HAKKOL KOL
IAÄKOV
Por Kabbalah y Torah en Expansión
Este ‘Limmud’ (estudio) ha sido
donado para ‘Beriut’ (salud), ‘Berajá’ (bendición) y ‘Hatzlajá’ (éxito) de la
Familia González de USA, Correa González de México y Kamber de Croacia
Para ‘Refuá Shelemá’ (sanación
completa) de Martita bat Juana y José Alfredo ben Aizza
Y para protección física y
espiritual de Jenny bat Myrta
En el Zejut (mérito) de nuestros
patriarcas y matriarcas Avraham, Itzjak, Iaäkov, Sará, Rivká, Rajel y Leá
Cuando Iaäkov (Jacob) luchó contra
los ‘Emorí’ (amorreos), se refirió a su conquista de la ciudad de Shejem (Siquem)
como algo que había adquirido בחרבי ובקשתי
“BEJARBÍ UVKASHTÍ - con mi
espada y mi arco” (Bereshit/Génesis 48:22).
Había otro elemento en esa batalla:
la ‘Tefil´la’ (“oración”) que ofreció Iaäkov lo ayudó a tener éxito. Unkelos
traduce las palabras ‘BEJARBÍ UVKASHTÍ’ como “con mi oración y mi súplica”.
Era costumbre de Iaäkov que siempre
que estuviera involucrado en una confrontación, emplearía 3 tipos de armas a
las que nuestros ‘Jajamim’ (sabios) se han referido como מלחמה ‘MILJAMÁ’ (“guerra”), דורון ‘DORÓN’ (“regalo”) y תפלה ‘TEFIL´LÁ’ (“oración”). Estas pueden
ser consideradas como las “armas secretas” de Iaäkov.
El arma llamada ‘Dorón’, eran
regalos a la ‘Tzedaká’ (“caridad”).
El arma llamada ‘Miljamá’ era la lucha contra su ‘Ietzer HaRá’ (“mal impulso”).
El arma llamada ‘Tefil´lá’ no
necesita interpretación homilética.
Estas 3 armas juntas son lo que
popularmente se conoce como הקול קול יעקב “HAKKOL KOL
IAÄKOV - La voz es la voz de Jacob”.
También se alude al arma de la ‘Tzedaká’
(“caridad”) en un pasaje bíblico que describe a los soldados que van a la
batalla. Tehil´lim/Salmos 85:14 habla de:
צֶדֶק לְפָנָיו יְהַלֵּךְ וְיָשֵׂם לְדֶרֶךְ פְּעָמָיו
TZÉDEK LEFANAV IEHAL´LEJ
VEIASEM LEDÉREJ PEÄMAV
“La caridad va delante de él cuando
emprende su camino”.
También tenemos un versículo en Shemot/Éxodo
30:12:
“Cuando hagas un censo de los Hijos
de Israel para contarlos, cada uno dará a HaShem un rescate por su persona
cuando sean contados, para que no haya plaga entre ellos cuando los hayas
contado”.
Sugiere que un hombre puede usar sus
dones caritativos para ayudarlo a superar su culpa de sangre, es decir, para
salvarlo del peligro en la guerra.
El hecho de que sólo los hombres
mayores de 20 años tuvieran que hacer este aporte es un claro indicio de que
una vez que se llega a la edad militar puede convertirse en un salvavidas.
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