¿POR QUÉ LOS BEBÉS HUELEN TAN
DIVINAMENTE?
Por Kabbalah y Torah
Cuando la Luz se extrae de la
columna Derecha, Jésed, y regresa con la columna Izquierda, Guevurá, crea
unificación y santidad. El proceso de “correr y regresar” es la fuerza
impulsora del universo y es por eso que todo está en movimiento.
Hacer todas nuestras acciones con
continuación crea Afinidad con la Luz del Creador que sostiene ese movimiento
(la fuerza detrás de la constante 137, Electrón-Neutrón-Protón). Estamos en el
mundo de ‘Galgal´lím’, גלגלים, que significa ondas, círculos o ruedas.
“Novia” en hebreo se dice ‘Kal´lá’ כלה, la letra ‘Hé’ ה representa a Maljút y
‘Kol’ כל a Iesód. Cuando la novia
se conecta con el novio, entra en un proceso que lleva a la santidad, ya que
unifica la derecha y la izquierda.
La novia rodea al novio 7 veces,
seguido de 7 bendiciones para “anudar” las 7 Sefirót juntas y conectarlas al
Árbol de la Vida.
En la noche de la boda, el novio y
la novia se unen para manifestar el proceso anterior y completar el círculo. La
meditación del novio es atraer la Luz de Zéër Anpín y su nivel de alma de Rúaj
hacia la novia. Su meditación es como un recipiente vacío, listo para recibir y
canalizar la Luz que fue jalada anteriormente por el novio. Esto crea
continuación en el mundo y trae la vida y la fuerza de la Luz a sus vidas.
Esta misma meditación debe hacerse
en todas las conexiones, incluso si no es con el propósito de tener hijos. La
Luz que baja es como un “niño” y puede manifestarse en diferentes áreas de la
vida de la pareja.
Inmediatamente después de que Di-s
formara a la mujer separándola del cuerpo de Adán (Bereshít 2:22), la Torá
explica:
Bereshít/Génesis 2:24:
עַל־כֵּן יַעֲזָב־אִישׁ אֶת־אָבִיו
וְאֶת אִמּוֹ וְדָבַק בְּאִשְׁתּוֹ וְהָיוּ לְבָשָׂר אֶחָד
ÄL-KÉN IAÄZAV-ÍSH
ET-AVÍV VE´ET IMMÓ
VEDAVÁK BEISHTÓ VEHAÍU
LEVASÁR EJÁD
“Por tanto, el varón dejará a su
padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán por una carne”.
El hombre y la mujer deben buscar el
estado tal como Di-s los creó, un cuerpo.
Un bebé crece dentro de un útero de
forma circular y su sangre circula con la de la madre. La fuerza vital divina
todavía está en su cuerpo cuando nace. Antes de que se contamine por asuntos
terrenales, su cuerpo y carne huelen divinamente, especialmente la cabeza.
(Tikkuné HazZóhar)
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