LA LETRA כ KAF

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LA LETRA כ KAF     Por Kabbalah y Torah en Expansión   Las 2 letras de la escritura completa de la palabra כ ‘Kaf’, כף son las iniciales de 2 palabras hebreas: ‘Kóaj’ (“potencial”) y ‘Poël’ (“real”). Así la כ ‘Kaf’ alude al poder latente dentro del reino espiritual, el potencial de manifestarse completamente en la esfera física de lo real. HaShem debe crear el Mundo continuamente; de lo contrario, la Creación dejaría de existir instantáneamente. Su potencial, es entonces actualizado a cada momento. Este concepto se conoce como “el poder de revelar el eterno potencial dentro de la realidad”. En la Jasidut se nos enseña que esta debe ser la primera percepción al despertar. De momento que el significado literal de la letra כף ‘Kaf’ es “palma” - el lugar del cuerpo donde se lleva a la práctica el potencial - esta percepción es reflejada en la costumbre de poner una palma sobre la otra al despertar, al recitar la plegaria ‘Modé Aní’:   MODÉ (MODÁ)   ANÍ   LEFANEJA   MÉLEJ  

COLESTEROL BUENO (LAD) COLESTEROL MALO (LBD)

COLESTEROL BUENO (LAD) COLESTEROL MALO (LBD)


Por Kabbalah y Torah en Expansión 

En el ítem 220, el Zóhar habla primero acerca del sacerdote como el “cerebro”; luego hace transición a una discusión sobre la Columna Central, e inmediatamente después procede a revelar una asombrosa verdad concerniente a la grasa, el hígado, el corazón y las arterias.

Se nos dice que hay dos clases de grasa: pura e impura, como está declarado en el versículo:

“...en el cuerpo hay partes grasosas puras e impuras, sangre limpia sin materia de desecho, y sangre contaminada con materia de desecho...”

Las grasas puras, dice el Zóhar, están asociadas con un corazón y arterias saludables, mientras que las grasas impuras son peligrosas, usadas por el ángel Sammael, quien está conectado con nuestro hígado, para causar enfermedades del corazón y el cerebro. El cerebro es el sacerdote que trabaja para vencer al control de Sammael sobre el corazón. Este secreto está ocultado en el siguiente versículo:

“Y si el hígado, que es Sammael, desea ofrecer partes grasosas que son ritualmente impuras para el corazón, él toma solamente la grasa de una parte ritualmente pura”.

Notablemente, 2,000 años después, la ciencia médica confirmó esta antigua observación:

La ciencia ahora entiende que el hígado humano sintetiza colesterol para el cuerpo. El colesterol es, esencialmente, una sustancia grasa (“partes grasosas”); y hay, de hecho, dos clases de colesterol: bueno y malo, puro e impuro.

El colesterol bueno es conocido como LAD (lipoproteínas de alta densidad).

El colesterol malo es llamado LBD (lipoproteínas de baja densidad).

Una sobreabundancia de colesterol malo tapona las arterias. Ayuda a formar una placa, la cual estrecha las arterias y disminuye el flujo de sangre al corazón y al cerebro. Con menos sangre, el corazón recibe menos oxígeno. Una falta de oxígeno puede causar dolor en el pecho, llamado “angina”. Con un menor flujo de oxígeno, el individuo se vuelve mucho más susceptible a ataques al corazón y apoplejías. La acumulación del colesterol malo es la causa más común de enfermedad cardiaca. Pero esta acumulación ocurre tan lentamente que no somos siquiera conscientes del peligro creciente.

En el lenguaje del Zóhar, el colesterol malo es mencionado como las “partes grasosas” que son “ritualmente impuras” y “ofrecidas” al corazón por el hígado, “Sammael”.

El colesterol bueno elimina al colesterol malo de la corriente sanguínea. Contiene una enzima que ayuda a echar abajo los depósitos y lleva el colesterol malo de las arterias de regreso al hígado, donde es convertido en bilis, la cual absorbe y digiere las grasas; y es después excretado por el cuerpo. El colesterol bueno no se junta ni adhiere en las paredes internas de las arterias. Los niveles altos de colesterol bueno reducen el riesgo de enfermedad cardiaca y apoplejías.

El Zóhar se refiere al colesterol bueno como “partes grasosas puras”, la “sangre limpia sin materia de desecho”.

Los niveles de colesterol bueno y malo están inversamente conectados. Cuando uno aumenta, el otro disminuye. Esto es: un nivel constante de colesterol con un aumento en el nivel de colesterol bueno, bajará automáticamente el nivel de colesterol malo, y a su vez, reduce el riesgo de enfermedad coronaria y apoplejía.

Los científicos usan la proporción entre el colesterol bueno y el malo (proporción LAD/LBD) como un indicador de enfermedad cardiaca y riesgo de apoplejía. La proporción y el equilibrio son la clave. Esta verdad médica es encontrada en la discusión en el Zóhar sobre la “Columna Central”. La Columna Central equilibra a las Columnas Derecha e Izquierda (“pura” e “impura”, respectivamente) en la medida conveniente y apropiada.

Un hígado funcionando mal puede causar un desequilibrio peligroso entre los colesteroles bueno y malo, una enfermedad coronaria, disfunción inmunitaria y problemas de azúcar en la sangre.

El Zóhar revela luego la causa final detrás de la enfermedad coronaria y disfunción del hígado cuando habla de “Ietzer HaRá/Inclinación al Mal” y “Ietzer HaTov/Inclinación al Bien”, que, se nos dice, están arraigados en las arterias del hígado y el corazón, respectivamente. Esta es una muy profunda percepción.

Nuestra conducta hacia los demás, nuestra manera de vivir, sea ésta espiritual o física, es el factor último determinante que decide entre la salud y la enfermedad, según el Zóhar. La enfermedad no es el resultado de los hábitos alimentarios u otros factores externos. Ellos son meramente las armas, usadas por las fuerzas negativas, para infligir juicio y manifestar la oscuridad espiritual que hemos errado.

Si nuestra conciencia y nuestra conducta están arraigados en nuestra Inclinación al Mal, nuestro hígado descargará grasas impuras en las arterias porque el ángel negativo Sammael se apodera de la grasa pura, como se declara en el versículo: “... él toma solamente la grasa de una parte grasosa ritualmente pura” y ofrece “partes grasosas que son ritualmente impuras para el corazón”. Nuevamente tenemos un versículo del Zóhar que es profundamente perceptivo, digno de una reflexión profunda.

Si escogemos una vida de espiritualidad, sacrificando nuestros impulsos egoístas a favor de nuestra Inclinación al Bien, el ser maligno Samael cede el control. Sangre limpia, purificada, corre por nuestras venas. La función del hígado es saludable, reflejando el bienestar de nuestro estado de mente espiritual.

Esta percepción profunda es reforzada aún más en el versículo siguiente:

“... hay dos tipos de pueblo: Israel, que es como las arterias del corazón, y las otras naciones del mundo, que son como las arterias del hígado”.

Israel se refiere al individuo espiritual, el que acoge la sabiduría de la Kabbalá y se vuelve responsable de todas sus acciones y sus consecuencias. El término “otras naciones” se refiere a aquellos que viven de acuerdo con los caprichos del egocentrismo, quienes son guiados solamente por el intelecto, descuidando las necesidades y la voluntad del alma. La Luz de este párrafo destruye al ángel negativo Sammael y su ejército, y su influencia destructiva sobre nuestra mente y el mundo. Esta energía espiritual acomoda nuestros niveles de colesterol en la sangre en favor del colesterol bueno (LAD). Las arterias son destapadas y limpiadas. Recibimos curación del hígado, el cerebro y de todo el sistema cardiovascular. Lo más importante: recibimos la curación del alma para que ahora triunfemos sobre la Inclinación al Mal, de una vez por todas, y traigamos inmortalidad y alegría al mundo.

De ángeles, mundos celestiales y otras cosas elevadas. El resto de este pasaje habla en una prosa profundamente oscurecida concerniente a los ángeles, los sacrificios, los mundos celestiales, los apareamientos, el Tetragrámaton יהו"ה, las diferentes clases de almas y otros asuntos sublimes. Lo más relevante para nosotros es la Luz que es arrojada de esta narración. Esta Luz enciende los sacrificios antiguos apropiados en representación nuestra. Somos limpiados de pecado. Los mundos celestiales son alineados, luego conectados, permitiendo a la Energía divina caer en cascada sobre la creación. La energía del Pastor Fiel [Moshé] se vuelve un faro para toda la humanidad, conduciéndonos a nuestra Redención Final, solamente a través de la paz y la bondad.

(Zóhar, Pinejás) 


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