LA LETRA ו VAV

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LA LETRA ו VAV   Por Kabbalah y Torah en Expansión   En el principio de la Creación, cuando la ‘Or En Sof’ (Luz Infinita) llenaba toda la realidad, HaShem contrajo Su Luz para crear un ‘Jalal’ (“espacio vacío”), como si fuera, que habría de ser el ‘Makom’ (“lugar”) necesario para la existencia de los mundos finitos. Hacia este ‘Jalal’ (“vacío”), HaShem atrajo una ‘Kav’ (“línea”) individual de Luz, figurativamente hablando, de la Fuente Infinita. Este rayo de Luz, es el secreto de la letra ו ‘Vav’. Aunque la línea es singular en apariencia, no obstante, tiene 2 dimensiones, una fuerza interna y otra externa, la cuales toman parte en el proceso de Creación, y en la interacción continua entre el poder creativo y la realidad creada.   La fuerza externa de la Línea, es el poder de diferenciar y separar los varios aspectos de la realidad, estableciendo un orden jerárquico, Arriba y abajo en la Creación.   La fuerza interna de la Línea, es el poder de revelar la interinclusi

LOS 72 SHEMOT (NOMBRES)


LOS 72 SHEMÓT (NOMBRES)

Moisés usó las secuencias y fórmulas de los 72 Shemót para conectar con las verdaderas leyes de la naturaleza –milagros y maravillas- y eliminar todos los obstáculos que evitan que la humanidad se conecte con éstas. Es así como el “Mar Rojo” fue dividido (Shemót/Éxodo 14:19-21).

La partición del Mar es una expresión de la conexión con la Realidad del 99%, donde los milagros son la norma. Simplemente con escanear y meditar con esa configuración de letras, conectamos con nuestra verdadera naturaleza y poder. Nos volvemos más proactivos y nos acercamos más al verdadero propósito de nuestra alma.

LOS 72 NOMBRES Y EL CRUCE DEL MAR

El Zóhar nos aclara, el propósito de los 72 Nombres está escondido en la historia donde fueron encontrados. Los Nombres son una herramienta para ayudar a la humanidad a tener control sobre el caos al controlar nuestra naturaleza física; el único obstáculo es nuestro ego. Solo al superar nuestro ego desde sus propias fundaciones nos trae control sobre el mundo físico, y ese es el propósito de los INSTRUMENTOS QUE SON LOS 72 SHEMÓT. El Zóhar va más allá y explica que, a pesar de lo que podríamos llegar a pensar, nuestro ego no es en verdad quiénes somos. Más bien, nuestros sabios cabalistas describen al ego como una vestimenta, una cortina que esconde la Luz de nuestra verdadera naturaleza. Nuestro propósito en este mundo es eliminar esta vestimenta que esconde nuestra verdadera esencia.

El gran acontecimiento del Éxodo de Egipto fue acompañado por una cantidad de milagros y maravillas, especialmente en su fase final con el cruce milagroso del Yám Súf (Mar de los Juncos o “Mar Rojo”), que les permitió así escapar de la persecución de los egipcios (Shemót/Éxodo 15:1-18). Fue luego de observar las revelaciones divinas en Yám Súf que los hijos de Israel llegaron al grado más alto de reverencia y temor a Di-s. Ya que fueron nombrados los 72 Shemót/Nombres de HaShém nuestro Di-s y al mismo tiempo, sintieron una confianza profunda en Moshé, Su siervo. Entonces Moshé y los hijos de Israel se sintieron inspirados para cantar la Shirá (Canción), conocida como Shirát Hayám (La Canción del Mar). Este cántico es denominado también Áz Yáshir (Entonces cantó), por sus dos primeras palabras en hebreo. Esta plegaria trae a consideración el concepto de fe. Esto implica una aceptación completa y ciega de algo que no está sostenido o explicado por la razón. Cuando una persona ve y escucha algo con sus propios ojos y oídos, no necesita tener fe en la existencia de esa cosa. De igual manera, el pueblo hebreo habiendo visto con sus propios ojos las revelaciones Divinas en el Cruce del Mar, no necesitaba apoyarse en la fe para creer en Di-s ya que en ese momento conocieron y experimentaron la Presencia Divina, ya que vieron la Mano de Di-s triunfar sobre el Faraón y los egipcios. Lo que se vio y se experimentó en el Mar fue nunca más visto o experimentado inclusive por los profetas. Yejezkél/Ezequiel y los otros profetas (a excepción de Moshé), vieron visiones e imágenes proféticas en su mayor parte mientras estaban en trance, en cambio que las revelaciones divinas en el cruce del Mar Rojo y la subsiguiente revelación mayor en el Monte Sinaí fue un acto que todo el pueblo hebreo experimentó con todos sus sentidos y facultades. Es por eso que todos y cada uno de ellos podía cantar: “Este es mi Di-s y yo lo glorificaré”. Fue esta experiencia personal que los hijos de Israel de esa generación transmitieron a la generación siguiente y ésa a la siguiente y así siempre, de padre a hijo, hasta nuestros días. Esta transmisión ha sido ininterrumpida y por intermedio de miles y miles de hombres y mujeres, ya que nunca ha habido una ruptura en la cadena de la historia filosófica mística hebrea desde la época de Avrahám hasta hoy.


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