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Por
Kabbalah y Torah en Expansión
La
destrucción del Templo Sagrado de Jerusalén y del Estado de Israel fue un
preludio necesario para la construcción de una mejor nación. Este es el
significado de la profecía (Bamidbar 25:19):
“De
Jacob saldrá el que tendrá dominio, y destruirá al remanente de la ciudad”.
Biläm
tuvo una visión de la grandeza de Mashíaj, alguien superior a él. Lo que no
comprendió fue que esa pureza podía tener su raíz en la impureza, tal como Avraham
surgió de un Téraj. Cuando llegue Mashíaj, desaparecerán los últimos vestigios
de la escoria que queda de los esfuerzos anteriores por separar lo puro de lo
impuro.
El
“ángel maligno”, personificado por Biläm, tuvo que reconocer este concepto. Biläm
amplió este aspecto de la ‘Gueul´lá’ (Redención) cuando dijo: “Lo veo, pero no
ahora; lo contemplo, pero no cerca” (Bamidbar 24:17). Parece estar
repitiéndose.
Otra
dificultad en las palabras de Biläm es que parecen contradictorias. Primero
dice: “Lo veo…”, sugiriendo una visión clara, mientras que inmediatamente
después describe esto como algo en un futuro lejano, es decir, no tan claro. Lo
que quiere decir es que cada día que pasa contiene elementos de la Redención
total. Esto es lo que Biläm comprende claramente. Lo que no ve con tanta
claridad es la fecha en que este proceso se completará.
‘JaZaL’
(“nuestros sabios de bendita memoria”) han descrito este proceso como: “Una
sola oveja reside entre 70 lobos. Estos lobos intentan diariamente devorar a la
oveja, pero el ‘Shad-dai’ (“Todopoderoso”) la salva de sus garras”, como en
Pesiktá Rabbá 9:2.
El
mero hecho de que el Pueblo de Israel siga existiendo es parte de la prueba de
que la Redención es un proceso continuo. HaShem está ocupado realizando tales
milagros sin que la persona a quien se dirigen se dé cuenta. Por eso Biläm
dice: ‘ERENNU’ (“lo veo”), es decir, como un proceso continuo, “pero no ahora”,
es decir, la verdadera Redención, la llegada de Mashíaj, aún no se ha realizado.
Posteriormente,
Biläm se centra en la visión de la Redención, de la cual dice: “ERENNU VELÓ
ÄTTÁ - Lo veo, pero no ahora”. Revela que hay una fecha fijada por HaShem
para ella, aunque si el pueblo la merece, esa fecha podría adelantarse. Esto es
paralelo a la explicación de los ‘Jajamim’ (sabios) sobre la aparente paradoja
del versículo (Ieshaäiahu 60:22): “BEÏTTÁ
AJISHENNA - A su tiempo, la apresuraré”. El significado es que, si bien
hay un tiempo señalado más allá del cual la Redención no se retrasará, puede
ocurrir antes si Israel la merece (Sanhedrín 98). Es en ese momento que todas
las ‘Kelalot’ (“maldiciones”) previas se convertirán en ‘Berajot’ (bendiciones),
pues la Redención se produjo antes gracias a la respuesta positiva de Israel a
las maldiciones que había tenido que sufrir.
En
el versículo (Devarim 23:6):
“Mas
HaShem tu Di-s no quiso escuchar a Biläm, sino que HaShem tu Di-s te cambió la
maldición en bendición, porque HaShem tu Di-s te ama”.
Las
últimas palabras parecen superfluas, ya que nadie asumiría que alguien que te
odia convierte tus maldiciones en bendiciones. Sin embargo, el significado
podría ser que la ‘Teshuvá’ (“arrepentimiento”) es “grande”, ya que tiene el
poder de convertir las malas acciones pasadas en méritos. Dicha Teshuvá, de
hecho, tiene tal poder cuando es el resultado del amor a HaShem y no del temor
al castigo. Las maldiciones pueden ser una manifestación oculta del amor de HaShem,
pues una vez que cumplen su propósito, eventualmente le permiten convertirlas
en bendición. El amor a Hashem del ‘Baäl Teshuvá’ (“pecador arrepentido”) es
correspondido por Él, de modo que lo que antes eran deméritos se contabilizan
como méritos retroactivamente.
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