COLESTEROL BUENO
(LAD) COLESTEROL MALO (LBD)
Por Kabbalah y
Torah en Expansión
En el ítem 220,
el Zóhar habla primero acerca del sacerdote como el “cerebro”; luego hace
transición a una discusión sobre la Columna Central, e inmediatamente después
procede a revelar una asombrosa verdad concerniente a la grasa, el hígado, el
corazón y las arterias.
Se nos dice que
hay dos clases de grasa: pura e impura, como está declarado en el versículo:
“...en el
cuerpo hay partes grasosas puras e impuras, sangre limpia sin materia de
desecho, y sangre contaminada con materia de desecho...”
Las grasas
puras, dice el Zóhar, están asociadas con un corazón y arterias saludables,
mientras que las grasas impuras son peligrosas, usadas por el ángel Sammael, quien
está conectado con nuestro hígado, para causar enfermedades del corazón y el
cerebro. El cerebro es el sacerdote que trabaja para vencer al control de Sammael
sobre el corazón. Este secreto está ocultado en el siguiente versículo:
“Y si el
hígado, que es Sammael, desea ofrecer partes grasosas que son ritualmente
impuras para el corazón, él toma solamente la grasa de una parte ritualmente
pura”.
Notablemente,
2,000 años después, la ciencia médica confirmó esta antigua observación:
La ciencia
ahora entiende que el hígado humano sintetiza colesterol para el cuerpo. El
colesterol es, esencialmente, una sustancia grasa (“partes grasosas”); y hay,
de hecho, dos clases de colesterol: bueno y malo, puro e impuro.
El colesterol
bueno es conocido como LAD (lipoproteínas de alta densidad).
El colesterol
malo es llamado LBD (lipoproteínas de baja densidad).
Una
sobreabundancia de colesterol malo tapona las arterias. Ayuda a formar una
placa, la cual estrecha las arterias y disminuye el flujo de sangre al corazón y
al cerebro. Con menos sangre, el corazón recibe menos oxígeno. Una falta de
oxígeno puede causar dolor en el pecho, llamado “angina”. Con un menor flujo de
oxígeno, el individuo se vuelve mucho más susceptible a ataques al corazón y
apoplejías. La acumulación del colesterol malo es la causa más común de
enfermedad cardiaca. Pero esta acumulación ocurre tan lentamente que no somos
siquiera conscientes del peligro creciente.
En el lenguaje
del Zóhar, el colesterol malo es mencionado como las “partes grasosas” que son
“ritualmente impuras” y “ofrecidas” al corazón por el hígado, “Sammael”.
El colesterol
bueno elimina al colesterol malo de la corriente sanguínea. Contiene una enzima
que ayuda a echar abajo los depósitos y lleva el colesterol malo de las arterias
de regreso al hígado, donde es convertido en bilis, la cual absorbe y digiere
las grasas; y es después excretado por el cuerpo. El colesterol bueno no se
junta ni adhiere en las paredes internas de las arterias. Los niveles altos de
colesterol bueno reducen el riesgo de enfermedad cardiaca y apoplejías.
El Zóhar se
refiere al colesterol bueno como “partes grasosas puras”, la “sangre limpia sin
materia de desecho”.
Los niveles de
colesterol bueno y malo están inversamente conectados. Cuando uno aumenta, el
otro disminuye. Esto es: un nivel constante de colesterol con un aumento en el
nivel de colesterol bueno, bajará automáticamente el nivel de colesterol malo,
y a su vez, reduce el riesgo de enfermedad coronaria y apoplejía.
Los científicos
usan la proporción entre el colesterol bueno y el malo (proporción LAD/LBD)
como un indicador de enfermedad cardiaca y riesgo de apoplejía. La proporción y
el equilibrio son la clave. Esta verdad médica es encontrada en la discusión en
el Zóhar sobre la “Columna Central”. La Columna Central equilibra a las
Columnas Derecha e Izquierda (“pura” e “impura”, respectivamente) en la medida
conveniente y apropiada.
Un hígado
funcionando mal puede causar un desequilibrio peligroso entre los colesteroles
bueno y malo, una enfermedad coronaria, disfunción inmunitaria y problemas de
azúcar en la sangre.
El Zóhar revela
luego la causa final detrás de la enfermedad coronaria y disfunción del hígado
cuando habla de “Ietzer HaRá/Inclinación al Mal” y “Ietzer HaTov/Inclinación al
Bien”, que, se nos dice, están arraigados en las arterias del hígado y el
corazón, respectivamente. Esta es una muy profunda percepción.
Nuestra
conducta hacia los demás, nuestra manera de vivir, sea ésta espiritual o
física, es el factor último determinante que decide entre la salud y la
enfermedad, según el Zóhar. La enfermedad no es el resultado de los hábitos
alimentarios u otros factores externos. Ellos son meramente las armas, usadas
por las fuerzas negativas, para infligir juicio y manifestar la oscuridad
espiritual que hemos errado.
Si nuestra
conciencia y nuestra conducta están arraigados en nuestra Inclinación al Mal,
nuestro hígado descargará grasas impuras en las arterias porque el ángel negativo
Sammael se apodera de la grasa pura, como se declara en el versículo: “... él
toma solamente la grasa de una parte grasosa ritualmente pura” y ofrece “partes
grasosas que son ritualmente impuras para el corazón”. Nuevamente tenemos un
versículo del Zóhar que es profundamente perceptivo, digno de una reflexión
profunda.
Si escogemos
una vida de espiritualidad, sacrificando nuestros impulsos egoístas a favor de
nuestra Inclinación al Bien, el ser maligno Samael cede el control. Sangre
limpia, purificada, corre por nuestras venas. La función del hígado es
saludable, reflejando el bienestar de nuestro estado de mente espiritual.
Esta percepción
profunda es reforzada aún más en el versículo siguiente:
“... hay dos
tipos de pueblo: Israel, que es como las arterias del corazón, y las otras
naciones del mundo, que son como las arterias del hígado”.
Israel se
refiere al individuo espiritual, el que acoge la sabiduría de la Kabbalá y se
vuelve responsable de todas sus acciones y sus consecuencias. El término “otras
naciones” se refiere a aquellos que viven de acuerdo con los caprichos del
egocentrismo, quienes son guiados solamente por el intelecto, descuidando las
necesidades y la voluntad del alma. La Luz de este párrafo destruye al ángel
negativo Sammael y su ejército, y su influencia destructiva sobre nuestra mente
y el mundo. Esta energía espiritual acomoda nuestros niveles de colesterol en
la sangre en favor del colesterol bueno (LAD). Las arterias son destapadas y
limpiadas. Recibimos curación del hígado, el cerebro y de todo el sistema
cardiovascular. Lo más importante: recibimos la curación del alma para que
ahora triunfemos sobre la Inclinación al Mal, de una vez por todas, y traigamos
inmortalidad y alegría al mundo.
De ángeles,
mundos celestiales y otras cosas elevadas. El resto de este pasaje habla en una
prosa profundamente oscurecida concerniente a los ángeles, los sacrificios, los
mundos celestiales, los apareamientos, el Tetragrámaton יהו"ה,
las diferentes clases de almas y otros asuntos sublimes. Lo más relevante para
nosotros es la Luz que es arrojada de esta narración. Esta Luz enciende los
sacrificios antiguos apropiados en representación nuestra. Somos limpiados de
pecado. Los mundos celestiales son alineados, luego conectados, permitiendo a
la Energía divina caer en cascada sobre la creación. La energía del Pastor Fiel
[Moshé] se vuelve un faro para toda la humanidad, conduciéndonos a nuestra
Redención Final, solamente a través de la paz y la bondad.
(Zóhar,
Pinejás)
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