SHEM 34 - OLVIDARSE DE SÍ MISMO - LAMED HE JET
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SHEM 34 - OLVIDARSE DE SÍ MISMO - לה"ח
Vocalización: LeHaJ (Moshé Kordovero);
La/He/Je (A. Abbuláäfia).
Valor numérico: 43
Ángel portador del Nombre: Lehajiá´h.
Valor numérico: 58
“Cantad alegres al Señor, toda la
tierra; levantad la voz, y aplaudid, y cantad salmos”. (Tehil´lim/Salmos 98:4)
Significado: Como Biná de Guevurá, a
la luz de este Nombre se manifiesta la comprensión del propósito espiritual (Biná)
como voluntad y acción en Guevurá. El ángel Lehajiá´h es un guardián y defensor
de las leyes divinas. Su influjo nos ayuda a incorporar en nosotros las
virtudes del guerrero: coraje, disciplina, lealtad, espíritu de servicio a las
causas superiores y, sobre todo, nos enseña a dominar y canalizar nuestra
fuerza mediante la ley de la limitación, que es la condición del poder (Biná de
Guevurá es astrológicamente Saturno y Marte).
El Nombre es un antídoto contra la
cólera, y también contra la depresión en el otro extremo, según que el
individuo tienda a explotar o a implotar (en lo que la depresión tiene de ira
dirigida contra uno mismo). Igualmente, la luz de לה"ח
‘Lámed-He-Jet’ es un potente escudo de energía a nuestro alrededor.
Se dice que una de las experiencias
espirituales del sendero Guevurá/Biná es la visión de la derrota, como
contraparte de la visión del poder de Guevurá. Derrota de todas las proyecciones
e ilusiones egoicas ante la faz del Espíritu. El valor numérico de לה"ח
‘Lámed-He-Jet’ es 43, el mismo que el de la palabra ‘Gadol’ (Grande).
Gadol es un título Divino, ‘E´l Gadól’ (Di-s Grande). Una de las lecciones de
este Nombre es que la grandeza consiste en hacerse pequeño, en la autoanulación
para la trascendencia. El ego y el orgullo son unos enemigos formidables, que
aparecen y reaparecen de formas a veces sutiles, y ante los que somos
constantemente derrotados. Por eso, el Tikkún (“corrección”) de este Nombre es
el olvido de uno mismo, la impecabilidad, la acción desapegada de los
resultados, el “hágase Tu Voluntad”, la voluntad al servicio del espíritu
(teniendo en cuenta que la completa receptividad y sometimiento a los dictados
del espíritu y al propio destino es el secreto de la más poderosa manifestación
de la voluntad). La meditación en el Nombre y su Ángel nos enseñan cuál es ese
destino personal y nos dan los medios para realizarlo y para afrontar, mediante
el entendimiento, las pruebas que nos aguardan en el camino.
Tenemos el ejemplo del patriarca Iaäkóv
cuando abandona su casa natal para dirigirse a ese gran desconocido que era la
tierra de Jarán. Tiene entonces su famoso sueño – la escalera uniendo el cielo
con la tierra – que sucede en un lugar llamado Luz, de valor numérico también 43,
y que luego renombra como ‘Bet E´l (la Casa de Di-s). Citando de El Camino de
El Árbol de la Vida: “Por ejemplo, en el episodio del sueño de Iaäkov (Bereshit/Génesis
28:10-22), en el que le es revelada la escalera de los mundos, éste exclama:
“Verdaderamente el Señor está en este lugar y yo no lo sabía”. Ajén Iesh Ado-nai
BamMakom HazZé VeAnojí
Lo Iadáätti (Bereshit/Génesis 28:16). La palabra
Anojí – yo – es redundante en el texto, porque en hebreo el pronombre personal
– en este caso de primera persona – aparece incluido en la forma verbal del
imperfecto – Iadáätti – y por tanto no se escribe. ¿Qué nos enseña esto? Vemos
que en el versículo hay una progresión simbólica: Makom, lugar, es también un
Nombre Divino que alude particularmente a Maljut, como en el versículo:
“Reúnanse las aguas en Makom Ejad – el lugar uno – y aparezca lo seco” (Bereshit/Génesis
1:9). Como veremos después, la siguiente palabra, ‘Ze’ (éste), es un símbolo de
Iesod. Anojí, yo, es una forma ligada a Tiféret. Esta es la palabra cuya
inclusión en el texto nos estamos cuestionando. La clave nos la da la
siguiente, ‘Lo’ (no), que además es la forma inversa del Nombre de Di-s: E´l, indicando
que, desde el punto de vista de lo mundano, la esencia de la Deidad es
negación. Lo que se está proponiendo aquí es, entonces, un Bittul HanNéfesh,
una negación del ego de Iaäkov como condición previa a la conciencia superior
(transpersonal). Por eso se incluye la palabra ‘Anojí’, seguida de ‘Lo’, para
aludir a la experiencia de auto-aniquilación necesaria para la manifestación de
‘HaVaIáH. E inmediatamente Iaäkóv temió (Irá) y exclamó: “¡Qué tremendo es éste
lugar! Esta no es sino la Casa de Di-s, y ésta la Puerta del Cielo”. “Esta no
es”, ‘En Ze’, o bien, “Este es el En”, es decir, la Nada Divina de Jojmá”.
En la tradición judía, hay un
huesillo en la parte posterior del cráneo, llamado ‘Luz’. Es un hueso indestructible,
que no se corrompe (se supone que no participó del pecado de Adam), y permanece
como el vínculo entre el alma y el cuerpo después de la muerte. En esa
tradición talmúdica, es a partir del hueso Luz como Di-s hará efectiva la
resurrección de los muertos.
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