LA LETRA כ KAF

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LA LETRA כ KAF     Por Kabbalah y Torah en Expansión   Las 2 letras de la escritura completa de la palabra כ ‘Kaf’, כף son las iniciales de 2 palabras hebreas: ‘Kóaj’ (“potencial”) y ‘Poël’ (“real”). Así la כ ‘Kaf’ alude al poder latente dentro del reino espiritual, el potencial de manifestarse completamente en la esfera física de lo real. HaShem debe crear el Mundo continuamente; de lo contrario, la Creación dejaría de existir instantáneamente. Su potencial, es entonces actualizado a cada momento. Este concepto se conoce como “el poder de revelar el eterno potencial dentro de la realidad”. En la Jasidut se nos enseña que esta debe ser la primera percepción al despertar. De momento que el significado literal de la letra כף ‘Kaf’ es “palma” - el lugar del cuerpo donde se lleva a la práctica el potencial - esta percepción es reflejada en la costumbre de poner una palma sobre la otra al despertar, al recitar la plegaria ‘Modé Aní’:   MODÉ (MODÁ)   ANÍ   LEFANEJA   MÉLEJ  

BORE MINE VESAMIN - “Creador de las especies fragantes”


BORÉ MINÉ VESAMÍN - “Creador de las especies fragantes”

Por Kabbalah y Torah

Cuando concluye el Shabbát, la persona debe aspirar los perfumes porque el espíritu ha salido del hombre, es decir, la Neshamá Ieterá (“el alma adicional”) de Shabbát, mientras que Néfesh del hombre se queda desnuda por esa salida, pues Rúaj (el espíritu) se ha apartado de ella.

Está escrito: “VAIÁRAJ  ET-RÉAJ  BEGADÁV  VAIVAREJÉHU - Y olió el olor de sus vestidos, y le bendijo” (Bereshít/Génesis 27:27). El aroma es el sustento de Néfesh porque ingresa en Néfesh y no en el Guf (cuerpo). “Y al aspirar el aroma de sus ropas”, quiere decir que eran las ropas de Adám HaRishón, que el Creador le había entregado.

Cuando Adam pecó, le quitaron los ropajes de gloria – con los que se vestía en el principio, cuando el Creador lo admitió al Jardín del Edén. Luego de que pecó, Él lo vistió con ropas diferentes. El primer vestido, que Adám usó en el Jardín del Edén, era de esas bendiciones que se llaman Ajoraim, que son los vestidos que se llaman “LEVUSHÉ  TUFRÁ - Vestidos de uñas”.

Cuando estaba en el Jardín del Edén, todas esas merkavót (“carrozas”) y todos esos campamentos rodeaban a Adám. Estaba resguardado de todo y ningún mal le podía alcanzar. Cuando pecó, le quitaron esos vestidos de uñas y él sintió temor de las cosas malignas y los espíritus malignos y todos esos santos campamentos que le rodeaban y le resguardaban se habían apartado de él. De todas esas vestimentas, solamente quedaron las uñas en las puntas de sus dedos, rodeadas por la suciedad de Sitrá Ajará (“El Otro Lado”).

Luego del pecado, Adám perdió el alma que había venido hasta él desde Atzilút a través del Parsá. Naturalmente, los vestidos de uñas que vienen del Parsá se perdieron también. Y ajustándose a la pequeña medida de su alma elevada que quedó en él, una parte del vestido de uñas se quedó con él también. Este es el excedente de uñas en las puntas de los dedos. Y a que las uñas son consideradas Kelím de Ajoraim, ‘Sitrá Ajará’ (“El Otro Lado”) tiene el poder de aferrarse a ellas y alimentarse de ellas. La parte de las uñas que no está adherida a la carne del dedo, en donde siempre hay suciedad, es el lugar en donde siempre succiona ‘Sitrá Ajará’. Es debido a esto que está prohibido que crezcan arriba de la carne del dedo.

Por este motivo, uno no debe dejar crecer las uñas, pues hay suciedad en ellas. Al crecer, la fuerza del Din (Juicio) crece en él también, por la fuerza de las Kelippót que succionan de las uñas que sobrepasan la carne. Uno debe ocuparse de esto cada día. Debe cortarlas pero no tirarlas, para no actuar con falta de respeto hacia ese lugar, ya que su raíz es un lugar elevado y uno podría resultar dañado por esto.

Todo es como en lo alto. ‘Sitrá Ajará’ rodea todos los Kelím de Ajoraim en lo alto; por lo tanto, las uñas también estén rodeadas de suciedad, ya que ellas extienden de Ajoraim y no deben estar en el lugar del mundo, en un lugar habitado.

Después, el Creador hizo para Adám otras ropas con las hojas de los árboles en el Jardín del Edén. Está escrito: “VAIAÄS  ADO-NÁI  ELO-HÍM  LEADÁM  ULISHTÓ  KOTNÓT  ÖR  VAIALBISHÉM - Y el Señor Di-s hizo para Adám y su esposa túnicas de piel y los vistió” (Bereshít/Génesis 3:21). Rabbí Meír escribe: “ropajes de luz”, ya que eran de las hojas de los árboles en el Jardín del Edén, que son luces. Esto es porque al principio, las ropas de Adám eran del Ajoraim del Jardín de arriba, Maljút de Atzilút, de su Parsá. Luego del pecado, eran del Jardín del Edén de la tierra en el mundo de Äsiá, saliendo del jardín. Estas ropas emitían aromas y perfumes del jardín, con los cuales el alma se apacigua y se deleita, como está escrito: “Y al aspirar el aroma de sus ropas le bendijo”, pues el alma de Isaac y el espíritu (Néfesh y Rúaj) moraban en ese aroma.

Por esta razón, cuando el Shabbát concluye, uno debe aspirar perfumes para que su alma se apacigüe con ese aroma a cambio del aroma superior que se ha apartado de él. Y el mejor de los aromas de los perfumes es el del mirto, pues el sustento del lugar santo, Maljút, desde donde emanan las almas, es el mirto. Este también es el sustento del alma del hombre, así como en lo alto, para ser sustentado cuando se queda desnudo luego de la partida de la Neshamá Ieterá (“alma adicional”) del Shabbát.

Jésed-Guevurá-Tiféret (JaGaT) de Zéër Anpín se llaman “mirtos”, en relación a su entrega de la iluminación de Jojmá a Maljút, ya que la iluminación de Jojmá se llama “aroma”. Resulta que estos mirtos sustentan a Maljút, cuya esencia es la iluminación de Jojmá. Maljút se llama “un lugar”. El mirto, JaGaT de ZA, emite un aroma – la iluminación de Jojmá – para impartir a Maljút. Es debido a esto que tomamos el mirto, para sustentar el alma del hombre con este cuando concluye el Shabbát luego de la partida del alma adicional.

Cuando el Shabbát concluyó, Adám HaRishón se vistió con esas ropas del Jardín del Edén de la tierra, que emiten aromas y perfumes, para sustentar su alma en lugar del espíritu sagrado, elevado, santo y glorioso, que es el resplandor de Atzilút que ha partido de él. El “mirto” es el sustento del alma, pues en el superior hay sustento del alma, Maljút.

(Zóhar, Vaiahkél)


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