PARASHÁT BESHAL´LÁJ - (Shemót/Éxodo
13:17-17:16) - Estar por encima de la naturaleza (Limitaciones)
¿Cómo es posible que al poco tiempo
de su huida de la esclavitud en Egipto el pueblo de Israel estuviera deseando volver?
En lugar de aceptar los desafíos que la libertad siempre trae consigo, ya
estaban echando de menos la seguridad de su esclavitud. Todo esto está
expresado en su lamento autocompasivo: ¿Por qué debemos morir en el desierto?
Rabbí Itzják Luria (el Arí) nos
enseña que el exilio en Egipto era un exilio de la conciencia. En Egipto, el
pueblo de Israel estaba esclavizado al Deseo de Recibir Sólo para Sí Mismos.
Mientras esta conciencia egoísta estuviera al mando, no podía tener lugar
ningún trabajo espiritual: su conciencia estaba esclavizada a la oscuridad. El
Arí escribió:
Permítannos explicar las diferencias
entre un pecado y una iniquidad y rebelión. Se considera una rebelión cuando un
hombre conoce a su Rav, y aun así intencionadamente y deliberadamente actúa
contra él. Entonces el causa que las kelippót reciban toda la abundancia
(shéfa: Shín, Pé, Äin) para esa rebelión (Fésha: Pé, Shín, Äin). Las kelippót
no otorgan nada de esta a los seres inferiores, Israel. Una iniquidad es cuando
un hombre hace lo que le place, no deliberadamente sino pecando para su propio
disfrute. El también causa que las kelippót reciban la abundancia descendiente,
pero después de haberla recibido, ellos descienden parte de ella y nos la dan a
nosotros, que es el significado de exilio. Con esto entenderás los dos refranes
de los sabios en el último capítulo del Tratado Iomá. Uno dice que el
arrepentimiento más grande es cuando las fechorías deliberadas se convierten
para el pecador en fechorías que fueron realizadas por error, puesto que se
refiere a una fechoría deliberada que se considera una rebelión. Primero, el
hombre causó que las kelippót recibieran todo para ellas mismas, pero aun así
nos descienden una parte por decisión propia después de tomarla para sí mismas.
El otro refrán es que las fechorías deliberadas se convierten en méritos para
un hombre. Esto se debe a que una iniquidad implica pecar sólo para el disfrute
propio. Entonces, cuando el hombre se arrepiente, causa que las kelippót no
tomen nada de la abundancia descendiente para ellas mismas, y retiene de ellas
incluso la abundancia que solían tomar para sí mismas.
(Kitvé HaArí/Escrituras del Arí, Sháär
HagGilgulím/Puerta de las Reencarnaciones, 21° Introducción, 14)
Esta esclavitud todavía existe en la
actualidad y se expresa de muchas formas, alguna de las cuales parece incluso
intensamente positiva. La excitación temporal que proviene de gratificar los
deseos egoístas puede ser seductora. Si nunca miramos más allá, esta excitación
puede parecernos una dicha verdadera. Aceptamos la búsqueda interminable de la
próxima fuente de gratificación sin darnos cuenta de que en realidad se trata
de una esclavitud. Cuando esta conciencia se ha apoderado de nuestras mentes y
nuestras almas, la liberación puede parecer aterradora. Podemos rogar que nos
lleven de vuelta a nuestra prisión, tal como muestra esta lección.
Actualmente hay personas que
literalmente no pueden entender el mensaje verdadero de conexión con la Luz.
Son como aquellos israelitas que pensaban: “¿Para esto fui sacado de Mitzráim/Egipto?
¿Para poder dar en lugar de tomar? ¿Para poder compartir con otros en lugar de
guardarlo para mí mismo?”. Aquellas eran personas que no experimentaron la
esclavitud de Egipto como sufrimiento porque su Deseo de Recibir Sólo para Sí
Mismos se había convertido en la esencia y el fundamento de su ser. Salir de
Egipto les trajo un tipo de dolor que no estaban preparados para aceptar,
aunque la transformación definitiva se hallaba justo al otro lado de éste.
Considera este ejemplo. Un hombre ha
vivido siempre en un apartamento pequeño. Está acostumbrado a éste, por lo que
las habitaciones pequeñas no le causan ningún sufrimiento. Nunca busca un
espacio más grande para vivir porque no está incómodo donde está y porque buscar
otra cosa requeriría un esfuerzo. Por otro lado, otro tipo de persona
encontraría intolerable vivir en este pequeño apartamento. El hombre satisfecho
en su pequeño apartamento puede estar motivado primordialmente por la inercia y
un nivel familiar de miseria, mientras que la otra persona fija su objetivo en
algo mejor, aunque signifique trabajar para hacer algunos ajustes. Para una
persona, la necesidad significa mantenerlo todo exactamente igual; para la
otra, la necesidad significa crear un cambio positivo.
Por lo tanto, podemos ver que “la
esclavitud en Egipto” - esto es, el Deseo de Recibir Sólo para Uno Mismo-puede
adoptar muchas formas. La más poderosa y persuasiva es el hábito inquebrantable
de ser reactivo. Una persona negativa no quiere cambiar porque es mucho más
fácil reaccionar. “Salir de Egipto” es proactivo. Significa que debemos
abrirnos a un nuevo territorio en nuestro interior y escapar de nuestras manías
tan gastadas y formas habituales de hacer las cosas. Ese comportamiento
proactivo es lo mejor de nuestra escapada de la esclavitud, pero también lo más
difícil. Para algunas personas, este cambio es demasiado difícil y
atemorizante, pero para otras, es un desafío que revigoriza su búsqueda de
conexión.
Independientemente de lo que hagamos,
si nuestras acciones están basadas en la servidumbre a una idea, una persona,
un objeto o una situación, entonces todavía estamos “esclavizados en Egipto”.
Por el contrario, si hacemos algo porque es lo correcto y no porque va unido a
alguna recompensa o compensación material, esto significa que “estamos saliendo
de Egipto”. Al llevar a cabo estas acciones positivas y alimentar la conciencia
que subyace en ellas, nos preparamos para recibir la Luz en el monte Sinaí.
Comentarios
Publicar un comentario