EL TIKKÚN HAKKELALÍ
Rabbí Najmán Z´L nos enseñó que al
recitar los 10 Salmos que componen el Tikkún Hakkelalí se obtienen muchos
beneficios, los cuales traen remedio y alivio a los pensamientos y sentimientos
negativos.
Siendo que estos 10 Salmos son los
diez tipos de melodías que componen los 150 capítulos de Salmos del libro
Tehil´lím, éstos tienen la fuerza y vitalidad necesarias para reforzar los diez
pulsos que controlan la energía del cuerpo y del alma.
Aunque en un principio el Tikkún fue
revelado para aliviar y remediar el daño causado por una emisión nocturna, se
ha comprobado que el recitar el Tikkún Haklalí trae bienestar, alivio y remedio
para todos los dolores y para todo tipo de persona, ya sea hombres, mujeres o
niños. Además es segul´lá para shidujím (encontrar pareja), para tener hijos,
para la paz en el hogar y para liberarse de todo tipo de problemas.
Dice Rabbí Najmán: “La rectificación
para una emisión nocturna es recitar los diez Salmos el mismo día en que
ocurrió” (Likuté Moharán 1:205).
Esto se debe a que el Tikkún Hakkelalí
tiene la fuerza espiritual para salvar la gota de la klippá (Lilít), que es la
fuerza maligna que causó la emisión y se apoderó de ella.
Esto se explica del modo siguiente:
La palabra Salmo en hebreo es תהלים Tehil´lím y su valor numérico (guematria) es
485, que es exactamente equivalente al valor numérico de la palabra Lilít más
sus 5 letras: לילית Lilít, que es el nombre de la fuerza maligna
llamada la klippá. Asimismo, el valor numérico de la palabra Tehil´lím es 485 y
corresponde al valor numérico de dos Nombres sagrados de Di-s: É´L Y ELO-HÍM,
que son los Nombres que tienen el poder de salvar la zéra (semen) de la klippá.
Siendo que la zéra está compuesta por dos cualidades divinas: Jésed (bondad) y
Guevurá (fuerza), así también los dos Nombres sagrados de Di-s: É-L Y ELO-HÍM אלף למד אלף למד הי
יוד מם equivalen
respectivamente a la bondad y la fuerza, los cuales tienen (en la guematria
completa) el mismo valor numérico de 485 que la palabra Tehil´lím, y por eso
tienen el poder de salvar la zéra de las manos de la klippá cuyo valor numérico
es 485.
Durante la lectura del Tikkún, el
lector deberá tener esto en mente.
La razón por la cual debemos recitar
los 10 capítulos específicos de Tehil´lím es porque hay diez formas distintas
de alabanzas y melodías que componen el libro de los Salmos y que se llaman:
1. Ashré (Bienaventurado, Feliz)
2. Berajá (Bendición)
3. Maskíl (Poesía de Inteligencia)
4. Nitztzuaj [Lamnatztzéaj] (Canción
de Triunfo)
5. Shír (Canción Poética)
6. Niggún [Neguinót] (Canción
Melódica)
7. Mizmór (Alabanza)
8. Tefil´lá (Introspección)
9. Hodaá (Agradecimiento)
10. Haleluiá (Alabanza)
(Tratado Pesajím 117a. Rashi).
Cada una de estas expresiones tiene
el poder de anular la fuerza negativa de la klippá.
Por ejemplo, el impulso y la fuerza
primordial de la klippá es causar daño por medio del sentido de la vista.
Asimismo, el nombre de la primera expresión de las diez formas de alabanza es
Ashré, que tiene su raíz en la palabra “visión” y por eso anula la fuerza de la
klippá, que son solamente visiones imaginarias. Así, cada una de las
correspondientes melodías de alabanzas que componen al Tikkún tiene las mismas
virtudes de la klippá pero del lado de la santidad, razón por la cual poseen
mucho más poder.
Los diez Salmos que conforman el
Tikún Haklalí de Rabbí Najmán son los siguientes: 16, 32, 41, 42, 59, 77, 90,
105, 137, 150.
Estos diez Salmos específicos son el
remedio y la rectificación para el daño causado por la klippá y es necesario
recitarlos el mismo día que ocurrió el daño. Después de decir el Tikkún Hakkelalí,
el lector no debe preocuparse más por ese tema, ya que por medio de la lectura
del Tikkún ha rectificado totalmente esta transgresión.
En libro de Rabbí Najmán, Sijót
HaRán, charla 141, se relata la cadena de acontecimientos que condujeron a que
el Rabbí revelara las enseñanzas y los Salmos que componen el Tikkún.
Rabbí Natán, quien era uno de los
más cercanos alumnos de Rabbí Najmán, relata: El día que el Rabbí empezó a dar
a conocer las enseñanzas del Tikkún, no tuve el mérito de estar presente, pero
al día siguiente, Di-s me otorgó el privilegio de escuchar la lección
directamente de boca del Rabbí. Al principio no expresó en forma manifiesta
cuáles eran los capítulos que se debían recitar para lograr corregir el daño,
sino que solo dijo que hay que decir diez capítulos de Tehil´lím, dando a
entender que todos los capítulos tienen melodías que poseen las fuerzas para
lograr la rectificación.
Después explicó que el primer paso
para obtener el Tikkún es sumergirse en una mikvé (baño de purificación) y
advirtió severamente que hay que hacerlo sin falta, en el mismo día que sucedió
el daño, y si no se puede ir a la mikvé al empezar el día, por lo menos debe ir
antes de que oscurezca.
Cuatro largos años transcurrieron
desde entonces y todo lo sucedido durante ellos nos llevaría mucho tiempo y
mucho papel para relatarlo. En esos años, el Rabbí contrajo la grave enfermedad
que más tarde le causaría la muerte. Durante este tiempo, el Rabbí hizo un
viaje a la ciudad de Lemberg. Después de regresar de Lemberg, en una noche de
invierno, cuando él estaba recostado y nosotros estábamos parados alrededor de
su cama, empezó a decir: “Hay diez capítulos de los Salmos que componen el Tikkún”.
En ese momento me ordenó que anotara en un papel los versículos en los cuales
están insinuadas las diez melodías que conforman al Tikkún y yo me senté a
escribir lo que él me dictaba, tal como está relatado en su libro Likuté Moharán
(2:92). Y continuo diciendo: “Quiero revelarles los 10 capítulos específicos de
los Salmos que hay que recitar para rectificar la emisión nocturna el mismo día
que sucedió”. Nosotros esperamos con mucha atención y expectativa que
continuara, pero no tuvimos el mérito de que lo siguiera explicando esa misma
noche y tuvimos que marcharnos.
Al cabo de un breve lapso, durante
un Shabbát en que me quedé en la casa de Rabbí Najmán, Di-s me dio la
oportunidad de ver con mis propios ojos unas notas escritas por él, donde había
anotado los números de los diez capítulos de Tehil´lím que había que recitar.
En ese momento decidí que no era apropiado ni respetuoso que yo tomara el
documento escrito por el Rabbí sin su permiso. Sin embargo, traté de retener en
mi memoria los números de los Tehil´lím, pero no lo logré, por temor de que el
Rabbí se molestara por haber yo entrado en su cuarto y haber encontrado sus
anotaciones personales y haberlas leído sin su permiso. Esto sucedió en Shabbát
de la parashá Shekalím en el año 5570. Yo no sabía que el Rabbí había salido de
su cuarto y había ido a la sala donde se leía la Torá, por lo que entré a su
cuarto privado y fue entonces cuando vi sus notas escritas.
Al día siguiente, cuando le pedí
permiso para regresar a mi casa, le pedí en forma indirecta que me revelara
cuáles eran los diez Salmos que había que recitar, porque yo ya sabía que él
los había escrito en esa nota. Pero Rabbí Najmán me respondió que eso tendría que
esperar para otra ocasión. Y así regresé a mi casa.
Después de un tiempo, cuando yo estaba
en mi casa en Nemirov, Rabbí Najmán le reveló al Rabino de Breslev y a mi amigo
Rabbí Naftalí los diez Salmos específicos.
Él los nombró testigos y les dijo: “Siendo
que tres cuartas partes del mundo están evidentemente atrapadas en este asunto
(o sea en emisiones nocturnas, etc.), por eso, yo los designo a ustedes
testigos”.
“Sepan que estos diez capítulos
específicos de Tehil´lím son extremamente poderosos para rectificar el pecado
de la emisión. Ellos producen la corrección total y absoluta de esta transgresión
y son muy beneficiosos”.
Y continuó explicándoles: “Algunas
veces la emisión sucede por comer o por beber demasiado. Otras veces sucede por
debilidad, por cansancio, o por no dormir en la posición correcta. Si sucede
debido a una de estas causas, no tiene importancia (y es considerado como un
niño que se hace encima mientras está durmiendo). También a veces desde el
cielo lo cuidan para detener una emisión o lo ampara su suerte. Otras veces,
sucede debido a que sueña que se está cayendo y repentinamente se despierta, y
así se salva; ésta es otra forma en la que lo cuidan desde el cielo”.
“Solamente cuando la emisión sucede
debido a pensamientos impuros, etc., es cuando se crean Klippót, como está
explicado en los libros místicos. Pero aquel que recite estos 10 capítulos
específicos de Tehil´lím el mismo día que sucedió la emisión, ciertamente va a
lograr una completa rectificación del daño causado”.
Y les comentó: “Muchos grandes Tzaddikím
han querido resolver este problema y han hecho un gran esfuerzo por hallar una
solución y encontrar la rectificación total. Algunos trataron, pero ni siquiera
concibieron lo que ello implica, mientras que otros lograron entender un poco y
consiguieron indicar algo sobre la forma de remediar el hecho. Sin embargo,
ellos fueron tomados de este mundo en medio de su labor, sin que llegaran a cumplir
con su objetivo. Pero Di-s me ha favorecido y he tenido el mérito de lograr
completar exitosamente este importante cometido.
Y afirmó: “Esta forma de corregir el
daño a través de la recitación de estos 10 Salmos, es única y original. Es algo
completamente nuevo. Es un gran descubrimiento, un tremendo hallazgo, puesto
que ésta es la forma de remediar y conseguir la total y absoluta rectificación”.
Luego les aclaró: “Sumergirse en la
mikvé y después recitar el Tikkún Hakkelalí es lo ideal, pero incluso si uno se
ve imposibilitado de ir a la mikvé, ya sea porque, por ejemplo, se encuentra de
viaje en un lugar donde no hay una mikvé o no hay un río, o porque está enfermo,
incluso así, si solamente recita estos 10 Salmos, puede sentirse feliz y
tranquilo, porque son un remedio grandioso y muy efectivo”.
Y añadió: “Si la persona recita los
10 Salmos con mucha kavvaná (concentración), entendimiento y devoción, evidentemente
resulta muy beneficioso, pero incluso si simplemente lee las palabras también
es muy efectivo”.
El Rabbí también dijo: “Esta forma
de corrección no ha sido descubierta desde la Creación. Yo habría querido
eliminar este problema de raíz, pero eso es algo imposible, ya sea a nivel
físico o espiritual. Físicamente es irrealizable, ya que para ello sería
necesario modificar la naturaleza de toda la humanidad en forma absoluta y
permanente, lo cual resulta imposible. Incluso cuando Moshé y otros grandes
Tzaddikím alteraron la naturaleza, fue algo solamente temporario y para un fin
determinado, como por ejemplo, dividir el mar “Rojo” o el río de Jordán, lo que
sucedió en un instante específico. Pero en este caso, habría que alterar la
naturaleza de cada ser humano en forma permanente y eso es imposible... No
obstante, los 10 Salmos son una prodigiosa y sorprendente rectificación que
resulta sumamente eficaz.
Cuando Rabbí Najmán nombró a los dos
testigos, también declaró frente a ellos que incluso después de su muerte, aquél
que vaya a su tumba en Umán y recite estos 10 Salmos y dé una pequeña Tzedaká
(Caridad) en su nombre, entonces, sin importar lo terrible y grave que haya
sido el pecado de la persona, él va a hacer todo lo posible por salvarlo y rectificarlo.
Si yo doy testimonio de la ayuda grande q se recibe al recitar los SALMOS gracias PADRE CELESTIAL x conocer esto
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