EL CEREBRO: LA DUALIDAD UNITARIA
El Cerebro está dividido en dos: el
hemisferio izquierdo y el hemisferio derecho. Curiosamente, cada hemisferio
procesa la información que recibe del exterior de forma distinta. Cada uno está
relacionado con áreas y funciones diferentes. Podría decirse que ambos cuentan
con su propia personalidad. El izquierdo busca certezas; el derecho nos conecta
con la dimensión más inmaterial y espiritual.
Hoy en día sabemos que los dos
hemisferios funcionan tanto conjuntamente como aisladamente. En ocasiones uno
está operando por sí solo y en otras se complementan usando el cuerpo calloso
que los une como puente. Por mucho tiempo se pensaba que el hemisferio
izquierdo era el activo y el más valioso, mientras que el derecho aportaba
poco. Hoy en día se sabe que esto no es verdad. Los dos hemisferios son
igualmente importantes y cada uno tiene su función específica.
EL HEMISFERIO IZQUIERDO (LETRA HÉ - SEFIRÁ
BINÁ - PLANETA SATURNO), por ejemplo, es el responsable del lenguaje verbal, de
la habilidad lingüística, de la capacidad de análisis, de la resolución de
problemas matemáticos, así como de la memoria y el pensamiento lógico y
racional.
Es el más intelectual, formal y
convencional de los dos; se le da muy bien absorber y almacenar información
teórica y numérica, como nombres, definiciones o fechas. Por el contrario,
tiende a controlar e inhibir sus sentimientos.
Es el encargado de la organización,
el orden, la estructura y la planificación. Es muy obediente y disciplinado, y
se rige por medio de normas, reglas, protocolos, leyes y procedimientos
estandarizados. Utiliza el miedo para protegernos y mantenernos a salvo de
potenciales amenazas y peligros.
Este hemisferio busca certezas y
solamente se fija en la dimensión física, cuantitativa, tangible y material de
las cosas. Y le cuesta mucho percibir los infinitos matices grises que se
encuentran entre los extremos blanco y negro. El hemisferio izquierdo solo
considera válida aquella información que pueda demostrarse a través de hechos
irrefutables, resultados medibles y datos estadísticos.
EL HEMISFERIO DERECHO (LETRA YUD - SEFIRÁ
JOJMÁ - PLANETA URANO) está más vinculado con la experiencia cinestésica y
sensorial de todo aquello que sabemos que no puede expresarse con palabras, y
que no por ello es menos real. Nos brinda la habilidad de interpretar señales,
signos y metáforas, así como la capacidad de soñar y de comprender el
significado oculto de las cosas.
Este hemisferio nos conecta con la
dimensión emocional y espiritual de nuestra condición humana; nos permite
sentir la parte cualitativa, intangible e inmaterial de las cosas. Es el más
artístico, original y rebelde de los dos; le gusta salirse de la norma e ir más
allá de lo socialmente establecido. No tiene sentido del tiempo y está
totalmente centrado y arraigado en el momento presente.
Es experto en relacionarse con los
demás. Destaca por su empatía, su compasión y su destreza para detectar los
aspectos no verbales de la comunicación. Se le dan muy bien la percepción
espacial, el movimiento y la orientación. Tiene una visión holística de la
realidad, concibiéndola como una unidad donde todo está integrado e
interconectado.
Entre otros dones, el hemisferio
derecho nos permite desarrollar la intuición, la imaginación, la innovación y
el pensamiento creativo; tiene facilidad para visualizar ideas e inventar cosas
que no existían y que aparentemente no eran posibles. Y en definitiva, nos
nutre de confianza para atrevernos a seguir nuestra propia voz interior y, en
consecuencia, recorrer nuestro propio camino.
En el hemisferio derecho residen las
emociones, la comprensión intuitiva y arquetípica de la vida a través del
lenguaje simbólico o no verbal. A través de los símbolos intentamos plasmar lo
inefable. Si utilizamos el lenguaje verbal, activamos el hemisferio izquierdo,
el racional, en detrimento del hemisferio derecho. Si activamos el hemisferio
izquierdo, anclamos a la persona al presente y a sus problemas cotidianos.
Los símbolos son un alfabeto
emocional que activa y lee el hemisferio derecho. La función de los símbolos,
de la respiración/meditación o de los mantras, es anular el hemisferio
izquierdo y activar el hemisferio derecho, la puerta a otras dimensiones. Mente
versus emociones.
El hemisferio izquierdo es analítico
y centrado en la parte; el hemisferio derecho es intuitivo y centrado en el
todo; uno ve el árbol y el otro el bosque; uno ve y otro siente.
Esta dualidad se muestra en la forma
de interpretar el mundo los hombres y las mujeres: emocionalmente las mujeres
perciben cosas que los hombres no ven.
Hoy por hoy, la mayoría de nosotros
estamos tiranizados por el hemisferio izquierdo, y es esta descompensación con
nuestro hemisferio derecho lo que impide que muchos conozcamos la forma de
cultivar la intuición y la creatividad necesarias para reinventarnos.
EL HEMISFERIO IZQUIERDO DEL CEREBRO
DICE: Soy un científico. Un matemático. Amo lo habitual. Yo categorizo. Yo
separo. Soy preciso. Lineal. Analítico. Estratégico. Soy práctico. Siempre
tengo el control. Un maestro de las palabras y el lenguaje. Realista. Calculo
ecuaciones y juego con los números. Soy ordenado. Soy lógico. Sé exactamente
quién soy.
EL HEMISFERIO DERECHO DEL CEREBRO
DICE: Soy creativo. Un espíritu libre. Soy pasional. Anhelante. Intuitivo.
Sensual. Soy el sonido de las risas. Soy sabor. La sensación de la arena bajo
tus pies descalzos. Soy movimiento. Colores vivos. Yo uno. Soy la urgencia de
pintar un lienzo en blanco. Soy imaginación sin límites. Arte. Poesía. Soy el
sentido. Yo siento. Soy todo lo que quiero ser.
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