KISLÉV Y LAS FESTIVIDADES
Una de las formas de aproximarnos a
la energía del mes es a través de la comprensión de las Festividades contenidas
en cada espacio de tiempo lunar. Comprender que el nacimiento de la luna cada
mes marca el inicio de un tiempo nuevo, y darnos cuenta de nuestra absoluta
ignorancia al respecto, nos debería conmover y conducir a indagar en cada
tiempo y su mensaje con el objetivo de transformarnos en autores de nuestra
propia renovación en vez de ser pasajeros pasivos de una historia que nos
sucede.
Rabbí Tzadok HakKohén comenta que el
nombre del mes, Kislév, significa confianza y fortaleza interior, tal como lo
señala el versículo de Ióv/Job 31:24 “Si hubiera puesto en el oro mi “kislí”/confianza,
y le hubiera dicho al oro refinado: tú eres mi seguridad”.
Kesel está relacionada
etimológicamente con “kissúi” que significa proteger, cubrir.
Según el sabio comentarista Ibén Ëzrá,
“kesel” también significa apoyo, tal como aparece en Mishlé/Proverbios 3:26 “Porque
Di-s será tu apoyo/”kisléja”. Y de acuerdo a la opinión de Rashi sobre el
versículo citado de Job, “kesel” significa esperanza, también vinculada con la
palabra “kalá”/anhelo, grandes esperanzas.
Podemos deducir entonces, que el mes
de Kislév nos brinda una oportunidad especial de reforzar la confianza (bitajón)
y la fe (emuná) en Di-s, así como también fortalecer la anhelada esperanza de
la completa redención.
Esta conclusión se expresa claramente
en la festividad de Janukká que se celebra a partir del 25 de Kislév. Este día
marca la victoria de Israel, poseedor de la sabiduría de la Torá, sobre los griegos,
cuya filosofía sigue influenciando al mundo occidental hasta nuestros días.
(Grecia corresponde a uno de los 4 exilios por los que el pueblo de Israel tuvo
que atravesar durante su historia: Babilonia, Persia, Grecia y Roma)
El arco, símbolo del mes, se puede
interpretar como el signo de la victoria del pueblo judío contra el imperio
Greco sirio, tal como está escrito: (Zejariá/Zacarías 9:13) “Porque incliné a Iehudá
hacia Mí, cual arco, perfeccioné a Efráim, y desperté a los hijos de Tzíon en
contra de los hijos de los griegos, convirtiéndoles como espada del valiente”.
Grecia simboliza el poder negativo y opuesto del arco. El arco griego que
simboliza la sabiduría filosófica del materialismo en la cultura griega dirigió
su meta contra el arco de Israel, pretendiendo destruir la fe judía en la Torá.
Los griegos “impurificaron” el
Templo, pero no lo destruyeron…
Este intento griego de exterminar la
santidad de Israel despertó la revolución Macabea, y mostró la victoria del
arco sagrado por encima del arco de la impureza. De acuerdo con los Sabios, la
derrota de la cultura helenista y su sabiduría intelectual trajo como
consecuencia el despertar y el desarrollo de la Torá Oral entre el seno del
pueblo judío. El arco de Iehudá dominó y absorbió la sabiduría griega, y se
santificó.
El arco iris es el resultado en el
cielo de la reflexión de la luz solar sobre las gotas de agua que quedan en la
atmosfera. Así como las flechas de un arco penetran en un material, así mismo
la luz del mes de Kislév penetró y destruyó la cultura helenizante y
materialista, una cultura desprovista por completo de sentido trascendente, con
el poder de las flechas de los Hashmoneos, triunfando con la emuná/fe sobre la
impureza (entendida entre otras cosas como “desconexión”) durante este mes, y
dejando la “huella espiritual” de tal victoria impresa en el mundo.
Es oportuno citar un versículo de
Tehil´lím/Salmos (40:2-3) que el Sefát Emét relaciona con la esencia de Janukká…
“Yo esperé pacientemente al Eterno y
Él escuchó mis suplicas. Él me sacó del tumultuoso y desolado fango
(refiriéndose al fango de Iaván: Grecia), colocando mis pies sobre una roca,
dando firmeza a mis pasos”.
El despertar interno, saliendo de
las profundidades de la impureza, constituye la luz oculta revelada esencialmente
en Janukká. Y aquellos cuyos actos e intentos lo ameritan tienen la posibilidad
de percibir esa luz dentro de las luces de la festividad.
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