RIBBÓN HAÖLAMÍM - Señor de los
mundos
Por Kabbalah y Torah
[En el tiempo de Neïlá (última
plegaria de Ióm Kippúr) estábamos sellando todo para el próximo año. Ahora
estamos reforzando ese sello para garantizar un año maravilloso y agregarle el
poder de la certeza a nuestra conciencia].
Señor de los mundos, sella nuestro
destino para la vida y danos acceso al mundo de vida y paz. Y sella para la
vida el destino de todos los que guardan Tu pacto, Di-s viviente y Rey eterno.
Y que seamos recordados y grabados en el Libro de la Vida junto con los puros y
deseables y todos aquellos que están inscritos para la vida. Hoy Tú sellarás
nuestro destino para una buena vida, oh Asombroso y Refulgente. Porque la
fuente de la vida proviene de Ti y con Tu luz veremos luz. Con la cerradura de
las Puertas del morador de la Residencia Suprema, buscarán los pecados de
Israel y no los encontrarán, y las transgresiones de Judá no serán encontradas.
Y cuando las Puertas del Cielo sean cerradas, perdona sus pecados y arroja
todas sus transgresiones a las profundidades del mar. Y proclama sobre aquellos
que confiesan ante Ti, en el tiempo de sellado, una larga vida y su porción de
dicha proveniente de Ti. Consuélate por aquellos que confiesan ante Ti y aquél
que confiese sus actos y percances hallará misericordia.
(Según el orden del Alefato
hebreo)
Somos más culpables que cualquier
otro pueblo.
Hemos tenido más desgracias que
cualquier otra nación.
La dicha es ajena a nosotros ahora.
Nuestro corazón lamenta nuestros
pecados.
Nuestros deseos han sido abatidos.
Nuestra gloria ha sido derrotada.
Nuestro Santo Templo ha sido
destruido por nuestros pecados.
Nuestro castillo está desolado.
La belleza de nuestra tierra y
nuestra fuerza está en manos de extraños.
Ante nuestros ojos nos han quitado
todo por lo que hemos trabajado.
Nos fue arrebatado.
Ellos han puesto su yugo sobre
nosotros y lo hemos cargado a cuestas.
Los esclavos nos gobernaron y nada
nos salvó de ellos.
Sufrimos muchas desdichas.
Clamamos a Ti, oh Señor, Di-s
nuestro, pero estabas alejado debido a nuestros pecados.
No te seguimos y estábamos
confundidos, como ovejas perdidas.
Aún no hemos enmendado nuestro
error. ¿Cómo podemos tener el atrevimiento y la audacia para decirte, Señor, Di-s
nuestro y Di-s de nuestros padres, que somos justos y que no pecamos? (Pero hemos
pecado, nosotros y nuestros padres).
(Neïlá de Ióm Kippúr)
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