EL ACTO DE TZIMTZUM

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EL ACTO DE TZIMTZUM   Por Kabbalah y Torah en Expansión   Al producir la Creación como una obra fuera de Sí mismo, el ‘En Sof’ (Infinito), Bendito Sea, voluntariamente dejó de lado Su ilimitación y adoptó un camino de acción limitada. Esto se llama el ‘Tzimztum’ (“contracción”) del ‘En Sof’, Bendito Sea.   La Voluntad Suprema, que es el ‘En Sof’, Bendito Sea, incluye diferentes tipos de poderes que no tienen Fin ni Límite. Pero no estamos hablando de Su aspecto de lo ilimitado, con el cual no tenemos conexión. Más bien, estamos hablando de ese poder particular entre Sus innumerables poderes que es la causa de nosotros.   El poder que nos causa es Su poder para producir una obra “fuera” de Él mismo, en el sentido de crear y gobernar reinos y seres aparentemente separados e independientes.   Esto lo hizo de acuerdo con Su ‘Middá Jésed’ (“atributo de bondad”), porque la naturaleza de la bondad es otorgar bondad a los demás. Si es así, estamos hablando solo de Sus actos

SHEM 41 - AUTOESTIMA - HE HE HE

SHEM 41 - AUTOESTIMA - הה"ה

 

Vocalización: HaHaH (Moshé Kordovero); He/He/He (A. Abbulaäfia).

 

Valor numérico: 15

 

Ángel portador del Nombre: Hahah´el. Valor numérico: 46

 

“Libra mi alma, oh Señor, del labio mentiroso, y de la lengua fraudulenta”. (Tehil´lim/Salmos 120:2)

 

Significado: La letra ה ‘He’, de la cual este Nombre es una triple manifestación, es en sí misma un anagrama de lo Divino: HaVaIáH, el Nombre de la Existencia. Podemos considerar que hay tres niveles de manifestación de la Deidad: Esencia, incognoscible e inexpresable; Trascendencia, permaneciendo separada y aparte, aunque abarcando todo; e Inmanencia, subyacente a todo, siendo el Ser de lo que es, el alma de las cosas. También podemos contemplar que si consideramos que la segunda mitad del Nombre E´HIÉH, es la primera mitad del Nombre IHV´H, juntándolos obtenemos ‘Álef-He-Iud-He-Vav-He’, de valor numérico 32, el número de los misterios cabalísticos. En términos de Partzufím - los Rostros de manifestación de lo Divino - en Kéter, Aríj Anpín (el Rostro Inmenso) y su consorte son uno e indistinguibles.

 

La primera ה ‘He’ es, por así decir, la consorte del Vacío Divino, representado por la א ‘Álef’. Es decir, la primera ה ‘He’ es toda la manifestación de los mundos, llamada ‘Or En Sof’ (La Luz Infinita). La segunda ה ‘He’ es Immá, la Madre cósmica, el principio femenino creador (Biná), la Inteligencia activa o Entendimiento subyacente a todo, unida en eterno abrazo con Abbá, el Padre de la Sabiduría o la inherencia de la conciencia pura llamada el Pensamiento Divino. La tercera ה ‘He’ es la Shejiná, la Presencia Divina inmanente que satura los mundos hasta sus resquicios más infinitesimales, tal como está escrito: “Toda la Tierra está llena de su Gloria”. Es la consorte de Zeër Anpín (el Pequeño Rostro, Tiféret) mediante el que la Deidad se manifiesta como Yo Soy. Y las tres הה"ה ‘Heim’ son una y la misma, porque todo es un continuo en el pléroma divino.

 

‘He’ ה es la letra del alma, ya sea el Anima Mundi o el alma humana. También ésta tiene 3 modos de expresión o manifestación: pensamiento, palabra y acción. Corresponden a los 3 niveles inferiores: Neshamá, Rúaj y Néfesh, los 3 modos de manifestación consciente e individual. Hay sin embargo 2 niveles superiores de manifestación supraindividual y supraconsciente que son la Jaiá (Vida) y la Iejidá (Unicidad o Chispa Divina). Es la conexión con estos niveles, a través de la letra ‘He’, lo que se manifiesta en el canal Tiféret – Jojmá, que une el “sí mismo” de Tiféret – el centro de la psique – con la raíz del alma en Jojmá – su arquetipo viviente en el pensamiento de Di-s – tal como está escrito (Irmiáhu/Jeremías 1:5): “Antes de concebirte en el seno materno (Biná, la primera He) te he conocido (en Jojmá, la Iud), y antes de darte a luz (en Tiféret como manifestación de Vav) te he puesto como profeta para las naciones (segunda He, Maljút).

 

Del mismo modo que la Sabiduría de Jojmá sólo es expresable a través del Entendimiento de Biná (la Iud mediante la ‘He’, en el Nombre Divino), es mediante la ‘He’ en el canal Jojmá-Tiféret como le es revelada al alma su raíz divina, en este sendero de revelación y profecía que es, al mismo tiempo de una tremenda oscuridad, porque el ser ha de desprenderse incluso de su propia mente y entendimiento para acceder a la sabiduría pura de Jojmá. Por supuesto, el valor numérico de este Nombre es 15, como el del Nombre de Di-s en Jojmá ‘Ia-h’, ‘Iud-He’. También el valor numérico de su ángel, Hahah´el, es 46, el mismo que el de la palabra, ‘Elo-hai’, que significa mi Di-s o Di-s mío. Además, Jojmá de Tiféret significa la Sabiduría interior, que fluye de nuestra propia conexión con lo Divino. Mismo significado se deduce del sendero Tiféret-Jojmá, que, como hemos dicho, une el self de Tiféret (el centro de la psique) con la raíz del alma en Jojmá (su arquetipo viviente en el pensamiento de Di-s). Cuando las tres manifestaciones del alma, Néfesh, Rúaj y Neshamá, están alineadas, se produce la conexión con nuestra propia divinidad e irradia la Sabiduría. La lengua mentirosa o engañosa a la que alude el versículo se refiere no sólo a los reclamos exteriores que requieren nuestra adhesión prometiéndonos pseudoparaísos (y en particular el ángel protege contra toda forma de maledicencia), sino y sobre todo al estado de confusión de nuestros propios pensamientos – nuestro propio caos interior –. En conclusión, este Nombre nos ayuda a trabajar la conexión con nuestro propio núcleo divino, alineando nuestros vehículos internos. Nos ayuda a abrirnos a nuestra sabiduría interior, intuitiva, directa, en lugar de confiar nuestro destino a maestros y gurús, o expertos en cualquier área, capacitándonos para resolver nuestros propios problemas. Fortalece nuestra autoestima, una vez que hemos comprendido profundamente la verdad de nuestra imagen y semejanza con la Deidad, al igual que los demás seres humanos.

 

La Tradición dice que el Nombre formado por las 3 ‘Heim’ está conectado con la Bendición Sacerdotal (del Templo de Ierushaláim) y con la energía canalizada por los Sumos Sacerdotes, otorgando la capacidad de promover la luz, la curación y el bienestar en todas las áreas de la vida. Esta es la manifestación de nuestra Chispa Divina, cuando permitimos expresar nuestra conexión con la Luz Infinita.




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