ANULAR EL PODER
DE SITRÁ AJARÁ (El Otro Lado)
Por Kabbalah y
Torah
La metáfora de
Israel como un paciente enfermo es usada para mostrar como lo están pasando los
hijos de Israel en el exilio. Con la descripción de los diez toques del Shofár
vemos como la duración del exilio y la llegada de la redención están indicadas.
Cada uno de
nosotros, individualmente, es Israel. El exilio del cual se habla en el Zóhar
es nuestro exilio, a saber: la falta de salud, realización y alegría en nuestra
vida. La sanación, la redención y la libertad empiezan aquí con el poderoso y
majestuoso toque del Shofár. La violencia que ha marcado nuestro exilio es
reprimida, porque la Gueul´lá (Redención) está ahora sobre nosotros. Nuestros
corazones son sanados, espiritual y físicamente. Las dolencias cardiovasculares
son remediadas. El pulso del hombre empieza a latir con fuerza y lentitud
mejores que el de un campeón olímpico.
El Zóhar hace
un comentario sobre un juramento que concierne al Creador haciendo la guerra
con Ämalék. Ämalék significa las dudas e incertidumbres que manchan nuestros
corazones y nos desconectan de la verdad de la Luz. Ämalék es ahora muerto por
los rayos semejantes a láser de la Luz que se disparan desde el Shofár. El
canto de la libertad es oído alrededor del mundo por medio del arreglo musical
del Iúd-Hé-Váv-Hé, los 72 Shemót (Nombres) y las reverberaciones pulsantes,
rítmicas, del cuerno de carnero.
El Zóhar revela
que los Tzaddikím (Justos) sufren la enfermedad para expiar los pecados de su
generación. Aquí, el Zóhar representa el papel de los Justos, absorbiendo
padecimientos en nombre nuestro. La Luz de la sanación es encendida por este
fenómeno y la usamos para sanar nuestros padecimientos. Pero la Luz es
infinita, sin límites. Por lo tanto, una sorpresa mortal está guardada para el
Otro Lado: Ahora sabemos utilizar esta Luz de Sanación e irradiarla de vuelta
sobre las almas virtuosas entre nosotros que sufren por nuestra generación. Y
todo esto es benditamente irónico: que nosotros, el lector común, podemos sanar
ahora a los Justos, usando su propia Luz y compartiéndola de vuelta con ellos
con gratitud profunda por su apoyo incondicional.
Adicionalmente,
esta dramática exhibición de energía destruye toda dolencia y enfermedad que
existe en el cuerpo y alma colectivos del hombre. Todos los pecados -desde el
tiempo de Adám hasta ahora- son expiados por la Luz de estos versículos
divinamente inspirados. Ellos anulan el poder de Sitrá Ajará (El Otro Lado).
(Zóhar,
Pinejás)
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