PARASHÁT SHEMÓT - (Shemót/Éxodo
1:1-6:1) - Preocuparnos por los demás (Despertar deseo por la Luz)
“VAIÁKOM MÉLEJ-JADÁSH ÄL-MITZRÁIM
ASHÉR LO-IADÁ ET-IOSÉF - Y se levantó sobre Egipto un nuevo
rey, que no conocía a José”. (Shemót/Éxodo 1:8)
En el inicio de esta Parashá, la
Torá habla sobre si Parö/Faraón conocía a Ioséf. ¿Acaso no es más importante
saber que el Faraón era malvado? O que el Faraón dijo: “¿Quién es Di-s para que
yo deba escuchar Su voz?” ¿Por qué es tan importante que él no conocía a Ioséf,
cuando no conocía a Di-s?
La respuesta es la siguiente: Cuando
una persona deja de apreciar a los demás, es el final de su camino espiritual.
En el momento en que Parö/Faraón olvidó a Ioséf -y olvidó que Ioséf había
salvado al reino-el camino sólo podía llevarlo hacia el fracaso. El nuevo rey
se disponía a gobernar sobre Egipto sin reconocer que Ioséf y los israelitas
habían sido cruciales para su prosperidad y que Ioséf había salvado a Egipto de
la hambruna. Si el nuevo el Faraón había sido informado de este hecho, le
convino olvidarlo con el fin de justificar la esclavización de los hijos de
Israel, en parte porque temía que se hubieran vuelto demasiado poderosos. Su
ingratitud hacia Ioséf y la gente de Ioséf dio lugar a la miseria que envolvió
a los israelitas y, finalmente, también a los egipcios.
Cuando olvidamos a alguien que ha
hecho hasta algo pequeño por nosotros, también empezamos a olvidar lo que el
Creador hace por nosotros a diario. En nuestras oraciones de la mañana, cuando
recitamos la bendición POKÉAJ ÏVRIM que
ayuda a “abrir los ojos a los ciegos”, ¿cuántos de nosotros consideramos la
posibilidad de que podamos despertar una mañana sin la bendición de la vista?
Quizá uno entre un millón alcance este nivel tan elevado de conciencia, pero si
tenemos el deseo de alcanzar una conciencia así, sólo podemos hacerlo
apreciando a las personas que nos han ayudado. De esta forma, podemos
desarrollar apreciación por lo que el Creador nos da y hace por nosotros.
Hay una historia que el Rav Berg
cuenta sobre su maestro, Rav Brandwein. En 1967, justo después de la Guerra de
los Seis Días entre Israel y varios países circundantes, un musulmán fue a
entregarle una caja de pomelos a Rav Brandwein. El hombre le dijo que había
esperado 25 años para poder entregarle ese regalo. Luego le dio un abrazo y
partió. Cuando el Rav le preguntó a su maestro qué significaba todo aquello,
Rav Brandwein le respondió que en 1942 hubo una grave crisis y que este hombre
acudió a él para pedirle trabajo. En aquel entonces, sólo los judíos podían
conseguir trabajo y había muy pocos recursos con los que subsistir.
Pero Rav Brandwein ayudó a aquel
hombre. Le dijo: “A partir de ahora, te llamas Itzják. Puedo ayudarte a
conseguir un trabajo bajo ese nombre, pero deberás desaparecer durante el
tiempo de la oración”. Al ayudar a este musulmán a hacerse pasar por un judío,
Rav Brandwein pudo encontrarle trabajo. Por este motivo, aquel hombre quería
darle las gracias, y así lo hizo... 25 años después. Sin embargo, en el transcurso
de nuestras vidas, a menudo olvidamos a aquellos que nos han ayudado, perdiendo
todo recuerdo de su bondad incluso al cabo de un solo día. Pero en verdad, no
debemos querer recordarlo sólo porque es lo correcto; debemos querer recordarlo
porque cuando apreciamos a otras personas y lo que hacen por nosotros, entonces
somos capaces de fortalecer nuestra conexión con la Luz y apreciar todo lo que
el Creador hace por nosotros.
Así pues, ¿cómo es posible que el
Faraón, habiendo estado tan cerca de Iaäkóv, Ioséf y el resto de los hermanos,
de repente no supiera quién era Ioséf? El Midrásh (comentario bíblico) revela
que durante mucho tiempo ha habido una controversia en relación a la frase “se
levantó un nuevo rey”, puesto que unos decían que realmente había un nuevo rey
y otros que sólo los decretos del rey eran nuevos. Puesto que la Torá no afirma
que el rey de Egipto había muerto y que un nuevo rey habla subido al trono,
esto implica que el antiguo rey seguía vivo y que sólo habían cambiado sus
leyes para que él actuara como un nuevo rey (Rashi, Sotá 11a). Así pues, la
frase “que no conocía” significa que el Faraón sólo actuaba como si no conociera
a Ioséf.
Sobre esta cuestión, el Zóhar
explica el significado esencial:
“Se levantó sobre Egipto un nuevo
rey...”. Así, en el libro de Rav Hamnuná Savá, está escrito: “... lo que
subyace a lo que está escrito” (Shemót/Éxodo 1:8). Ninguna de las naciones del
mundo o de los reyes del mundo se afianzó en su dominio excepto por causa de
Israel. Egipto no gobernó sobre el mundo entero hasta que los hijos de Israel
vinieron y entraron allí en el exilio. Entonces dominaron a todas las naciones
del mundo sólo por causa de Israel, por lo que ellos deben estar en exilio por
causa de ellos. Babilonia adquirió poder sobre todas las naciones del mundo
sólo para que los hijos de Israel pudieran estar en exilio por causa de ellos.
Edóm adquirió poder sobre todas las naciones del mundo sólo para que Israel
fuera exiliado por ellos. Pues estas naciones fueron antes humildes entre las
otras naciones, y eran inferiores a todas ellas, y [fue] por causa de Israel
que se volvieron poderosas.
Y todas ellas recibieron poder sólo
a causa de Israel; pues cuando los hijos de Israel empezaron su exilio en
Egipto, Egipto experimentó inmediatamente una elevación y su poder se
fortaleció sobre todas las naciones, tal como está escrito: “Se levantó sobre
Egipto un nuevo rey”, ¡Se levantó significa que se levantaron y se volvieron
fuertes! Y el ángel, el ministro asignado como gobernador de Egipto, se
fortaleció y se alzó. Se le dio poder y dominio sobre todos aquellos asignados
a gobernar las otras naciones, porque el dominio se da primero a aquel que se
asigna arriba y luego a la nación abajo. Así pues, el verso dice: “Se levantó
sobre Egipto un nuevo rey”. Este es el que les fue asignado para gobernarlos.
Él era “nuevo” porque hasta entonces no tenía dominio sobre las otras naciones,
y al mismo tiempo fue educado para gobernar sobre todas las naciones del mundo.
“Se levantó sobre Egipto un nuevo
rey”. Rav Iosi dice que cada día Di-s convierte a ángeles en mensajeros para el
mundo, tal como está escrito: “ÖSÉ
MALAJÁV RUJÓT - Que hace de los
vientos sus mensajeros” (Tehil´lím/Salmos 104:4). No está escrito “hizo”, sino
“hace” en tiempo presente, pues el Creador los hace cada día. En ese momento,
entonces, fue asignado un ángel como supervisor de Egipto y esto es lo que está
escrito: “Se levantó sobre Egipto un nuevo rey”. Él era definitivamente “nuevo”,
pues era el supervisor a quien Di-s había justo creado.
(Zóhar, Shemót 13:75-77, 16:157)
El Faraón creía que el éxito de
Egipto era un resultado de sus propias acciones, de su propia sabiduría,
fortaleza y poder. Él eligió ignorar la conexión entre el final de la hambruna
y la llegada de Iaäkóv y Ioséf.
Espiritualmente, esto redujo la
relación del Faraón de un estatus de ser “amigo” de Iaäkóv y Ioséf a alguien
que no los conocía; o, en otras palabras, que no conocía a Di-s.
Sólo necesitamos un segundo para
olvidarnos de todo lo que viene del Creador. Cuando esto sucede, es el
principio del final de nuestro desarrollo espiritual.
En las Compilaciones de la Torá de
Rav Itzják Luria (El Arí), leemos:
Esa es la inclinación al Mal que es
“MÉLEJ ZAKÉN UJSÍL - Un rey viejo y necio” (Kohélet/Eclesiastés
4:13b). “ÄL-MITZRÁIM - Sobre Egipto” (Shemót/Éxodo 1:8) significa: mientras la
persona está todavía en el seno materno. “LO-IADÁ ET-IOSÉF - Que no conocía a Ioséf (ibíd.) se
refiere a la ignorancia de Di-s. “VAIÓMER EL-ÄMMÓ - Y dijo a su pueblo” (Ibíd.9),
quienes son la fuerza de la deshonra: “HINNÉ
ÄM BENÉ ISRAEL - Miren, el pueblo de los hijos de
Israel” (ibíd.) -quienes son las fuerzas del alma- “RÁV VEÄTZÚM MIMMÉNNU - Es más numeroso y fuerte que
nosotros” (ibíd.) ¿Qué hace la inclinación al Mal? “VAÍVEN LEFARÖ - Edificaron para el Faraón”, quien es
la inclinación al Mal, “ÄRÉ MISKENÓT - Las
ciudades de almacenaje” (Ibíd. 11).
El Faraón se escribe con las mismas
letras que Öref (“nuca”). Las ciudades de almacenaje (literalmente, ciudades de
aflicción son el cuerpo, con el cual el Ietzer Hará/la Inclinación al Mal podía
volverse más fuerte. Pitón es la boca (heb. Péh), donde se encuentran todos los
deseos y que fortalece la Inclinación al Mal comiendo y bebiendo. Eso es Pitón,
la boca del abismo (heb. Pi Tehóm). Pues dice: 'Da, da de comer y de beber'. El
abismo siempre engulle, Ramsés es el omaso, el tercer estómago de los rumiantes
(heb. meses) que digiere la comida. Es un omaso malvado (heb. meses rá). “VEJAASHÉR
IEÄNNÚ OTÓ - Pero cuando más les oprimían” las
fuerzas de la deshonra y las Inclinaciones al Mal-las fuerzas del alma- “KÉN IRBÉ
VEJÉN IFRÓTZ - Más se multiplicaban
y más se extendían” (Ibíd. 12), porque mientras el cuerpo sigue creciendo, el
alma lo penetra más profundo.
(Compilaciones de la Torá 4,
Shemót/Éxodo: 2)
La palabra Shemót significa
“nombres”. Empezando con el capítulo bíblico de Shemót y continuando hasta la
historia de Mishpatím, la Torá describe el proceso de los israelitas desde que
partieron de Egipto, un proceso que culminó finalmente en la construcción del
Mishkán (el Tabernáculo). Este proceso, que tiene lugar a lo largo de las
historias bíblicas de esta semana y de las siguientes, se conoce como Shovavím,
un acrónimo de las primeras letras de los títulos de estas historias. Durante
este tiempo, el cosmos está abierto para Teshuvá, que significa literalmente
“regresar”. Podemos regresar al origen de nuestras acciones negativas y
corregirlas en el nivel de la semilla. Según Rabbí Itzják Luria, esto se
refiere especialmente a las transgresiones sexuales. La simple conciencia de
nuestras limitaciones no es suficiente; la única forma de lograr esta
corrección es a través de los poderosos códigos de los 72 Nombres de Di-s.
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