PARASHÁT VAIGGÁSH: ABRIENDO LAS
PUERTAS DE LA ABUNDANCIA
La Parashá Vaiggásh trata sobre los
miembros de una familia que “se acercan” los unos a los otros después de una
larga separación. Habían estado separados en el espacio y el tiempo, así como
también emocional y espiritualmente.
La separación espiritual, de acuerdo
con el Zóhar, es explicada en las primeras palabras de la lectura: “Vaiggásh Eláv
Iehudá” (Y se le acercó Judá). Estas palabras son la esencia de lo que trata
esta historia bíblica en un nivel espiritual. “Iehudá se le acercó” quiere
decir que la distancia entre el mundo físico, Maljút, y el universo perfecto,
Zéër Anpín o Árbol de la Vida, se cerró en el nivel de Iesód.
Conectarnos y jalar sustento de Zéër
Anpín y de todo lo que contiene requiere de un cierto nivel de crecimiento
espiritual y es por esto que Iehudá cuenta la historia. La repetición de esta
historia remueve el caos causado por la separación, y es entonces cuando Ioséf
se revela.
Cuando uno atraviesa por caos, ya
sea hoy en día por inestabilidad financiera o problemas de salud, el Satán
(oponente) tiene la forma para ayudarnos a olvidar el dolor una vez que las
cosas mejoran. Este caos parece desparecer, pero en realidad no es así, sólo
regresa en formas diferentes.
¿Qué es el caos? Es la ausencia de
Luz. Remover el caos significa no tener su influencia en nuestras vidas. Este
es un concepto que los seres humanos debemos de captar. Debemos de entender que
no es suficiente el hecho que una forma de caos sea removida de sólo un área de
nuestra vida. Estamos hablando de encender La Luz y hacer que la obscuridad
desparezca de todas las áreas de nuestra vida para siempre. El Zóhar explica que
la razón por la que la Torá dice “y se le acercó” es porque sólo hay una forma
para remover el caos- Cuando Maljút se vuelve uno con Iesód.
En lugar de culpar y justificar,
debemos de tomar responsabilidad. Hay un proceso de Tikkún (corrección,
reparación). No existe tal cosa como una persona sufriendo para siempre. Hay un
fin al sufrimiento, hay un proceso por el cual el Tikkún se lleva acabo. Cuando
Zéër Anpín controla hay rajamím (misericordia), como cuando los hermanos
reconocieron que tal vez el caos que estaba sucediendo era porque habían
vendido a su hermano Ioséf. Este reconocimiento fue lo que causó que Ioséf se
revelara.
Cuando experimentamos caos no nos
preguntamos qué fue lo que hicimos para crear esa situación en nuestra vida. La
mayoría de nosotros culpa a los demás por el caos que estamos experimentando.
Tal vez las cosas no siempre resultan bien. El caos acosó a los hermanos de
Ioséf una y otra vez durante 22 años hasta que finalmente se dieron cuenta que
esto les sucedía como consecuencia de haber vendido a su hermano.
Podemos acortar nuestro proceso de
Tikkún. De esto se trata la tecnología de la Kabbalá. Para acortar el proceso
de Tikkún debemos tomar ventaja de cada momento en que podamos obtener Luz
extra, aceptando la responsabilidad de nuestras acciones pasadas y cerrando
esos capítulos en nuestra vida.
Esta es una lección muy poderosa
para nosotros y todo lo que debemos de hacer es crear una apertura en nosotros
mismos. Es difícil liberarnos de las tonterías de “Tengo la razón en lo que
pasó” ¿Porque no podemos decir en una discusión: Tú estás en lo correcto y yo
estoy equivocado”? ¿qué pasaría? Necesitamos tomar responsabilidad de nuestras
acciones y todo lo que se deriva de ellas como consecuencias. A veces el caos
viene por acciones de vidas pasadas. Pero ya sea de éste tiempo o de otro
tiempo debes de preguntarte que fue lo que hiciste para atraer esa situación a
tu vida…incluso si es algo bueno.
Necesitamos repetirnos a nosotros
mismos: “Cualquier aspecto negativo en mi vida se debe a mí” si pudiéramos
hacer esto por una hora o dos podríamos acceder a las puertas que literalmente
están abiertas durante la lectura de este Shabbát y si aún no podemos soltar la
idea de quién es el culpable, hemos perdido una gran oportunidad.
Te hago un llamado: Necesitamos toda
la Luz que nos puede llegar de esta Parashá. Si tan sólo pudiéramos tomar
responsabilidad de todas nuestras acciones, entonces podríamos abrir las
puertas de la abundancia que nunca antes han sido abiertas.
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