¿POR QUÉ SE REBELAN LOS NIÑOS?

Maljut es la última de ‘Las Diez Sefirot’,
y el atributo emotivo final dentro de la Creación (o más precisamente, el poder
de expresar los pensamientos y emociones propios a los demás).
Aparece en la configuración de las
sefirot en la base del eje central, directamente debajo de Iesod, y corresponde
en el ‘Tzélem Elo-him’ a la “corona” del órgano de la reproducción, (corona en
el hombre; labia en la mujer), o a la boca.
Maljut está asociado en el alma con
el poder de auto-expresión. La Kabbalá identifica 3 “vestimentas” básicas (Levushim)
del alma, las cuales le permiten expresarse: “pensamiento” (Majshavá), con el
que el alma se revela interiormente; “Habla” (dibbur) y “acción” (Maäsé), con
los que se revela hacia el exterior.
Maljut como un todo, es llamado a
menudo “el mundo del habla”, de momento que la palabra hablada representa el
medio esencial de auto-expresión, permitiéndole a uno no solamente revelarse a
sí mismo a la realidad exterior, sino también guiarla e influenciarla. Por otra
parte, el habla le permite a uno ejercitar autoridad y “realeza”, el
significado literal de maljut.
Maljut, sirve también como un
instrumento para establecer una identificación con la realidad exterior.
Ejercitar realeza, requiere una extrema sensibilidad hacia las necesidades del
reino que uno trata de regir. Por lo tanto, maljut requiere que todo agente de
influencia dentro de la Creación asuma una postura receptiva con respecto a la
fuente Divina de la autoridad, como el único camino de asegurar el bienestar
definitivo del reino mundano.
Al meditar acerca de la Divinidad,
el alma sólo puede percibir y ascender a las sefirot superiores a través de la
“ventana” o portal de maljut. “Este es el pórtico hacia Di-s, los justos van a
entrar a través de él” (Tehil´lim/Salmos 118:20). En el servicio devoto del
individuo a Di-s, esto significa recibir sobre sí mismo, bajo total compromiso,
“el yugo del reino de los cielos”.
Maljut = 496, que es la suma de
todos los números desde el 1 hasta 31. Sumado a que es un “triángulo” (como fue
descripto anteriormente, respecto de las sefirot tiféret y hod), 496 es un
“número perfecto” (un número que equivale a la suma de todos sus divisores. Los
primeros cuatro “números perfectos” son 1, 6, 28, 496). De esta manera, las
diez sefirot finalizan (llegan a su consumación) con un “número perfecto”.
La unión de las últimas sefirot,
iesod (80) y maljut (496) = 576 = 24 al cuadrado.
El principio, la continaución y el
final de las sefirot (todas a lo largo del eje central), kéter (620), tiféret
(1081), y maljut (496) = 2197 = 13 elevado a 3.
La sefirá de maljut se desarrolla
para formar el partzuf de Nukvá deZéër Anpín. Comenzando como un punto único, Nukvá
DeZéër Anpín recibe todas sus 9 sefirot superiores desde los niveles
individuales de Maljut contenidos dentro de cada una de las sefirot superiores
(maljut de jojmá pasa a ser jojmá de maljut, etc.).
El estado espiritual identificado en el jasidismo como correspondiente a la sefirá de maljut es la de ‘Shiflut’ (humildad).
Comentarios
Publicar un comentario