POR SU BIEN, TAMBIÉN

 

Por Kabbalah y Torah en Expansión

 

Vaiikrá 21:1,7:

 

“HaShem dijo a Moshé: Habla a los sacerdotes, los hijos de Aarón, y diles… ‘No tomarán mujer que haya sido profanada como prostituta, ni tomarán mujer divorciada de su marido; porque el ‘Kohén’ (sacerdote) es santo a su Di-s’”.

 

En todos los asuntos matrimoniales, está en juego la felicidad de ambos cónyuges, y si surge algún problema entre ellos, está en juego la felicidad de los hijos y las futuras generaciones. Obviamente, un matrimonio prohibido por el Creador y Dueño del Universo no puede ser feliz y sin duda será perjudicial para todas las partes. En otras palabras, si el mencionado ‘Kohén’ (sacerdote) siente algo por la divorciada en cuestión, debe ser consciente de que casarse con ella la expondría a un daño incalculable, no solo en el más allá y en sentido espiritual, sino también en esta vida física.

 

El hecho de que sea incomprensible es irrelevante, pues es cierto que el Creador del mundo sabe lo que es mejor para sus criaturas y, dado que ha prohibido tan estrictamente tal matrimonio, no cabe duda de que es perjudicial. Por lo tanto, incluso por razones humanitarias, el mencionado Kohén, si siente algún afecto por la divorciada [por esa razón también], debería renunciar a la idea y evitar causarse a sí mismo y a ella un daño irreparable, tanto física como espiritualmente.

 

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