LA LETRA כ KAF

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LA LETRA כ KAF     Por Kabbalah y Torah en Expansión   Las 2 letras de la escritura completa de la palabra כ ‘Kaf’, כף son las iniciales de 2 palabras hebreas: ‘Kóaj’ (“potencial”) y ‘Poël’ (“real”). Así la כ ‘Kaf’ alude al poder latente dentro del reino espiritual, el potencial de manifestarse completamente en la esfera física de lo real. HaShem debe crear el Mundo continuamente; de lo contrario, la Creación dejaría de existir instantáneamente. Su potencial, es entonces actualizado a cada momento. Este concepto se conoce como “el poder de revelar el eterno potencial dentro de la realidad”. En la Jasidut se nos enseña que esta debe ser la primera percepción al despertar. De momento que el significado literal de la letra כף ‘Kaf’ es “palma” - el lugar del cuerpo donde se lleva a la práctica el potencial - esta percepción es reflejada en la costumbre de poner una palma sobre la otra al despertar, al recitar la plegaria ‘Modé Aní’:   MODÉ (MODÁ)   ANÍ   LEFANEJA   MÉLEJ  

SHIRAT HAIAM - LA CANCIÓN DEL MAR

SHIRAT HAIAM - LA CANCIÓN DEL MAR

Por Kabbalah y Torah 

El gran acontecimiento del Éxodo de Egipto fue acompañado por una cantidad de milagros y maravillas, especialmente en su fase final con el cruce milagroso del Iam Suf (el “Mar Rojo” o Mar de los Juncos), que les permitió así escapar de la persecución de los egipcios (Shemot/Éxodo 15:1-18). Fue luego de observar las revelaciones divinas en Iám Súf que los hijos de Israel llegaron al grado más alto de reverencia y temor a Di-s y, al mismo tiempo, sintieron una confianza profunda en Moshé/Moisés, Su siervo. Entonces Moisés y los hijos de Israel se sintieron inspirados para cantar la Shirá (Canción), conocida como Shirat HaIam (Canción del Mar). Este cántico es denominado también Az Iashir (Entonces cantó), por sus dos primeras palabras en hebreo.

Esta plegaria trae a consideración el concepto de Emuná/Fe. Esta implica una aceptación completa y ciega de algo que no está sostenido o explicado por la razón. Cuando una persona ve y escucha algo con sus propios ojos y oídos, no necesita tener fe en la existencia de esa cosa. De igual manera, el pueblo judío habiendo visto con sus propios ojos las revelaciones Divinas en el Cruce del Mar, no necesitaba apoyarse en la fe para creer en Di-s ya que en ese momento conocieron y experimentaron la Presencia Divina, ya que vieron la Mano de Di-s triunfar sobre el Faraón y los egipcios. Lo que se vio y se experimentó en el Mar fue nunca más visto o experimentado inclusive por los profetas. Iejezkel/Ezequiel y los otros profetas (a excepción de Moshé), vieron visiones e imágenes proféticas en su mayor parte mientras estaban en trance, en cambio que las revelaciones divinas en el cruce del Mar y la subsiguiente revelación mayor en el Monte Sinaí fue un acto que todo el pueblo judío experimentó con todos sus sentidos y facultades. Es por eso que todos y cada uno de ellos podía cantar: “Este es mi Di-s y yo lo glorificaré”. Fue esta experiencia personal que los hijos de Israel de esa generación transmitieron a la generación siguiente y ésa a la siguiente y así siempre, de padre a hijo, hasta nuestros días. Esta transmisión ha sido ininterrumpida y por intermedio de miles y miles de hombres y mujeres, ya que nunca ha habido una ruptura en la cadena de la historia judía, desde la época de Avrahám hasta hoy.

En Emunát Israel la palabra Emuná/Fe denota una firme, constante y completa confianza en Di-s y la dependencia a Él. La confianza no está basada en lo que se escucha ni en pruebas filosóficas o lógicas, sino en la experiencia personal como testigos de toda una nación, experiencia que fue transmitida en cada generación con cuidadoso detalle cómo se narra en la festividad de Pésaj.

El versículo “HaShém reinará eternamente y para siempre” (Shemót/Éxodo 15:18) es el último verso de la Shirá que se repite dos veces, indicando que la Shirá termina aquí (de manera similar, el último verso de los Salmos recitado en Pesuké de Zimrá, se repite para indicar la finalización del Libro de Tehil´lím/Salmos). Sigue luego la versión Aramea de este verso y de otros más. El tema de estos versos es la redención mesiánica futura y definitiva.

Rabbí Ieshaäiáhu HaLeví Horowitz, autor del “Shené Lujót HabBerít” – Las dos Tablas del Pacto” o, como también se lo conoce por su abreviatura “el SHELÁH” y otras autoridades señalaron que la Shirá debe decirse de pie y con alegría, tal como si el judío de hoy estuviera parado en la orilla del Iám Súf y lo estuviera cantando junto con Moshé. En el Zóhar, la importancia de decir Shirá con “Kavaná” (concentración) se enfatiza especialmente.

En la época del Templo de Jerusalén este cántico era entonado por los Levitas todos los Shabbát en la tarde, conjuntamente con la ofrenda de Minjá. Después de la destrucción del Templo las comunidades en Éretz Israel, en su deseo de conservar todo lo que fuera posible del ceremonial del culto en el Templo, introdujeron la recitación de este cántico en los Pesuké de Zimrá cotidianos. La práctica se impuso y se extendió a las comunidades judías en todo el mundo. Al principio se lo recitaba solamente en Shabbát y después de la bendición final de los Pesuké de Zimrá, pero posteriormente se convirtió en parte integral de los Pesuké de Zimrá diarios.




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