SHEM 20 - VICTORIA SOBRE LAS
ADICIONES - פהל
Vocalización: PeHiL (Moshé Kordovero);
Pe/He/La (A. Abbuláäfia)
Valor numérico: 115
Ángel portador del Nombre: Pahaliá´h.
Valor numérico: 130
“Te ruego, oh Señor, que te sean
agradables los sacrificios voluntarios de mi boca, y me enseñes tus juicios”.
(Tehil´lím/Salmos 119:108)
Significado: Canalizando la energía
de Guevurá de Biná, que manifiesta los aspectos severos de la Ley, éste es un
Nombre de gran poder y fuerza. De hecho, Pé-Hé-Lámed suma 115, el mismo valor
numérico que la palabra Jazák, que significa precisamente fuerte, poderoso,
firme, y que es, en sí mismo, un apelativo para designar a la Deidad y también
un Nombre. Tiene canalización de por sí.
Igualmente 115 es HaIamín, la diestra, la mano (el brazo) derecha/o, que
representa la acción del poder Divino, salvador y redentor, como en el
versículo (en el cántico del Mar Rojo, tras atravesar en seco el mar): “Tu
diestra, oh Señor, magnificada por tu fuerza; tu diestra, oh Señor, aniquiló al
enemigo” (Shemót/Éxodo 15:6).
Otro aspecto nos lo da la
correspondencia astrológica de las letras: Pé es el sendero Guevurá (Marte)
Hód, Hé es Aries y Lámed Libra, que implica juicio. Vemos así una fuerte
impactación de energía para alcanzar un equilibrio.
Este es, así, un Nombre para ejercer
rigor sobre uno mismo si queremos vernos libres de nuestras ataduras y
adicciones y soltar nuestro espíritu, ya que es de energía espiritual de lo que
estamos hablando. Se puede ser adicto a cualquier cosa: al dinero, al poder, al
placer, a nuestra imagen egoica, a nuestras programaciones emocionales, a
nuestra mente. Por increíble que nos parezca, solemos ser adictos a las propias
cosas que nos esclavizan. Por supuesto, es la diestra de HaShém quien nos
salva, pero nosotros hemos de empezar el movimiento y ejercer la resistencia
para abrir el canal y ganar el mérito. ¡Cuántas veces hemos intentado salir de
una situación, liberarnos de una dependencia, y nos hemos dado de cabeza contra
un muro! Si invocamos entonces el poder del Nombre Pé-Hé-Lámed, tendremos
entonces esa energía que nos hará atravesar nuestro particular “Mar Rojo” y,
sin saber cómo, nos encontraremos libres, al otro lado, mientras que las
fuerzas psíquicas que nos oprimían se ahogarán en el mar del inconsciente – la
matriz universal – para ser recicladas de nuevo.
El Nombre, por así decir, opera la
purificación espiritual de la columna izquierda del Árbol, el Pilar de la
Forma, asiento del deseo de recibir en general. Vemos cómo la raíz numérica de
cada una de sus letras corresponde a una sefirá de esta columna: Pé, 80 - 8;
Hé, 5; Lamed, 30 - 3. El movimiento es de abajo arriba: Hód, Guevurá, Biná.
Esta purificación por el fuego es condición necesaria para realizar el ascenso
en conciencia. También la palabra Äliá, subida, ascenso, suma 115, el valor
numérico del Nombre. La Torá siempre utiliza la palabra Äliá, subida, para
referirse al acceso a la Tierra de Israel, la Tierra Santa, símbolo de Biná –
el mundo espiritual – porque eso supone
una elevación espiritual. (Por el contrario, siempre se desciende a Egipto, el
mundo de la materia y la fragmentación) La palabra Äliá puede descomponerse en
Äl/Iá´h = con el significado de “hacia el Nombre de Di-s”, Nombre que denota la
mitad trascendente del Tetragrámaton. Además, otra palabra de valor numérico
115 es Hinnéni, ¡Heme aquí!, que es la respuesta del alma al llamado Divino
(por ejemplo, Avrahám, Moshé, etc), indicando nuestra disponibilidad y nuestra
actitud de alerta consciente ante el mundo espiritual que se nos va a abrir
progresivamente. Este Nombre nos da el coraje de responder a esa llamada, lo
cual supondrá para nosotros un estado de fortaleza interior (Jazák de nuevo).
Heme aquí... No se hasta donde voy a llegar pero se que llegare.
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