BEHAÄLOTEJÁ: OPORTUNIDAD DE
TRASCENDER NUESTRO DESTINO
Por Kabbalah y Torah
En el segundo año que los israelitas
estuvieron en el desierto, ellos realizaron el sacrificio de Pésaj. No
obstante, quienquiera que se estuviese ocupando de un cuerpo sin vida no podría
llevar un sacrificio al Tabernáculo Sagrado hasta haber sido purificado con las
cenizas de una vaquilla roja. Después de que los hijos de Aharón murieron,
algunas personas no pudieron participar en los rituales de Pésaj porque se
estaban ocupando de los cuerpos, y acudieron a Moshé para expresar su
remordimiento por no haber podido hacer el sacrificio. Debido a su deseo de
realizar el sacrificio, se les dio otra oportunidad para participar en el
ritual de Pésaj un mes después.
Rabbí Itzják dijo: ¿Por qué está
escrito: “...esté impuro por razón de un cadáver, o esté en un viaje lejano...'
(ibíd.)? Eso parece indicar que hay dos cosas aquí, lo cual es sobreentendido
de la palabra ‘“o’”. ¿Y cómo pueden ustedes decir que ellos son una cosa, que
la impureza le causo estar lejos? Rabbí Iosi dijo: Aquí, cuando dice: ‘“impuro
por razón de un cadáver’”, esto significa: antes de haber sido hecho impuro desde
arriba. Aquí, cuando dice “en un viaje lejano', el significado es: después de
que fue hecho impuro desde arriba y haya salido a un viaje lejano, que es el
otro lado. Parece que ni el uno ni el otro tendrán a la Santidad de arriba para
residir con ellos, y ellos no cumplirán el Pésaj al mismo tiempo que los hijos
de Israel lo hacen.
Si ustedes se preguntan si él
observa el Pésaj en el mes siguiente, aun si no se corrige a sí mismo, no es
así. Es sólo después de que se ha purificado y corregido a sí mismo, que él
tiene otro mes para conservar el cordero pascual. De aquí, tomamos que cada
persona que se purifica a sí misma, también es purificada desde arriba.
(Zóhar, Behaälotejá 13:68-69)
Esto nos enseña una lección muy
importante acerca de nuestro trabajo espiritual. A menudo simplemente aceptamos
el hecho de que no hemos hecho nuestro trabajo; tal vez incluso nos alivia que
tengamos una “buena excusa” para no hacerlo. Cuando esto ocurre, el problema no
es tanto el trabajo que hemos dejado a un lado, sino cómo nos sentimos después
al respecto.
Nunca estamos exentos del trabajo
espiritual; tan sólo hay veces en las que algo evita que hagamos lo que tenemos
que hacer. Bajo ningún concepto deberíamos estar felices cuando hemos perdido
una oportunidad de revelar Luz. Debería dolernos, y debemos sentir el dolor muy
profundamente. Si realmente buscamos una forma de hacer más trabajo espiritual,
la Luz del Creador siempre nos ayudará a encontrarla; mientras que si siempre
buscamos la manera de evitar dicho trabajo, la Luz del Creador siempre nos
ayudará a encontrar excusas.
Hay una historia acerca de un
estudioso de la Torá que tenía 25 años rezando en la misma sinagoga. Un día, el
Báäl Shém Tóv se le acercó y dijo: “Shalóm Älejém” (la paz esté contigo). Según
la ley, sólo podemos decirle esto a alguien que no hemos visto en al menos tres
días. Así que el estudioso le preguntó al Báäl Shém Tóv: “¿Por qué me dices
'Shalóm Älejém’? Me ves todos los días”. El Báäl Shém Tóv contestó: “Tal vez tu
cuerpo ha estado aquí, pero tus pensamientos estaban en otro lugar”.
Es posible estar al lado de alguien
físicamente, y aun así estar lejos de ellos mental y emocionalmente. La Torá
enseña que cualquiera que desee estar más cerca de la Luz del Creador, lo
estará; pero no cerca en términos físicos, sino por afinidad. Este también es
el caso de nuestras relaciones con los demás. Si estamos cansados de estar
lejos de las demás personas, si queremos dejar de construir murallas a nuestro
alrededor para mantener a la gente afuera, esta porción nos da el poder de
abrirnos a la Luz y a los demás.
Cuando dejamos de buscar excusas
para evitar nuestro trabajo espiritual, podremos demoler las murallas que hemos
construido entre nosotros y la Luz, y entre nosotros y las demás personas.
El principio de esta Parashá conecta
con lo que en realidad es la decimotercera tribu -los levitas-, y nos da la
oportunidad de elevar nuestra conciencia.
Si bien es cierto que cada uno de
nosotros nace bajo un signo astrológico, no tenemos que ser controlados por la
influencia de dicho signo; y a pesar de que la mayoría del tiempo estamos bajo
la influencia de las estrellas, no tenemos que sucumbir ante ellas. Esta
lectura nos da la oportunidad de trascender nuestro destino astrológico.
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