LA LETRA כ KAF

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LA LETRA כ KAF     Por Kabbalah y Torah en Expansión   Las 2 letras de la escritura completa de la palabra כ ‘Kaf’, כף son las iniciales de 2 palabras hebreas: ‘Kóaj’ (“potencial”) y ‘Poël’ (“real”). Así la כ ‘Kaf’ alude al poder latente dentro del reino espiritual, el potencial de manifestarse completamente en la esfera física de lo real. HaShem debe crear el Mundo continuamente; de lo contrario, la Creación dejaría de existir instantáneamente. Su potencial, es entonces actualizado a cada momento. Este concepto se conoce como “el poder de revelar el eterno potencial dentro de la realidad”. En la Jasidut se nos enseña que esta debe ser la primera percepción al despertar. De momento que el significado literal de la letra כף ‘Kaf’ es “palma” - el lugar del cuerpo donde se lleva a la práctica el potencial - esta percepción es reflejada en la costumbre de poner una palma sobre la otra al despertar, al recitar la plegaria ‘Modé Aní’:   MODÉ (MODÁ)   ANÍ   LEFANEJA   MÉLEJ  

PARASHA BEMIDBAR


PARASHÁT BEMIDBÁR

Por Kabbalah y Torah

Bemidbár significa “en el desierto”. Sabemos que el desierto es un lugar inhóspito: cualquiera puede ir y hacer lo que desee. Por generaciones, los kabbalístas han ido al desierto por razones espirituales. Era como exiliarse por un tiempo; ir a un lugar en el que no había nada, de modo que sintieran que no tenían nada. El Rav Berg dice que una de las razones por las cuales los kabbalístas iban al desierto era porque allí es donde mora el Satán y, por lo tanto, el desierto es el lugar en el que deberíamos construir nuestro Tabernáculo personal. Nuestro trabajo espiritual es traer Luz a los lugares en los cuales no la hay.

EL DESIERTO Y AVRAHÁM

La palabra bemidbár tiene el mismo valor numérico (248) que el nombre Avrahám (Abraham). Aquí, en el Capítulo de Bemidbár, la Torá nos proporciona una herramienta para conectar con la Luz del Creador a través del conocimiento de que cuanto más seamos como Avrahám el Patriarca, más podemos atraer Luz a lugares oscuros.

Avrahám es conocido como la Merkavá/Carroza de la Sefirá de Jésed, la cual expresa benevolencia, compartir y misericordia. Los sabios enseñan que a fin de que podamos conectar con la Luz, el principio de “igual atrae a igual” debe aplicarse. Dado que el Creador incluye el dar y el amor incondicional, nosotros también debemos convertirnos en seres dadores para conectar con esta Luz. Pero, ¿qué significa realmente esto? Muchas personas creen que con sólo compartir un poco es más que suficiente; pero nada está más lejos de la verdad. El verdadero compartir tiene que doler; tiene que sentirse como si hubiésemos entregado parte de nuestra alma. Además, el verdadero compartir incluye el interés genuino por la otra persona a quien le estamos dando; sin sentir que nos deben algo por lo que hemos hecho. En otras palabras, se trata de ejercer el dar incondicional sin intenciones ocultas.

Hay un relato acerca de Rav Aharón de Carlin, quien llegó a cierta ciudad y percibió el olor del Jardín de Edén. Al acercarse a una casa, se dio cuenta de dónde provenía ese aroma. Entró a dicha casa y la esencia lo llevó a una habitación donde estaba un traje de payaso. Cuando le preguntó al dueño de la casa acerca del traje, el dueño dijo: “Yo recaudo dinero para caridad en la ciudad. Cualquier persona que necesita dinero puede venir a mí y yo salgo a recaudarlo por ellos. Una noche, un hombre se me acercó y me preguntó si podía recaudar dinero para él; así que salí, pero nadie me daba nada. Minutos después de que regresara, otra persona vino y rogó que saliera a buscar dinero para él también, así que salí, pero fallé de nuevo. Un rato después, otra persona se acercó. Le dije que ya había intentado dos veces esa noche y que nadie me daría dinero, pero él me lo imploró, así que salí y pedí nuevamente a las personas a quienes ya les había pedido. Finalmente, los convencí; al final tenía la cantidad exacta que este hombre había pedido. Se la entregué y luego sólo deseaba irme a dormir.

Justo entonces, alguien tocó mi puerta. Era un hombre pobre, rogando que lo ayudara. Yo quería ayudarlo, pero ya les había pedido dinero a todos los que conocía. Finamente, se me ocurrió una idea. Recordé a un hombre rico que detestaba dar dinero para caridad, pero tal vez la Luz le haría hacerlo tan sólo esta vez. Así que le dije al hombre que esperara y, con la ayuda de Di-s, obtendría lo necesitaba.

Fui a buscar al hombre rico y lo encontré en una taberna, ebrio. Cuando le dije lo que estaba ocurriendo, me recordó que él nunca daba caridad. Incluso su familia no recibía más de lo absolutamente necesario. Pero luego agregó: 'Dado que estoy de muy buen humor ahora, te daré el dinero si haces algo por mí. ¡Todo lo que quiero que hagas es que uses un traje de payaso y pasees por la ciudad!, y el hombre se rio a carcajadas. Pensó que nadie haría tal cosa porque se burlarían de él y seria ridiculizado por los habitantes de la ciudad.

Pero pensé: ‘Si no hago esto, habrá un hombre pobre que se quedará sin nada’. Así que le dije al hombre rico que haría lo que solicitaba. Tomé el traje de payaso y me lo puse. Como era de esperar, se rieron de mí, me despreciaron y me ridiculizaron. Pero obtuve el dinero para el hombre pobre”.

Al escuchar esta historia, Rav Aharón le dijo al dueño de la casa: “Debido a tu acción dadora desinteresada, si eres enterrado con ese traje de payaso, tu alma irá directo al Cielo”.

Este relato enseña el significado de compartir más allá de nuestra zona de comodidad. No tenemos que llegar al nivel del hombre en la historia. No tenemos que ser despreciados ni ridiculizados pero, al menos, deberíamos desear llegar a ese nivel. El deseo intenso de dar es lo que realmente nos conecta con la Luz.

La palabra Bemidbár significa “en el desierto”. El Zóhar dice que la Torá fue revelada en el Monte Sinaí porque el desierto es el lugar en el cual mora el Satán. Los kabbalístas solían meditar allí para derrotar al Satán en su propio territorio. Es importante confrontar al Satán en donde es más fuerte, porque de esta manera podemos experimentar una transformación verdadera. Debemos lograr la victoria contra el Satán cuando él es fuerte y nosotros somos débiles.

Uno dijo al otro: Ciertamente, el Santo, Bendito Sea Él, desea ser alabado con alabanzas de la generación del desierto, ya que nunca existió generación tan elevada como esa generación, y no la habrá hasta la llegada del Rey Mesías. En verdad, todo lo que nos mostró el Santo, Bendito Sea Él, fue sólo para informamos acerca del gran amor de su Señor por ellos; para dejarnos saber que ellos tienen una buena porción y merecen el Mundo por Venir. En el futuro, cuando el Santo, Bendito Sea Él, reviva a los muertos, éstos, la generación del desierto, serán destinados a levantarse primero, como dice: “IJÍU  METÉJA - Vivirán tus muertos...” (Ieshaäiáhu/Isaías 26:19). Eso se refiere a la generación del desierto.

(Zóhar, Sheláj-Lejá 29:214)


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