación.

 

Así, la Voluntad Suprema mantiene en existencia este mundo inferior por medio de una providencia general que no hace diferenciación entre una especie y otra o entre un individuo y otro, sino que abarca por igual a todos los reinos y seres creados.

 

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