BORÉ MINÉ VESAMÍN - “Creador de las
especies fragantes”
Por Kabbalah y Torah
Cuando concluye el Shabbát, la persona
debe aspirar los perfumes porque el espíritu ha salido del hombre, es decir, la
Neshamá Ieterá (“el alma adicional”) de Shabbát, mientras que Néfesh del hombre
se queda desnuda por esa salida, pues Rúaj (el espíritu) se ha apartado de
ella.
Está escrito: “VAIÁRAJ ET-RÉAJ
BEGADÁV VAIVAREJÉHU - Y olió el
olor de sus vestidos, y le bendijo” (Bereshít/Génesis 27:27). El aroma es el
sustento de Néfesh porque ingresa en Néfesh y no en el Guf (cuerpo). “Y al
aspirar el aroma de sus ropas”, quiere decir que eran las ropas de Adám
HaRishón, que el Creador le había entregado.
Cuando Adam pecó, le quitaron los
ropajes de gloria – con los que se vestía en el principio, cuando el Creador lo
admitió al Jardín del Edén. Luego de que pecó, Él lo vistió con ropas
diferentes. El primer vestido, que Adám usó en el Jardín del Edén, era de esas
bendiciones que se llaman Ajoraim, que son los vestidos que se llaman
“LEVUSHÉ TUFRÁ - Vestidos de uñas”.
Cuando estaba en el Jardín del Edén,
todas esas merkavót (“carrozas”) y todos esos campamentos rodeaban a Adám.
Estaba resguardado de todo y ningún mal le podía alcanzar. Cuando pecó, le
quitaron esos vestidos de uñas y él sintió temor de las cosas malignas y los
espíritus malignos y todos esos santos campamentos que le rodeaban y le
resguardaban se habían apartado de él. De todas esas vestimentas, solamente
quedaron las uñas en las puntas de sus dedos, rodeadas por la suciedad de Sitrá
Ajará (“El Otro Lado”).
Luego del pecado, Adám perdió el
alma que había venido hasta él desde Atzilút a través del Parsá. Naturalmente,
los vestidos de uñas que vienen del Parsá se perdieron también. Y ajustándose a
la pequeña medida de su alma elevada que quedó en él, una parte del vestido de
uñas se quedó con él también. Este es el excedente de uñas en las puntas de los
dedos. Y a que las uñas son consideradas Kelím de Ajoraim, ‘Sitrá Ajará’ (“El
Otro Lado”) tiene el poder de aferrarse a ellas y alimentarse de ellas. La
parte de las uñas que no está adherida a la carne del dedo, en donde siempre
hay suciedad, es el lugar en donde siempre succiona ‘Sitrá Ajará’. Es debido a
esto que está prohibido que crezcan arriba de la carne del dedo.
Por este motivo, uno no debe dejar
crecer las uñas, pues hay suciedad en ellas. Al crecer, la fuerza del Din
(Juicio) crece en él también, por la fuerza de las Kelippót que succionan de
las uñas que sobrepasan la carne. Uno debe ocuparse de esto cada día. Debe
cortarlas pero no tirarlas, para no actuar con falta de respeto hacia ese
lugar, ya que su raíz es un lugar elevado y uno podría resultar dañado por
esto.
Todo es como en lo alto. ‘Sitrá
Ajará’ rodea todos los Kelím de Ajoraim en lo alto; por lo tanto, las uñas
también estén rodeadas de suciedad, ya que ellas extienden de Ajoraim y no
deben estar en el lugar del mundo, en un lugar habitado.
Después, el Creador hizo para Adám
otras ropas con las hojas de los árboles en el Jardín del Edén. Está escrito:
“VAIAÄS ADO-NÁI ELO-HÍM
LEADÁM ULISHTÓ KOTNÓT
ÖR VAIALBISHÉM - Y el Señor Di-s
hizo para Adám y su esposa túnicas de piel y los vistió” (Bereshít/Génesis
3:21). Rabbí Meír escribe: “ropajes de luz”, ya que eran de las hojas de los
árboles en el Jardín del Edén, que son luces. Esto es porque al principio, las
ropas de Adám eran del Ajoraim del Jardín de arriba, Maljút de Atzilút, de su
Parsá. Luego del pecado, eran del Jardín del Edén de la tierra en el mundo de
Äsiá, saliendo del jardín. Estas ropas emitían aromas y perfumes del jardín,
con los cuales el alma se apacigua y se deleita, como está escrito: “Y al
aspirar el aroma de sus ropas le bendijo”, pues el alma de Isaac y el espíritu
(Néfesh y Rúaj) moraban en ese aroma.
Por esta razón, cuando el Shabbát
concluye, uno debe aspirar perfumes para que su alma se apacigüe con ese aroma
a cambio del aroma superior que se ha apartado de él. Y el mejor de los aromas
de los perfumes es el del mirto, pues el sustento del lugar santo, Maljút,
desde donde emanan las almas, es el mirto. Este también es el sustento del alma
del hombre, así como en lo alto, para ser sustentado cuando se queda desnudo
luego de la partida de la Neshamá Ieterá (“alma adicional”) del Shabbát.
Jésed-Guevurá-Tiféret (JaGaT) de Zéër
Anpín se llaman “mirtos”, en relación a su entrega de la iluminación de Jojmá a
Maljút, ya que la iluminación de Jojmá se llama “aroma”. Resulta que estos
mirtos sustentan a Maljút, cuya esencia es la iluminación de Jojmá. Maljút se
llama “un lugar”. El mirto, JaGaT de ZA, emite un aroma – la iluminación de
Jojmá – para impartir a Maljút. Es debido a esto que tomamos el mirto, para
sustentar el alma del hombre con este cuando concluye el Shabbát luego de la
partida del alma adicional.
Cuando el Shabbát concluyó, Adám
HaRishón se vistió con esas ropas del Jardín del Edén de la tierra, que emiten
aromas y perfumes, para sustentar su alma en lugar del espíritu sagrado,
elevado, santo y glorioso, que es el resplandor de Atzilút que ha partido de
él. El “mirto” es el sustento del alma, pues en el superior hay sustento del
alma, Maljút.
(Zóhar, Vaiahkél)
Comentarios
Publicar un comentario