LA LETRA כ KAF

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LA LETRA כ KAF     Por Kabbalah y Torah en Expansión   Las 2 letras de la escritura completa de la palabra כ ‘Kaf’, כף son las iniciales de 2 palabras hebreas: ‘Kóaj’ (“potencial”) y ‘Poël’ (“real”). Así la כ ‘Kaf’ alude al poder latente dentro del reino espiritual, el potencial de manifestarse completamente en la esfera física de lo real. HaShem debe crear el Mundo continuamente; de lo contrario, la Creación dejaría de existir instantáneamente. Su potencial, es entonces actualizado a cada momento. Este concepto se conoce como “el poder de revelar el eterno potencial dentro de la realidad”. En la Jasidut se nos enseña que esta debe ser la primera percepción al despertar. De momento que el significado literal de la letra כף ‘Kaf’ es “palma” - el lugar del cuerpo donde se lleva a la práctica el potencial - esta percepción es reflejada en la costumbre de poner una palma sobre la otra al despertar, al recitar la plegaria ‘Modé Aní’:   MODÉ (MODÁ)   ANÍ   LEFANEJA   MÉLEJ  

PARASHAT BALAK - (Bemidbar/Números 22:2-25:9) - Protección contra negatividad, mal de ojo, energías oscuras

PARASHAT BALAK - (Bemidbar/Números 22:2-25:9) - Protección contra negatividad, mal de ojo, energías oscuras


Por Kabbalah y Torah en Expansión 

EL POTENCIAL DE NUESTRA ALMA

Esta Parashá trata acerca de la historia de Balak y Biläm. Biläm era un gran profeta, pero la diferencia entre él y Moshé es revelada por el siguiente Midrash, que dice: “En Israel nunca hubo un profeta como Moshé, pero en las naciones del mundo si había uno: él era Biläm”. No obstante, Moshé era una persona justa, mientras que Biläm era una persona malvada. El Zóhar dice:

Rabbí Shimön dijo: Eläzar, todos los dichos de Biläm el perverso son violentos. Los compañeros ya los explicaron, como está escrito: “VELO-KAM  NAVÍ  ÖD  BEISRAEL KEMOSHÉ - Y no se levantó en Israel otro profeta como Moshé...” (Devarim/Deuteronomio 34:10). Dijeron que uno igual se levantó pero no en Israel, sino más bien entre las naciones del mundo. ¿Quién era él? Fue Biläm. Ya hemos explicado este asunto: que así como no hay uno como Moshé en las coronas más elevadas, no hay nadie como Biläm en las coronas inferiores, el primero en el aspecto de la santidad y el segundo en el aspecto de la Izquierda.

(Zóhar, Balak 11:162)

¿Cómo podemos entender la diferencia entre estos dos individuos, dado que ambos son reconocidos como grandes profetas?

Podríamos preguntarnos también por qué esto es relevante. ¿Por qué necesitamos pensar acerca de gente justa o malvada que vivió hace miles de años en el desierto? ¿Cómo esto está conectado con lo que vivimos hoy día? La respuesta es que la conexión es muy clara y directa: Moshé y Biläm existen dentro de cada uno de nosotros; y en nuestra comprensión de cómo Biläm cayó y se volvió negativo, nosotros mismos podríamos aprender a evitar la caída.

Más específicamente, podemos aprender de la respuesta de Biläm a los mensajeros que llegaron a él. Él dijo: “Di-s dijo que yo no debo ir con ustedes”. Di-s le había dicho: “LO  TELEJ  ÏMMAHEM  LO  TAOR  ET-HAÄM  KI  VARUJ  HU - No vayas con ellos; ni maldigas al pueblo, porque es bendito” (Bemidbar/Números 22:12). La razón por la que Di-s le dijo a Biläm que no fuera es evidente: dado que el pueblo de Israel estaba bendecido, no podían ser maldecidos. Pero Rashi nos dice que Biläm malinterpretó lo que Di-s le había dicho. Biläm les dijo a los mensajeros: “Di-s no me permite ir con ustedes, sino solamente con ministros más importantes que ustedes”. Biläm escogió interpretar la situación, no con el fin de proteger al pueblo de una maldición sino para proteger su propio honor. Al actuar de esta manera, Biläm efectivamente negó las palabras de Di-s.

El maligno Biläm acostumbraba jactarse en todo. Con todos estos, él acostumbraba engañar a las mentes de la gente y alcanzó un alto nivel con sus discursos retóricos. Acostumbraba hacer montañas de granos de arena. Todo lo que decía era acerca de estos niveles de discurso sucio. Sin embargo, ese perverso acostumbraba hablar y acumular autoalabanza en manera disfrazada y hablar arrogantemente hasta que quien lo escuchaba pensaba que él había superado a todos los profetas del mundo, como dice: “NEUM  SHOMÉÄ  IMRE-E´L  VEIODÉÄ  DÁÄT  ELÍON - el que oyó los dichos del Señor, y el que sabe la ciencia del Altísimo…” (Bemidbar/Números 24:16). ¿Quién en el mundo podría oír tal habla e imaginar a algún otro profeta en el mundo tan digno de confianza?

(Zóhar, Balak 12:165)

La raíz de este problema radica en el hecho de que a menudo oímos y vemos sólo aquello que queremos oír y ver. Esto es lo que podemos identificar en Biläm. Cuando Biläm finalmente emprendió su camino, un ángel de Di-s se paró frente a él; pero Biläm no podía ver el ángel. Sin embargo, si Biläm estaba al nivel de Moshé, ¿cómo era esto posible? Más aún, está escrito que incluso el asno de Biläm veía al ángel. Sólo puede haber una explicación a la ceguera de Biläm: Si bien él era profeta y podía ver el futuro, estaba tan inmerso en su propio ego que sólo veía lo que él quería ver.

El ojo humano funciona de tal manera que, en realidad, ve todo al revés. El cerebro invierte la imagen capturada de modo que veamos el mundo como probablemente es. Pero aun así nuestra visión es restringida por los límites de nuestra espiritualidad. Nuestro potencial verdadero es ilimitado: si cumpliéramos con el potencial de nuestra alma, podríamos ver y escuchar todo.

Si tan sólo permaneciéramos abiertos a aquello que nos rodea, encontraríamos las respuestas a todas nuestras preguntas simplemente a través de nuestra propia observación. La mayoría del tiempo, la razón por la cual nuestras preguntas persisten es porque les tememos a las respuestas. A pesar de que a menudo ya conocemos la solución a un problema en particular, esperamos que la respuesta verdadera no sea lo que creemos que es porque puede ser un poco temible o incómoda.

La gente incluso reacciona de esta manera ante las enseñanzas de Rav Berg. Se dicen a sí mismos: “El Rav no quiso decir eso”, o “No entendí al Rav”, o “El Rav probablemente no entendió lo que yo intentaba decirle”. Nosotros hasta le cambiamos el significado a aquello que se nos ha dicho a fin de que sea lo que queríamos escuchar. Nadie dijo que el camino espiritual es un camino fácil, pero si queremos crecer y tener verdaderamente una buena vida, a veces tenemos que hacer cosas que no son cómodas. Sólo de esta manera tendremos el mérito de recibir lo que es bueno. En nuestra alma, ya somos uno con Di-s; y en nuestra alma, todos sabemos la verdad. Pero nuestro Deseo de Recibir para Sí Mismo Solamente nos aparta de esta verdad.

¿Cómo podemos adiestrarnos para oír la verdad como realmente es, en lugar de como queremos que sea? Podemos comenzar entendiendo lo que ocurre cuando pensamos sólo en nosotros mismos. Aun cuando vemos a otras personas, sólo vemos lo que ellos pueden darnos o aquello que podemos obtener de ellos. Pero cuando vemos más allá de nuestros deseos egoístas -cuando vemos cómo podemos ayudar, cómo podemos dar, cómo podemos compartir-, comenzamos a ver la verdad.

Hay una historia que nos ayudará a entender este concepto. Una vez, un hombre pobre fue a la casa del Báäl Shem Tov a pedir caridad. Todos sabían que el Báäl Shem Tov siempre daba la misma cantidad: 18 monedas. A pesar de que no era rico, él nunca quería que una persona pobre se fuera de su casa con las manos vacías. No obstante, un hombre en particular pidió cinco rublos; lo cual era bastante dinero para el Báäl Shem Tov. Así que el sirviente del Báäl Shem Tov le dijo: “No puedes recibir cinco rublos, es imposible”.

El hombre pobre contestó: “Yo fui rico en algún momento y, durante ese tiempo, les di dinero a todos. Ahora que no tengo nada de dinero, es su deber darme dinero de la forma en la que yo le daba a cada persona pobre que venía a mi casa a pedir caridad”. El sirviente dijo: “No puedo hacer eso porque hay reglas acerca de cuánto puedo dar”. En ese instante, el Báäl Shem Tov se acercó a la puerta y preguntó que estaba ocurriendo. Cuando el sirviente le dijo, el Báäl Shem Tov se volvió al mendigo y dijo: “En lugar de pedir cinco rublos, ¿por qué no me preguntas la razón por la cual Di-s te quitó todo tu dinero?”.

El Báäl Shem Tov le dijo al mendigo que se sentara. “¿Recuerdas cuando eras el hombre más rico de la ciudad, y en cada Iom Kippur solías dar tabaco a toda la congregación para ayudarlos con el ayuno? La última vez que hiciste esto, había un hombre que no sólo había ayunado en Iom Kippur sino durante todo el año; era tan pobre que no tenía nada que comer. Te dijiste a ti mismo que estaba por debajo de ti darle un poco de tabaco porque él era demasiado pobre y se veía terrible. Sucedió que este hombre casi muere y, como consecuencia, hubo un gran clamor en el Cielo que resultó en un decreto de que todo tu dinero pasaría a aquel hombre. Hoy en día, él es rico y tú eres pobre”.

Cuando el mendigo preguntó cómo podía recuperar su dinero, el Báäl Shem Tov dijo: “Si le pides un poco de tabaco al hombre que ahora es rico y él se rehúsa a dártelo, todo su dinero pasará a ser tuyo”. Así que el mendigo regresó a la ciudad y se paró junto al hombre rico durante sus oraciones y le dijo: “¡Dame un poco de tabaco!”. El hombre rico contestó: “Si estás pidiendo, es porque probablemente lo necesitas”, y le dio el tabaco. Después, el mendigo fue a la casa del hombre rico y tocó a su puerta. Cuando el hombre rico apareció y preguntó qué quería el mendigo, él le contesto que quería tabaco. El hombre rico respondió: “Si estás pidiendo, entonces lo necesitas”. De nuevo, le dio al mendigo un poco de tabaco. Esto sucedió una y otra vez en diferentes situaciones. Cada vez el hombre rico decía: “Si estás pidiendo, entonces debes necesitarlo”.

Tiempo después, llegó el día de la boda de la hija del hombre rico. Justamente cuando el hombre rico estaba disfrutando del baile padre-hija con la novia, el mendigo lo interrumpió diciendo: “¡Dame un poco de tabaco, por favor!”. Estaba seguro de que el hombre rico se rehusaría dado que estaba en medio de la boda, pero la respuesta del hombre rico fue la misma: “Si estás pidiendo, probablemente la necesitas”. El hombre pobre no podía creer lo que estaba escuchando y se desmayó. Cuando despertó, el hombre rico le preguntó por qué se había desmayado, y el mendigo dijo: “Tú no me recuerdas, pero yo solía ser el hombre más rico de la ciudad; y el Báäl Shem Tov dijo que tuviste el mérito de recibir todo mi dinero”. El hombre rico dijo: “Si el Báäl Shem Tov dice que el dinero es tuyo, te daré la mitad bajo una condición: nunca debes negarte a alguien que te pida que des. Debes recordar que cuando alguien pide algo de ti, no le estás haciendo un favor a nadie más que a ti mismo cuando compartes”.

La única forma de ver realmente la verdad es velar realmente por las demás personas. Observarlos cuidadosamente para ver que les falta nos permitirá entender que nos falta a nosotros mismos. Sólo al ayudarlos a hacer su corrección es que nosotros podemos corregirnos. De otro modo, seremos como Biläm e incluso los animales podrán ver con más claridad que nosotros.

Si quieres seguir aprendiendo e ingresar a nuestro grupo de estudio escríbenos un sms al chat de la página de Facebook o al email: kabbalahytorah7@gmail.com  



Comentarios

  1. Excelente Sabiduría!!! HaShem les bendiga con más por ser Mensajeros de Su Luz. Toda raba.

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