ATTÁ HIVDALTA - Tú has apartado
Por Kabbalah y Torah
[Todos nosotros tenemos el poder de
ser como Di-s, pero muchos nos sentimos insignificantes en comparación con la
Luz infinita del Creador, como una vela ante el Sol radiante. Sin embargo,
debemos entender que, en nuestro mundo oscuro, una vela tiene una importancia
enorme. Podemos obtener grandes logros espirituales en este mundo, porque todos
tenemos la Luz de Di-s dentro de nosotros].
Tú has apartado a la humanidad desde
el principio y Tú reconoces que ésta debe estar ante Ti. Porque, ¿quién puede
decirte qué hacer? Si ellos actúan con rectitud, ¿cómo Te beneficiaría? Y que
Tú nos otorgues, Señor, Di-s nuestro, este Día de Expiación, este día de
expiación de pecados, este día de Santa Convocatoria para perdón y que seamos
perdonados, absueltos y expiados. Para que Tú nos perdones por todos nuestros
pecados, de modo que restrinjamos nuestras manos de su compulsión y podamos
cumplir nuevamente los estatutos de Tu voluntad con todo el corazón. Y que Tú,
con la abundancia de Tu misericordia, seas misericordioso con nosotros y no
desees la destrucción del mundo. Como está dicho: “Busquen al Señor mientras
puede ser hallado, llámenlo en tanto que está cercano” (Ieshaäiáhu/Isaías 55:6).
También está dicho “Deje el impío su
camino y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Di-s, el cual tendrá
de él misericordia, al Di-s nuestro, el cual será amplio en perdonar” (Ieshaäiáhu/Isaías
55:7). Porque Tú eres un Dios de perdón, compasivo y misericordioso, lleno de
paciencia y abundante en gracia, que hace mucho bien. Tu deseas el
arrepentimiento del inicuo y No Te deleitas en su muerte, como está dicho:
“Diles: Vivo Yo, dice el Señor, Di-s, que no quiero la muerte del impío, sino
que se vuelva el impío de su camino y que viva. ¡Vuelvan, vuelvan de sus malos
caminos! ¿Por qué han de morir, casa de Israel?” (Iejezkél/Ezequiel 33:11).
Y está dicho: “¿Acaso quiero Yo la
muerte del impío? dice el Señor, Di-s. ¿Y no que viva y se aparte de sus malos
caminos?” (Ezequiel 18:23).
También está dicho: “Yo no quiero la
muerte del que muere, dice el Señor, Di-s. ¡Arrepiéntanse, pues, y vivirán!” (Iejezkél/Ezequiel
18:32). Porque Tú eres el perdonador de Israel y el perdonador de las tribus de
Jerusalén en cada generación. Y además de Ti no hay nadie que pueda perdonarnos
y absolvernos.
(Neïlá de Ióm Kippur)
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