JESHVAN SEGÚN EL SEFER IETZIRA
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JESHVÁN SEGÚN EL SÉFER IETZIRÁ
Por Kabbalah y Torah en Expansión
De acuerdo con el Séfer Ietzirá,
cada mes del año judío tiene una letra del alfabeto hebreo, un signo del
zodíaco, una de las doce tribus de Israel, un sentido, y un órgano controlador
del cuerpo que le corresponde.
Jeshván (o Mar Jeshván) es el octavo
mes del calendario judío.
En el Tanaj, es llamado el Jódesh Bul,
de la palabra ‘Mabbul’ (“diluvio”), que comenzó el 17 de Jeshván y culminó el
27 del mismo mes del año siguiente. El día 28 Nóaj (Noé) ofrendó su sacrificio
a Di-s y Este le prometió no volver a traer un diluvio sobre la tierra para
destruir la humanidad, revelándole luego la señal del pacto con el mundo, el
arco iris.
Es el único mes que no tiene días
festivos o mitzvot especiales. Nos enseñaron que está “reservado” para el
tiempo del Mashíaj, quien va a inaugurar el tercer Templo en Jeshván.
COLOR: Violeta
LETRA: נ ‘Nun’
Es considerada como la letra del
Mashíaj, de quien está dicho: “frente al sol, está su nombre I-nnón (de la
nun)” (Tehil´lim/Salmos 72:17). La raíz verbal nun significa “reinar”. Como
sustantivo significa “el heredero del trono” (de nin).
El mes octavo es el del Mashíaj, ya
que 8 significa la revelación eterna de lo sobrenatural (el estado consumado de
la naturaleza rectificada es el secreto del número 7). Mientras que el “arpa”
de este mundo posee 7 cuerdas, la del Mashíaj tiene 8. Así como 8 trasciende a
7, 50 (el valor numérico de la letra nun) trasciende a 49, que es 7 al
cuadrado. En este mundo, la ‘Nun’ está doblada נ, confinada a los límites
de la naturaleza. Con la llegada del Mashíaj, la ‘Nun’ “se estira” ן (la figura de la nun de
final de palabra), abriéndose paso a través de los límites de la naturaleza, y
desciende “por debajo de la línea” hacia las esferas subterráneas de la
realidad para revelar allí la abarcadora luz Infinita de Di-s.
MAZZAL: Äkrav (escorpión)
Enseñan nuestros sabios que el
escorpión es el miembro más mortífero de la categoría general de criaturas
venenosas, cuya figura arquetípica es la serpiente primordial del Edén. La
palabra äkrav deriva de äkev, “talón, como está dicho: “y tu [la serpiente] lo
morderás [al hombre] en el talón” (Bereshit/Génesis 3:15). Por eso el äkrav
simboliza la “mordedura” perfecta de la serpiente en el talón del hombre. En
general, el veneno de la serpiente es “caliente”, en cambio el del escorpión es
“frío”. El Mashíaj es la única alma que puede vencer, matar y al final revivir
a la serpiente primordial (para transformarla en bien).
(El alma del Mashíaj y su estado
permanentemente consciente, manifiesta la rectificación definitiva del “calor”,
“ardiendo” solamente en su amor por Di-s e Israel, y también del “frío”, el
frío absoluto a las falsas vanidades de este mundo).
Este es el secreto de la ecuación
numérica: משיח Mashíaj (358) = נחש Najash (358, la serpiente).
Äkrav (372) = Mashíaj (358, najásh)
más David (14; la nun es la letra número 14 del Álef-bet). La raíz de la
palabra Jeshván (jet, shin, nun) se permutan para formar la palabra ‘Najash’
(en Jeshván, la ‘Nun’ está “estirada” y en najásh está “doblada”).
TRIBU: Menashé
Es el hijo primogénito de Iosef.
Derivando de la palabra “olvidar” (literalmente “saltar, alto y afuera”), Menashshé
implica el poder del Tzaddik (Iosef) de hacernos olvidar las adversidades, las
pruebas y las tribulaciones de este mundo con la llegada del Mashíaj. Con el
poder y el sentido de Menashshé, todos los dolores de este mundo se transforman
y convierten en el placer de la era mesiánica. Las letras de este nombre se permutan
para formar la palabra ‘Neshamá’ (“alma”). Menashshé representa el sentido de
revelar el alma Divina de Israel. En la Torá, Moshé (Moisés) es llamado Menashshé,
al agregarle la nun correspondiente a Jeshván. Está dicho de Moisés: “él es el
primer redentor y él es el último redentor” (ver Shemot Rabbá 4:2; Zóhar
1:253a; Sháär HapPesukim, Vaijí; Torá Or, al principio de Mishpatim). En su
primera vida (como “primer redentor”) no alcanzó el “portal 50 del
entendimiento” (el entendimiento de Di-s Mismo, como si fuera, y Su intención
más profunda de la creación del universo). Cuando vuelva como Mashíaj, se le
dará por siempre el “portal 50”, la ‘Nun’ de Mashíaj, el secreto de Menashshé
(Moshé-nun). Se nos enseña en el Zóhar que cuando Moisés se fue de este mundo
por primera vez recibió ese portal 50 y fue “sepultado” en la Mishná, otra
permutación de Menashshé, Moshé-nun. A través del estudio de la Mishná (en los
tiempos del exilio) revelamos la Neshamá de Israel y así merecemos la redención
de Moshé-Mashíaj y la revelación para todos en la tierra del “portal 50”.
SENTIDO: olfato
Es el sentido más espiritual, y en
hebreo ‘Reiaj’ (“oler”), está emparentado con ‘Rúaj’ (“espíritu”). Enseñan
nuestros sabios que el olfato es el único sentido que “disfruta el alma y no el
cuerpo” (neshamá - Menashé). Es el único de los cinco sentidos que no participó
del pecado original del hombre en el Jardín del Edén, y por lo tanto no fue
mancillado o impurificado. Es el sentido que salvó al pueblo judío en los
tiempos de Mordejai y Ester, quienes son llamados Mor veHadas (“mirra y mirto”,
las dos fuentes primarias de fragancia). Está manifestado explícitamente que
este es el sentido del Mashíaj: “y él olerá en el temor de Di-s” – “juzgará con
el olfato” (más que con la vista o el oído, Ieshaäiáhu/Isaías 11:3; Sanhedrín
93b).
Con su sentido del olfato (su Rúaj HakKódesh,
“el espíritu sagrado”) el Mashíaj sabrá cómo conectar cada alma judía con su
origen Divino, y así identificar su tribu en Israel.
CONTROLADOR: los intestinos
La palabra ‘Dakín’ (intestinos) deriva de ‘Daká’ (“minuto”) o ‘Dak’ (“partícula”). Esto implica el poder de desintegrar en partes pequeñas y refinadas. En el proceso de preparar el incienso en el Templo (la expresión consumada del sentido del olfato en el servicio del templo), uno de los ayudantes debía decir una y otra vez: ‘Hadek Hetev, Hetev hadek’ (“muele bien, muele bien”). Todos los sacrificios en el templo tienen la intención de producir un ‘Reiaj Nijoaj’ (“aroma agradable”) y gratificar el sentido Divino del olfato, que implica la “satisfacción” Divina con el servicio de Sus hijos de Israel en particular y con Su creación en general. Nuestros sabios interpretan la frase ‘Reiaj Nijoaj’ como “Yo estoy satisfecho (Nájat Rúaj), porque he hablado y se ha cumplido Mi voluntad”. Esta satisfacción Divina con el hombre y la creación fue expresada por primera vez el 28 de Jeshván, cuando Nóaj ofreció su sacrificio a Di-s, y por Su satisfacción, Di-s prometió a Nóaj nunca más destruir al mundo con un diluvio. Como está explícitamente expresado en las leyes de la Torá, el aroma “agradable” a Di-s es producido por las grasas de los intestinos ofrecidos en el altar y por esta razón se los considera controladores del sentido del olfato.
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