VAIAKHÉL: LA VOLUNTAD DEL CORAZÓN
קְחוּ מֵאִתְּכֶם תְּרוּמָה לַיהֹוָה כֹּל נְדִיב
לִבּוֹ יְבִיאֶהָ אֵת תְּרוּמַת יְהוָֹה זָהָב וָכֶסֶף וּנְחֹשֶׁת
KEJÚ MEITTEJÉM TERUMÁ
LAADO-NÁI KOL NEDÍV LIBBÓ
IEVIÉHA ÉT TERUMÁT
ADO-NÁI ZAHÁV VAJÉSEF
UNJÓSHET
“Tomad de entre vosotros ofrenda
para el Señor; todo generoso de corazón la traerá al Señor: oro, plata, bronce”
(Shemót/Éxodo 35:5)
Cuando Moshé estaba dirigiendo la
construcción del Tabernáculo, a todo aquel cuyo corazón le movía a hacer actos
de Tzedaká (caridad) se le pedía que aportase donativos para la nueva
construcción.
Él abrió y dijo: “Tomen de entre
ustedes Ofrenda para el Señor; todo generoso de corazón la traerá al Señor...”
(Shemót/Éxodo 35:5). He aquí que cuando un hombre tiene la voluntad para adorar
a su Señor, la voluntad alcanza primero el corazón, que es la base y el fundamento
del cuerpo entero. Luego esa buena voluntad se difunde en todos los miembros
del cuerpo; y la voluntad de los miembros del cuerpo y la voluntad del corazón
combinada y atraen hacia ellos el esplendor de la Shejiná para que descanse
sobre ellos. Un hombre así se convierte en la porción del Santo, Bendito Sea
Él. Esto está implícito en “Tomen de entre ustedes ofrenda”, esto es, atraen y
reciben sobre ellos esa Ofrenda, que es la Shejiná, para que este hombre sea
una porción de Di-s.
(Zóhar, Vaiakhél 5:71)
Cuando damos el maäsér (diezmo),
terumá (ofrenda) o tzedaká (caridad), es vital hacerlo con un corazón puro y
generoso; de otra forma, el acto de dar no impartirá beneficios espirituales.
Cuando nuestro corazón está contento y cuando somos conscientes de que el acto
de compartir trae más a nuestra propia vida y al mundo revelando Luz, entonces
se activa el poder de nuestro donativo.
... Todo aquel que desea esforzarse
por la Torá, es merecedor. El esfuerzo por el Santo, Bendito sea Él, es
conocerle; pues todo aquel que lo desee será merecedor sin ningún pago en
absoluto. Pero si el esfuerzo por el Santo, Bendito Sea Él, tiene la forma de
acción, está prohibido realizar esa acción con las manos vacías y en vano,
porque uno no será merecedor de atraer hacia abajo un espíritu de santidad a
menos de que lo pague plenamente.
(Zóhar, Terumá 6:35)
Link de Kabbalah y Torah para la
Tzedaká:
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