LOS 72 SHEMÓT (NOMBRES)
Moisés usó las secuencias y fórmulas
de los 72 Shemót para conectar con las verdaderas leyes de la naturaleza
–milagros y maravillas- y eliminar todos los obstáculos que evitan que la
humanidad se conecte con éstas. Es así como el “Mar Rojo” fue dividido
(Shemót/Éxodo 14:19-21).
La partición del Mar es una
expresión de la conexión con la Realidad del 99%, donde los milagros son la
norma. Simplemente con escanear y meditar con esa configuración de letras, conectamos
con nuestra verdadera naturaleza y poder. Nos volvemos más proactivos y nos
acercamos más al verdadero propósito de nuestra alma.
LOS 72 NOMBRES Y EL CRUCE DEL MAR
El Zóhar nos aclara, el propósito de
los 72 Nombres está escondido en la historia donde fueron encontrados. Los
Nombres son una herramienta para ayudar a la humanidad a tener control sobre el
caos al controlar nuestra naturaleza física; el único obstáculo es nuestro ego.
Solo al superar nuestro ego desde sus propias fundaciones nos trae control
sobre el mundo físico, y ese es el propósito de los INSTRUMENTOS QUE SON LOS 72
SHEMÓT. El Zóhar va más allá y explica que, a pesar de lo que podríamos llegar
a pensar, nuestro ego no es en verdad quiénes somos. Más bien, nuestros sabios
cabalistas describen al ego como una vestimenta, una cortina que esconde la Luz
de nuestra verdadera naturaleza. Nuestro propósito en este mundo es eliminar
esta vestimenta que esconde nuestra verdadera esencia.
El gran acontecimiento del Éxodo de
Egipto fue acompañado por una cantidad de milagros y maravillas, especialmente
en su fase final con el cruce milagroso del Yám Súf (Mar de los Juncos o “Mar
Rojo”), que les permitió así escapar de la persecución de los egipcios (Shemót/Éxodo
15:1-18). Fue luego de observar las revelaciones divinas en Yám Súf que los
hijos de Israel llegaron al grado más alto de reverencia y temor a Di-s. Ya que
fueron nombrados los 72 Shemót/Nombres de HaShém nuestro Di-s y al mismo
tiempo, sintieron una confianza profunda en Moshé, Su siervo. Entonces Moshé y
los hijos de Israel se sintieron inspirados para cantar la Shirá (Canción),
conocida como Shirát Hayám (La Canción del Mar). Este cántico es denominado
también Áz Yáshir (Entonces cantó), por sus dos primeras palabras en hebreo. Esta
plegaria trae a consideración el concepto de fe. Esto implica una aceptación
completa y ciega de algo que no está sostenido o explicado por la razón. Cuando
una persona ve y escucha algo con sus propios ojos y oídos, no necesita tener
fe en la existencia de esa cosa. De igual manera, el pueblo hebreo habiendo
visto con sus propios ojos las revelaciones Divinas en el Cruce del Mar, no
necesitaba apoyarse en la fe para creer en Di-s ya que en ese momento
conocieron y experimentaron la Presencia Divina, ya que vieron la Mano de Di-s
triunfar sobre el Faraón y los egipcios. Lo que se vio y se experimentó en el
Mar fue nunca más visto o experimentado inclusive por los profetas. Yejezkél/Ezequiel
y los otros profetas (a excepción de Moshé), vieron visiones e imágenes
proféticas en su mayor parte mientras estaban en trance, en cambio que las
revelaciones divinas en el cruce del Mar Rojo y la subsiguiente revelación mayor
en el Monte Sinaí fue un acto que todo el pueblo hebreo experimentó con todos
sus sentidos y facultades. Es por eso que todos y cada uno de ellos podía
cantar: “Este es mi Di-s y yo lo glorificaré”. Fue esta experiencia personal
que los hijos de Israel de esa generación transmitieron a la generación
siguiente y ésa a la siguiente y así siempre, de padre a hijo, hasta nuestros
días. Esta transmisión ha sido ininterrumpida y por intermedio de miles y miles
de hombres y mujeres, ya que nunca ha habido una ruptura en la cadena de la
historia filosófica mística hebrea desde la época de Avrahám hasta hoy.
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