EL ACTO DE TZIMTZUM

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EL ACTO DE TZIMTZUM   Por Kabbalah y Torah en Expansión   Al producir la Creación como una obra fuera de Sí mismo, el ‘En Sof’ (Infinito), Bendito Sea, voluntariamente dejó de lado Su ilimitación y adoptó un camino de acción limitada. Esto se llama el ‘Tzimztum’ (“contracción”) del ‘En Sof’, Bendito Sea.   La Voluntad Suprema, que es el ‘En Sof’, Bendito Sea, incluye diferentes tipos de poderes que no tienen Fin ni Límite. Pero no estamos hablando de Su aspecto de lo ilimitado, con el cual no tenemos conexión. Más bien, estamos hablando de ese poder particular entre Sus innumerables poderes que es la causa de nosotros.   El poder que nos causa es Su poder para producir una obra “fuera” de Él mismo, en el sentido de crear y gobernar reinos y seres aparentemente separados e independientes.   Esto lo hizo de acuerdo con Su ‘Middá Jésed’ (“atributo de bondad”), porque la naturaleza de la bondad es otorgar bondad a los demás. Si es así, estamos hablando solo de Sus actos

PARASHAT VAIJI: EL SIGNIFICADO DE DESCANSAR


PARASHÁT VAIJÍ: EL SIGNIFICADO DE DESCANSAR

Para recibir la Luz del Creador que está presente en la Torá, debemos alcanzar una gran paz interior: descanso. ¿Pero qué es la paz verdadera? Es mucho más que el descanso físico y la comodidad. Una persona que desea descansar sólo en el sentido físico es como un hombre que intenta apagar un fuego vertiendo gasolina sobre éste. Durante un instante, parecerá que haya apagado el fuego, pero luego veremos que sólo habrá conseguido que el fuego arda con más fuerza.

El verdadero descanso que necesitamos para recibir la Torá sólo puede alcanzarse venciendo nuestro deseo corporal de evitar la incomodidad que tiene nuestro cuerpo. A Issajár se le dio la responsabilidad de las tribus que estudiaban la Torá. Él sabía el nivel de reposo que se necesita para estar conectado con la Luz. Debido a esto, se acostumbró a sufrir, y como resultado, alcanzó la paz verdadera. El Zóhar dice:

“ISSAJÁR  JAMÓR  GÁREM  ROVÉTZ  BÉN  HAMMISHPETÁIM - Issajár es un asno fuerte, echado entre los establos” (Bereshít/Génesis 49:14). Rabbí Eläzár dijo: “¿Por qué se le llama asno a Issajár? Si es porque estudió la Torá, se le debería llamar caballo, león o leopardo. ¿Por qué un asno? Porque se conoce que un asno soportará cualquier carga sin dar una coz a su amo de la misma forma que hacen otras criaturas. No es fastidioso y se acuesta en cualquier parte. Issajár también está ocupado con la Torá, acepta la carga de la Torá y no da coces a Di-s. No es altivo y, como el asno, no le importa su honor, sino únicamente el honor de su amo. Está “echado entre dos tercios”, como dijimos, que uno debe acostarse en el suelo, vivir una vida de privación y de trabajo por la Torá”.

(Zóhar, Vaijí 69:681)

Una vez un hombre fue a Rav Elimélej y le preguntó: “¿Cómo es posible trabajar para Di-s cuando hay tantos problemas?” Rav Elimélej le dijo a aquel hombre que fuera a ver al santo Rav Zusha, el hermano de Rav Elimélej, porque todo el mundo sabía que Rav Zusha había sido acuciado por todos los problemas que pueden existir en el mundo. Pero cuando el hombre le hizo a Rav Zusha la misma pregunta, Rav Zusha le contestó: “¡No tengo ningún problema!” Para Rav Zusha, su certeza en la Luz era tan potente que era lo único que veía. La única forma de alcanzar la paz verdadera es buscar la incomodidad hasta que dicha incomodidad se convierta en descanso en sí misma.

Normalmente suele haber espacio físico ente las distintas secciones del Rollo de la Torá. A veces, hay una línea entera; a veces, nueve espacios. Pero aquí, entre el inicio de esta sección (Vaijí) y el final de la sección anterior (Vaiggásh), sólo hay de espacio el ancho de una letra. El Zóhar dice:

“VAIJÍ  IAÄKÓV  BE´ÉRETZ  MITZRÁIM - Y Iaäkóv vivió en la tierra de Egipto...” (Bereshít/Génesis 47:28). Él pregunta: “¿Por qué está cerrada esta porción, no habiendo espacio en absoluto en la Torá entre el final de Vaiggásh y el principio de la porción de Vaijí?” Rav Iaäkóv dijo: “Cuando Iaäkóv murió, los ojos de Israel fueron cerrados”. Rav Iehudá dijo: “Luego, después de la muerte de Iaäkóv, ellos descendieron al exilio, y los egipcios esclavizaron a Israel”.

Aquí en Egipto, se considera que “Y Iaäkóv vivió”, pues para él se consideró vida. No se dice de él: “Y vivió” toda su vida, pues su vida fue de sufrimiento. De él, está escrito: “No tuve reposo” en la casa de Laván, “tampoco tuve descanso” de Ësáv, “ni estuve tranquilo” por causa de Diná y Shejém; “pero los problemas vinieron” al vender a Ioséf (Ióv/Job 3:26). Pero después de que descendiera a Egipto, se dice de él: “Y vivió”. Vio a su hijo como rey, vio a todos sus hijos puros y justos, viviendo con placeres y lujos, y él habitando entre ellos como el buen vino descansa en sus posos. Luego se dice: “Iaäkóv vivió”. Por lo tanto, no hay separación, no hay espacio entre “fueron fecundos y se multiplicaron en gran manera” y “y Iaäkóv vivió”, y así debe ser, pues uno es la continuación del otro”.

(Zóhar, Vaijí, 15:110, 112)

Un comentario dice que este espacio cerrado alude al hecho de que Iaäkóv había querido hablarles a sus hijos sobre el Fin de los Días, que es el tiempo en el que el Mesías vendrá e iniciará la Redención Final. Sin embargo, no pudo hacerlo porque su visión profética se detuvo, o se cerró: la información sobre el Fin de los Días estaba oculta para él.

Cuando Iaäkóv abrió la discusión, diciendo: “Reúnanse para que yo les haga saber lo que les ha de acontecer en el fin de los Días”, siendo esto último la Shejiná, la última de las sefirót, al mencionar “lo que les ha de acontecer en el fin de los días”, él menciono el exilio. La Shejiná se entristeció y marchó. Más tarde, sus hijos la trajeron de vuelta a través del unísono creado por las palabras que pronunciaron: “SHEMÁ  ISRAÉL  ADO-NÁI  ELO-HÉNU  ADO-NÁI  EJÁD - Oye, Israel: el Eterno, nuestro Di-s, el Eterno es Uno”. (Devarím/Deuteronomio 6:4) Luego Iaäkóv la mantuvo y dijo: “BARÚJ  SHÉM  KEVÓD  MALJUTÓ  LEÖLÁM  VAËD - Bendito el Nombre de la gloria de Su reino eternamente”, entonces la Shejiná se estableció en su lugar.

(Zóhar, Vaijí 53:518)

En esta Parashá tan importante se nos recuerda lo fácil que es crear aberturas para que el Satán (oponente, adversario) entre en nuestras vidas. Tan solo una pequeña reacción de celos, enfado o cualquier otra forma de comportamiento reactivo, negativo permite al Satán poner un pie dentro.


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