LA LETRA כ KAF

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LA LETRA כ KAF     Por Kabbalah y Torah en Expansión   Las 2 letras de la escritura completa de la palabra כ ‘Kaf’, כף son las iniciales de 2 palabras hebreas: ‘Kóaj’ (“potencial”) y ‘Poël’ (“real”). Así la כ ‘Kaf’ alude al poder latente dentro del reino espiritual, el potencial de manifestarse completamente en la esfera física de lo real. HaShem debe crear el Mundo continuamente; de lo contrario, la Creación dejaría de existir instantáneamente. Su potencial, es entonces actualizado a cada momento. Este concepto se conoce como “el poder de revelar el eterno potencial dentro de la realidad”. En la Jasidut se nos enseña que esta debe ser la primera percepción al despertar. De momento que el significado literal de la letra כף ‘Kaf’ es “palma” - el lugar del cuerpo donde se lleva a la práctica el potencial - esta percepción es reflejada en la costumbre de poner una palma sobre la otra al despertar, al recitar la plegaria ‘Modé Aní’:   MODÉ (MODÁ)   ANÍ   LEFANEJA   MÉLEJ  

PARASHA EMOR: “Porque el pan de tu Di-s ofrece”


PARASHÁT EMÓR: “Porque el pan de tu Di-s ofrece”

Por Kabbalah y Torah

La Parashá Emór incluye los preceptos relacionados con el Kohén HagGadól. Puede que nos preguntemos por qué es relevante saber acerca de las labores sacerdotales en la época de Moshé, pero es importante recordar que todo en la Torá nos da algún conocimiento y entendimiento que podemos emplear en nuestra vida cotidiana. No hay ni una palabra o letra superflua en toda la Torá.

Leer acerca de los Kohaním (los sacerdotes) nos enseña que el trabajo espiritual de una persona no es idéntico al de otra. Los sacerdotes estaban haciendo un trabajo en nombre de toda la nación de Israel, pero su trabajo no era el que todos debían realizar. Cada uno de nosotros tiene su propio nivel de trabajo espiritual, y la naturaleza de este trabajo está cambiando constantemente. Cuando nos elevamos a un nivel más alto, lo que era suficientemente bueno para nosotros el día de hoy, tal vez no sea lo suficientemente bueno el día de mañana. La mayor parte de nuestro trabajo espiritual consiste, simplemente, en descubrir cuál es nuestro verdadero trabajo. Si no sabemos a dónde estamos destinados a ir, ciertamente nunca llegaremos allí. En este sentido, la vida es como una escalera mecánica: si intentamos subir por una que va en descenso, no subiremos a donde deseábamos. En su libro El sendero del justo (Mesilát Iesharím), el Ramjál (Rabbí Moshé Jaím Luzzato, 1707-1746 e.c) sintetizó esto de forma muy sencilla: “Cada persona debe saber cuáles son sus deberes en este mundo”.

Incluso Rabbí Shimön bar Iojái tuvo que aprender esto. Se dice que cuando salió después de haber pasado 12 años en la cueva en la cual tuvo que refugiarse de los romanos, vio a unas personas trabajando en el campo. Él se dijo a sí mismo: “¿Cómo estas personas pueden dejar el Árbol de la Vida, la Torá, para hacer trabajo de agricultores?”. Y adondequiera que él miraba, ¡el campo estallaba en llamas!

Entonces, una Voz dijo desde el cielo: “¡Rabbí Shimön! ¿Saliste para destruir el mundo? ¡Regresa a la cueva!”.

Después de que pasó otro año, Rabbí Shimön salió de nuevo y, en esta oportunidad, su respuesta al trabajo del mundo fue muy diferente. Anteriormente, él había visto a todos según su verdad, la cual afirmaba que el estudio de la Torá era el verdadero significado de la vida. Pero ahora él vio que su verdad no era la misma verdad de los demás. Lo que Rabbí Shimön había aprendido, en su decimotercer año en la cueva, es que todos están en un nivel diferente.

“VEKIDDASHTÓ  KI-ET-LÉJEM  ELO-HÉJA   MAKRÍV - Y lo santificarás, porque el pan de tu Di-s ofrece” (Vaikrá/Levítico 21:8)

¿Por qué la Torá tiene que decirnos que el Kohén HagGadól era puro cuando el ofrendaba el alimento? ¿No bastaba con que fuese un Kohén? ¿Por qué necesitamos los detalles exactos de lo que hizo en el Tabernáculo (y lo que haría posteriormente en el Templo) y de su condición espiritual en el momento de hacerlo?

Aquí la Torá nos enseña que la mayoría del tiempo no vemos los efectos de nuestras acciones. Pero el Sumo Sacerdote si veía los efectos de sus acciones cuando realizaba el sacrificio y, en virtud de esto, él era santificado. Por supuesto, la enseñanza aquí no sólo aplica a los sacerdotes. Cada vez que realizamos una acción negativa, creamos un ángel negativo, al igual que cada acción positiva crea un ángel positivo. Nuestra tarea es estar conscientes de ello y actuar en consecuencia. Es importante recordar siempre que incluso una acción pequeña puede tener grandes consecuencias. De hecho, tal vez toda la razón por la que estamos en este mundo es porque hemos venido a realizar una “pequeña” acción.

La palabra “emór” significa “hablar”, y esta parashá trata acerca de las cosas que debemos y no debemos decir. Cómo realizamos una acción es más importante que la misma acción, y usualmente la boca está involucrada en este proceso. Cuando conectamos con esta lectura, podemos usar el poder de Emór para que nos ayude a decir la verdad.


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